Su sesión ha expirado

Iniciar sesión
15°
10 de Julio,  Salta, Centro, Argentina
PUBLICIDAD

Angelitos Morenos trabaja en silencio

Viernes, 27 de enero de 2017 01:30
La dueña de casa y algunos de los chicos, en el comedor. 
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla
El fondo de su casa se convirtió en un agradable sitio donde brinda almuerzo y merienda a niños del barrio Avellaneda. El merendero y comedor Angelitos Morenos funciona en la casa de Ramona Moreno los martes, miércoles y jueves como comedor; y los lunes y viernes, como merendero.
Su ideóloga, con un fuerte espíritu solidario, recalca la satisfacción que siente al poder ayudar a los más humildes. "Siempre estuve al servicio de la gente, principalmente de las personas mayores y de los niños. Antes cocinaba en el comedor del barrio Santa Ana, pero como dejó de funcionar comencé a brindarles comida a los mismos chicos que asistían allá, pero en mi casa", contó a El Tribuno.
Al domicilio de Ramona asisten chicos de diferentes edades, los más pequeños tienen meses y los mayores, 15 años.
Si bien está ubicado en el barrio Avellaneda, también participan niños de otras zonas.

Sustento diario

El merendero y comedor funciona hace 3 años. Sin embargo, su trabajo es tan silencioso que son muy pocas las personas de la ciudad que lo conocen. No obstante, hay quienes colaboran y donan mercadería, pan, verduras, frutas o lo que esté a su alcance.
"A veces no hay para cocinar pero igual me las ingenio para que los chicos coman algo. Aquí nos preocupamos por la alimentación de ellos y yo me siento responsable de que no les falte", subrayó Ramona.
No hay un menú fijo en el comedor, todo depende de las donaciones que se reciban. "Un día puedo cocinar salpicón de pollo, pero la mayoría de las comidas las hago con carne picada porque es lo que me donan. Con 1 kg de carne molida tengo que cocinar para los 35 chicos", describió con crudeza y sin pudor.
A pesar de que esta realidad se repite muchos días, la grandeza de Ramona llega tan lejos que todo lo que logró construir le pertenece y lo comparte. Las ollas, el gas, la heladera, el horno, los mesones, las bancas, todo es de esta gran familia.
"Lo que la gente me pueda donar para cocinar va a ser muy bien recibido. Toda mi vida estuve a la par de los chicos, así que la idea es que esto siga funcionando. Yo quiero y puedo ayudarlos. Pero si recibo ayuda voy a poder hacer mucho más", explicó.
Cabe destacar que los niños que asisten tiene muchas carencias y necesitan sobre todo ropa y calzado.
A las 12 está lista la comida. Cada uno trae su plato, cuchara y vaso porque no alcanzan los que hay. Entre los chicos y Ramona se percibe un cierto respeto pero hay confianza. En medio de algunos chistes, comparten un momento importante en el día.
En épocas especiales como Reyes, Navidad y el Día del Niño, suelen ser agasajados de una manera distinta.
"En esas fechas hacemos comidas particulares como por ejemplo milanesa con papas fritas. En esos días recibimos el aporte de muchas familias y también de la comuna", destacó Ramona.
Su generosidad no llega tan solo a los niños sino que se extiende a los abuelos que viven cerca de su casa. "Conozco abuelitos que están enfermos y por eso les llevo el postre a su casa. Viven solos y me preocupo para que estén mejor", dijo.
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD