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Aunque cueste escribirlo, El Farito no se reabre. Y hay dos formas de explicarlo. Hay razones desde la lógica y desde los corazones.
Existe una gran confusión y los hijos del Pelado Herrera llegaron hasta la planta editorial de El Tribuno para explicar la situación del histórico e irrepetible bar que supo alumbrar la bohemia de las mañanas salteñas durante 50 años aproximadamente.
La tradicional empanadería, de calle Caseros al 500, cerró sus puertas el 5 marzo de 2016 y fueron abundantes las lágrimas que corrieron porque muchos entendieron que cerraba un capítulo de la historia cultural de la ciudad. Eso así fue.
Luego de cerrar, el Pelado Herrera y su hijo Martín se fueron a sus casas a hacer otra historia.
La ficha cayó el viernes último cuando en un acto público y oficial, en el marco de las actividades por el recuerdo de Gustavo "Cuchi" Leguizamón, anunciaron algo que no será.
"Ahora resulta que la Municipalidad se prestó para que un empresario anuncie la reinauguración de El Farito. Eso no será así porque el Pelado no vuelve, las empanadas ya dejaron de prepararse y porque los clientes de El Farito no regresarán a sentarse jamás. No vuelve la magia de ese lugar. Hasta la familia Leguizamón y el intendente Gustavo Sáenz fueron engañados", dijo Marcelo, el hijo mayor de Herrera.
Lo que los hermanos dicen claramente es que se utilizó toda la movida del Cuchi para meter un anuncio de segundo nivel sobre la reapertura del mítico bar donde Leguizamón compartía las tertulias con poetas, escritores, músicos, periodistas, lustrabotas, municipales y "opas" a granel.
"Esto no es una movida del intendente. Son funcionarios que llamaron resignificación a mover la estatua unos metros para llevarla a donde antes estaban las mesas de El Farito; todo esto ante el requerimiento del empresario que usa el nombre de fantasía que es propiedad de nuestro padre. Alguien le tendrá que explicar bien a Sáenz por qué lo usaron", dijeron los hermanos.
Y para chequear la información existe el título de marca número 2.737.070, del Instituto Nacional de Propiedad Industrial, de la Secretaría de Industria y Comercio, con fecha 7 de julio de 2015, en el que se certifica que "El Farito" es un título de marca denominativa a favor de Edmundo Nicolás Herrera en la clase internacional 43 del nomenclador vigente hasta el 31 de julio del año 2025. Y esa información está a disposición de cualquier hijo de vecina que la requiera.
Lo que también está a disposición de cualquiera son los tickets de Teuco Alfajores, propietaria del edificio donde alquilaba la empanadería. Ese papelito que dan si uno toma al menos un café dice "El Farito SRL", con inicio de actividades en agosto del 2013.
"La propiedad del nombre El Farito sigue siendo de mi papá. Nunca hubo nada certificado que diga que su negocio se vuelva abrir, menos luego de las cosas que le hicieron", dijo Marcelo.
Entonces, desde la lógica, la propiedad del nombre de fantasía sigue perteneciendo a Pelado Herrera y no hubo nunca una compra documentada.
Desde el lado del corazón se debe asegurar que nunca volverán esas mesas de debate, de risas y contrapuntos.
Que en Salta, con el cierre de El Farito el año pasado, se clausuró definitivamente una usina de producción cultural importante. Que su cierre fue la antesala de una visión que quiere hacer negocio turístico con la bohemia que en Salta se va diluyendo indefectiblemente.