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Mirar el futuro con los pies en la tierra

CREA permitió pensar la producción agropecuaria de hoy e imaginar la futura. 
Martes, 31 de octubre de 2017 15:39
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Frente a un auditorio de más de 4.000 personas -en el Orfeo de Córdoba, un territorio familiar a los miembros CREA-, Michael Dover, presidente del CREATech, disparó: “Nos enfrentamos a una época de profundos cambios en muchos frentes: eventos climáticos extremos, plagas y malezas resistentes, nuevas demandas de parte de los consumidores, nuevas generaciones con distintas motivaciones, nuevas políticas y regulaciones de gobiernos de todo el mundo”. Esa frase esbozaba, de alguna manera, el temario de los dos días del evento del Movimiento CREA en el cual le propuso a los asistentes ser parte de la construcción de la agenda tecnológica de los próximos años.
“La mejor manera de predecir el futuro, es ayudar a construirlo. Los invito a abrir sus mentes, conectarnos y hacer sinapsis para que todos juntos logremos que el agro sea el motor del desarrollo”, dijo Dover.
Ambiente y cambio climático, Tecnologías y procesos; Empresas atractivas y Las personas y la tecnología, fueron los bloques temáticos del congreso que, cada uno a su manera, movilizaron al auditorio.
Traci Houpapa, directora ejecutiva de la empresa agropecuaria mixta Landcorp (Nueva Zelanda), fue quien dio el puntapié inicial para introducir el tema Ambiente y cambio climático. “Se nos pide por parte del planeta que pensemos de una manera más amigable y sostenible y también se nos pide a los consumidores ver de qué manera se pueden ofrecer más alimentos saludables”, comentó.
Houpapa relató que en Nueva Zelanda están implementando un plan para mejorar la sustentabilidad de las empresas agropecuarias. “En los últimos cinco años hemos visto mejoras, gracias a ese programa, en la calidad del agua, y eso es algo que nos enorgullece”, dijo. Luego apuntó: “Vivimos tiempos de cambios y si decidimos no considerar eso como una oportunidad para mejorar, entonces lo mejor es hacernos a un lado para dejar el lugar a las nuevas generaciones”.
La temática de la huella de carbono y la huella de hídrica fue introducida por Walter Baethgen, investigador de la Universidad de Columbia, al señalar que ambas tendrán cada vez más peso en las decisiones de los consumidores.
Para el investigador, hasta poco tiempo atrás, las preocupaciones ecológicas preocupaban sólo a una minoría; actualmente la gran mayoría de la clase media está pendiente, en mayor o menos medida, de esas cuestiones. Cada vez se tiende más, por ejemplo, a la búsqueda de productos que, sin ser necesariamente orgánicos, requieran un menor uso de fitosanitarios; o a carnes de animales que no sean criados con antibióticos para aumentar de peso, lo que genera varios nichos de mercado.
En este contexto, Baethgen señaló: “Habría que pensar en una huella ambiental integrada, que nos permita manejar las nuevas oportunidades y nichos de mercado”.
A su turno, Ford Denison, investigador del Coollege of Biological Sciences de la Universidad de Minnesota, dijo: “Si podemos copiar a la naturaleza vamos a poder usar una menor cantidad de insumos para producir”. El investigador expuso que el problema generado por el surgimiento o aparición de malezas y plagas resistentes tendrá una tendencia creciente. “El desarrollo de cultivos tolerantes a dicamba es una solución de corto plazo para solucionar el problema de las malezas resistentes a glifosato, porque sabemos que aquellas malezas que ya son resistentes al glifosato no van a tardar en volverse resistentes al dicamba”, describió.
Para Denison, se debería estar tomando “ideas” de la propia naturaleza para generar soluciones que contribuyan a reducir la presión de malezas, plagas y enfermedades. Una de las alternativas, por ejemplo, es estudiar cuál es la mejor distribución de semillas en la siembra para brindar las menores oportunidades competitivas a las malezas. “No es una solución completa, pero contribuiría a reducir el uso de herbicidas”, sostuvo.
Denison señaló que incrementar la diversidad espacial y temporal de cultivos es un factor fundamental para reducir la presión de malezas, plagas y enfermedades. “Algunas plagas pueden adaptarse a ciclos bianuales, con lo cual eso debe ser tenido en cuenta al momento de diseñar rotaciones agrícolas”, apuntó. “El manejo de plagas es regional: no es un problema que afecte a un solo campo. Se necesitan programas nacionales”, sostuvo.
Además, indicó que la mayor diversidad biológica incorporada, por ejemplo, a través de diferentes combinaciones de cultivos de servicio, pueden contribuir a compensar la “exportación” de nutrientes que realizan los sistemas agrícolas actuales.

El desafío ante los alimentos artificiales

“Gran parte de la producción ganadera cambiará o desaparecerá”, con esta frase, se vivió uno de los momentos más disruptivos del congreso. Fue Mark Post, profesor y presidente del Departamento de Fisiología de la Universidad de Maastricht (Holanda), quien la lanzó desde un video, ya que no pudo concurrir personalmente a CREATech.
Post -quien en 2013 presentó la primera hamburguesa del mundo a partir de células madre del músculo de la vaca- anticipó que en tres a cuatro años este producto podría llegar a los restaurantes y en siete a los supermercados. Si bien señaló que se necesitarán décadas de trabajo e inversión para que la industria de la carne cultivada se desarrolle.
Para el investigador holandés, este sistema de producción permitirá reducir la emisión de gases de la ganadería, además será visto con buenos ojos por los consumidores preocupados por el bienestar animal.
Post entiende que el avance de la carne cultivada puede ser una oportunidad para que los productores migren hacia una nueva forma de producir.
“Hablan de carne sintética, pero en realidad se trata de células musculares; se apropian del término carne porque se trata de un alimento que es bien visto por muchos consumidores”, retrucó el investigador del INTA Balcarce, Enrique Pavan, en el bloque posterior.
“El precio de este alimento artificial, si bien viene bajando, es mucho más caro que el de carne bovina natural. Además, habrá que ver cuál es la percepción de los consumidores cuando se enteren de las hormonas artificiales y antibióticos que son necesarios para poder elaborar una hamburguesa artificial”, alertó Pavan.
Para el investigador del INTA el desafío ante la alternativa de los alimentos artificiales es “fortalecernos ofreciendo alimentos que sean accesibles, seguros y sustentables”.
En referencia al impacto climático que genera la carne natural frente a la sintética, Pavan indicó que la evaluación de la huella de carbono de la ganadería debería hacerse de manera integral, incluyendo todos los productos que se generan a partir de un novillo, tales como proteínas animales, cuero, sebo, huesos y sangre. “No es solo carne lo que se obtiene en ganadería”, concluyó.

El futuro de la robótica es hoy

Salah Sukkarieh, profesor de Robótica y Sistemas Inteligentes de la Universidad de Sidney (Australia) y Director de Investigación e Innovación del Centro Australiano de Robótica de Campo, señaló que los robots capaces de monitorear y controlar al ganado en forma autónoma ya son una realidad, “pero representan apenas una ínfima parte de las aplicaciones de la robótica y la inteligencia artificial que se pueden aplicar en el sector agropecuario”.
Australia tiene motivos para favorecer el desarrollo de la robótica agropecuaria, ya que se trata de un país de enormes dimensiones y una densidad de población de 3 habitantes por kilómetro cuadrado (versus 15 de la Argentina). La población agrícola envejece, el productor promedio tiene entre 50 y 60 años, y no hay una renovación, ya que los jóvenes se van a las ciudades.

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