inicia sesión o regístrate.
Dos de ellos, Fabián e Ivana, son rosarinos que hace 16 años emigraron en busca de nuevas oportunidades. Él es exadicto y confiesa que "el camino hacia Dios le salvó la vida". Junto con un grupo de 50 personas, se alojaron en el complejo municipal y diariamente brindaron charlas, visitas, capacitaciones y talleres.
Pertenecen a la iglesia Ciudad de Dios, que se ocupa de rehabilitar a chicos con problemas de adicción y sus consecuencias.
"Estuvimos en los barrios Ramón Abdala, Las Leñitas, Perón, Santa Clara y muchos otros. En el complejo realizamos actividades todos los días. Nuestro equipo trabaja con chicos que fueron recuperados de las adicciones y ya dejaron ese oscuro camino. Nuestro fin es básicamente social y no venimos a presentar ninguna religión, sino testimonios de vida y tratar de brindarle una alternativa a aquellos que no le encuentran sentido a su vida. No sirve de nada hablarle de Dios a alguien que tiene hambre u otros problemas", expresó Fabián, quien aclaró que no reciben subsidios y cada uno asume sus gastos.
Muchos jóvenes rosarinos se sumaron, en esas dos semanas, a las propuestas del grupo riojano. Talleres de música y canto, baile, testimonios de vida y payasos para los más chicos fueron parte de lo planteado.
Ivana, por su parte, describe que su casa funciona como un centro de actividades en la cual participan más de 200 chicos, muchos de ellos todavía en recuperación. "Nuestro trabajo se llama Proyecto Vida y solo estamos para dejar un mensaje de esperanza. Que nos podemos divertir sin drogas ni alcohol. Eso fue algo nuevo para los chicos y durante 13 días, de la mañana a la noche, escuchamos sus historias y recorrimos barrios adaptando nuestro proyecto a sus realidades", indicó.
Y subraya cuatro pilares básicos para la recuperación de un adicto: contención, amor, trabajo y educación.
También adultos
En el grupo también hubo adultos mayores que visitaron el hogar de ancianas y el hospital para llevar un mensaje positivo, trabajando por sobre todo en la contención. "Luchamos mucho contra el ocio. Los chicos llegan con un mecanismo de dormir al medio día, comer tarde, estar mucho tiempo en las redes sociales sin estudiar ni trabajar. Peleamos contra ese esquema tratando constantemente de que tengan algo para ocupar sus días. En La Rioja realizan trabajos en talleres de carpintería, maestros mayores de obras, maestras en artes plásticas y se los capacita para la inserción laboral", explicó el coordinador.Focalizados en Rosario de la Frontera, contaron que "hubo casos acá de niños de 11 años adictos y, con talleres de teatro y payasos, contaron su problema que pasa, principalmente, por destrucciones familiares o violencia en el hogar. Manifiestan que buscaron en la droga una salida que no encontraban en sus casas".
Antes de dejar la ciudad, dijeron: "Agradecemos a todos porque nos recibieron tan bien y esperamos estar nuevamente. Gracias al panadero Díaz que desinteresadamente nos dio el pan todos los días, a la Municipalidad por el alojamiento y a cada uno de los que nos abrieron las puertas de sus hogares para poder llegar con nuestro mensaje".