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El 2016 ha sido un año difícil para una mayoría de argentinos. El sinceramiento de la inflación, que fue de entre 36 y 40 por ciento según quién la calcule, más los cinco años de estancamiento económico (con caída del 2 a 2,5 por ciento del PBI en 2016) han sido variables que hicieron sumamente difícil mantenerse económicamente en este tiempo.
El reporte anual publicado por el Observatorio de la Deuda Social Argentina (OSDA) de la UCA (Universidad Católica Argentina) refleja que entre 2015 y 2016 la pobreza pasó del 29% al 32,9% de la población y se sumaron un total de 1,5 millones de "nuevos pobres", lo que significa que hoy hay 13 millones de argentinos por debajo de la línea de pobreza.
Siguiendo el mismo reporte, la indigencia también creció en el país, si se compara el tercer trimestre de 2016 contra el cuarto de 2015. En menos de un año hubo un aumento de 600.000 indigentes en el país y la indigencia alcanzó al 6,9 por ciento de la población. Esto acumula un total de 2,7 millones de indigentes al tercer trimestre de 2016.
Según la Fundación FIEL, en febrero de este año, el costo de la canasta básica alimentaria de la Ciudad de Buenos Aires para una familia tipo se ubicó en $5.304, en tanto que el de la canasta básica total, en $12.269. Niveles de ingresos inferiores a estos montos convierten a ese hogar en "indigente" o "pobre", respectivamente. Pobre es aquel que no llega a comprar los artículos de una canasta básica total, mientras que indigente es el que no llega a comprar los alimentos necesarios para cubrir la canasta básica alimentaria
Es necesario ganar como unidad familiar más de $12.269 para no ser considerados pobres y más de $5.304 para ser pobres, pero no ser considerados indigentes.
Causas de la pobreza
Las principales causas de este incremento en la pobreza en Argentina son, por un lado, el parate económico que se arrastra desde hace cinco años, que hace que sea difícil conseguir trabajo y ganar lo suficiente para escapar a esta realidad de pobreza e indigencia.
Mientras que, por otro lado, el aumento del 40% de la inflación en 2016 ha empujado a numerosos argentinos a quedar por debajo de los ingresos necesarios para no ser pobres o indigentes.
Los precios subieron y los ingresos no lo hicieron en la misma velocidad, lo que llevó a que mucha gente que antes no era considerada pobre porque ganaba por encima de la línea de pobreza, ahora gane menos de los $12.269 y se haya convertido en pobre. El mismo razonamiento para los indigentes. Numerosas familias que antes ganaban (con changas o trabajos muy precarios) lo suficiente para ser pobres pero no indigentes, ahora como no llegan a ganar los $5.304, son indigentes.
Ya en 2017, enero mostró un alza de precios de 1,3 por ciento y febrero de 2,5 por ciento (principalmente subas en alimentos y servicios), mucho menor al de 2016, pero es necesario seguir con atención para que no pase las metas del 17 al 20 por ciento en 2017 y no caigan más personas en la pobreza.
El NOA y Salta
Si bien el informe de la UCA no contempla la realidad salteña específicamente, podemos acudir al Indec para conocer qué pasa en el NOA y Salta.
En base a sus últimas estadísticas sobre grandes aglomerados que corresponden al segundo trimestre del 2016 se observa que el 35,8 por ciento de los argentinos que viven en la región del NOA son pobres -porcentaje que se encuentra por encima del registrado a nivel nacional-. Este porcentaje está representado por alrededor de 933 mil personas que viven en los grandes centros urbanos de la región, y 1,9 millones si se estima el total expandido que habita en áreas urbanas y rurales de la región. De ese porcentaje se desprende que el 4,8 por ciento de los individuos son pobres e indigentes y el 31 por ciento, pobres no indigentes.
Es importante resaltar que la problemática sería mayor en el NOA, en su interior profundo, en lo que hace a pobreza e indigencia y que no han sido captados por estos números.
Cuando se conozcan los datos del Indec para el período analizado por el informe de la UCA, es probable que los números del NOA y Salta se encuentren nuevamente por encima de la media nacional.
Detrás de estos fríos números hay gente, hay familias que se encuentran inmersas en un problema del que no pueden salir solos. Necesitan la ayuda del Estado nacional, pero por sobre todo de la Provincia, en la forma de ayuda social, educación, infraestructura y crecimiento económico.
La pobreza duele, la indigencia más. Pasan los años y los problemas son los mismos sin mejoras; por el contrario, empeoran. Es necesario hacer un replanteo profundo de funcionarios y políticas.
*Juan Lucas Dapena Fernández es doctor en Ciencias Económicas y profesor en finanzas de UNCba.