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Pasó el 3 de junio y una nueva marcha #NiUnaMenos. Los hechos que suceden en la sociedad traen a los medios cada día cuestiones relacionadas con la discriminación, el acoso, los abusos sexuales, las “desapariciones” y los femicidios. ¿Cuáles han sido los avances en materia de género desde la primera marcha multitudinaria de mujeres en todo el país? ¿Qué temas aún están esperando visibilidad y justicia?
Mónica Menini, referente del Foro de Mujeres, revisa estas cuestiones en conversación con El Tribuno.
¿Qué significó este 3 de junio?
Un nuevo grito. El 3 de junio ha marcado un antes y un después en el movimiento de mujeres y feministas argentinas, que hace muchísimos años marchábamos con una agenda por el día de la mujer trabajadora, la salud de las mujeres, la no violencia contra las mujeres y el aborto legal en América Latina y el Caribe.
#NiUnaMenos es un fenómeno social, cultural, político que es mirado, estudiado y analizado desde todas partes del mundo, incluso desde Europa. Hemos hecho un avance que no ha hecho ningún frente político en nuestro país, que es unirnos en un objetivo.
Había cosas que sucedían en este país y que no estaban en agenda, como la enorme cantidad de desapariciones de mujeres jóvenes y de niñas y niños. Con #NiUnaMenos logramos que temas de la agenda feminista pasaran a la agenda pública. Lo que no hemos logrado todavía es ponerlo en la agenda política.
¿Por qué cuesta introducir estos temas en la agenda política?
Creemos que hay mucho desconocimiento en el sector político respecto de los avances que hemos tenido en tratados internacionales, en legislaciones nacionales y provinciales. Nos faltan legislaciones pero tenemos un montón. El problema es que quienes están en lugares de decisión no las conocen o, si las conocen, no están de acuerdo y no las aplican. Es un tema grave en nuestra provincia la falta de reglamentación de leyes. Reglamentar leyes viejas no nos sirve más. Si yo tengo una ley que tiene cinco o diez años y no la puedo aplicar, se vuelve vieja. Sobre salud sexual y reproductiva logramos una ley pero han pasado los gobiernos sin que nadie la reglamentara. Llegamos a 2016 y no teníamos insumos de anticonceptivos ni hormonas. Eso es un problema. Cuando vamos a la Legislatura, decimos a los legisladores y legisladoras que es su obligación hacer un seguimiento de la práctica de la ley porque, sino, han hecho una ley que está muerta. No pueden quedarse con eso porque, sino, nos tiran un placebo.
¿Qué temas quedan pendientes?
Las mujeres no hablan de que abortaron porque abortar es un estigma muy grande en nuestra sociedad. Cuando comenzó #NiUnaMenos había una discusión dentro del movimiento de si llevar la bandera “Ni una menos por aborto clandestino”. Sin embargo, en la primera marcha, las que estaban sobre el escenario y las que venían en la marea, de distintos partidos y organizaciones, marchaban con el pañuelo verde. Otro tema que ha entrado a la agenda de la mano del movimiento de mujeres es la intersección con las etnias, que tienen tanto peso en nuestra provincia, que es la de mayor diversidad étnica del país. Cuando buscamos datos en los informes de Cepal y de Flacso, parece que los únicos lugares en Latinoamérica donde hay indígenas son Guatemala, Brasil, Perú y Bolivia. Es como si la Argentina no tuviera datos.
¿Qué problemas de género se presentan en las comunidades aborígenes?
En Salta el 7% de la población se ha autoidentificado como wichi, conserva su lengua y sus costumbres. Es muchísimo. Son mujeres que están muy aisladas y que no son solo pobres. Están atravesadas por muchas cuestiones, especialmente por la étnica. Además hay una mirada estigmatizante, como si todo lo que les sucediera fuera por culpa de su cultura. Es como si a nosotras, que vivimos en la ciudad de Salta, nos dijeran que somos culpables de entrar al penal y que nos maten, por ejemplo. “Es una cuestión cultural”, dicen, pero no es solo eso. También es una cuestión de clase, política, económica, social y étnica. Por eso nosotras no solo hablamos de que “Salta es machista” sino también de todo lo que sucede en la provincia.
¿En qué otros espacios se percibe el paradigma patriarcal?
Como militantes e intelectuales tenemos que ser comprometidas con nuestro espacio y con nuestro tiempo. En la Patagonia hay alto porcentaje de varones que se hace una vasectomía y en Salta no encontrás uno. Es una cuestión de salud y no hay información. Hemos hecho un monitoreo en el Valle de Lerma Sur y en Tartagal: los varones conocen los métodos anticonceptivos que usan sus parejas porque ellas les cuestan cómo se usan. Eso es la educación sexual integral (ESI), que no es solo saber usar anticonceptivos. Si no, ¿cómo podríamos aplicarlo desde el nivel inicial? La ESI tiene que ver con los cuerpos disidentes, el respeto, la no discriminación y la igualdad de oportunidades. Eso es educación sexual integral y algunos docentes no lo saben.