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La manguera de un surtidor le estalló en la cara: le ofrecen $200

El damnificado tiene inflamación en la córnea del ojo izquierdo y traumas varios.El incidente provocó daños materiales en su vehículo importado de alta gama.
Sabado, 01 de julio de 2017 00:00
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Un poblador de la localidad de Aguaray vivió un momento de terror cuando el fin de semana anterior llegó a la estación de servicios Refinor, ubicada en la intersección de la ruta nacional 34 y la calle España en Tartagal.

Allí, pretendió, como lo hacía habitualmente, cargar nafta en su vehículo de alta gama. Según recordó Javier Sambonini: "Como hacemos la mayoría de los conductores me bajé del auto con la ventanilla abierta para entregarle la llave al expendedor de combustible".

"Le pedí que me cargara $400 y cuando el muchacho puso la manguera en la boca del tanque de combustible, la manguera literalmente le estalló en el rostro", relató.

Y agregó: "Los dos quedamos bañados de combustible porque la nafta no dejaba de salir de la manguera destrozada, con toda presión. Lo primero que sentí fue un ardor insoportable en el ojo izquierdo por lo que me llevé la mano al rostro. Otras personas que estaban cerca me ayudaron a llegar al sanitario de la estación de servicios para que me lave la cara porque no podía ver. En ese momento me di cuenta que quien había recibido el impacto de todo el combustible era el muchacho que me atendió y pregunté por él. La gente me dijo que no me preocupe, que el chico estaba bien".

Cuando se recuperó, Sambonini volvió hacia su vehículo y en el apuro de evitar cualquier siniestro, los expendedores de combustible le habían volcado gran cantidad de agua en el panel de control del auto y en las butacas tapizadas en cuero.

Sambonini siguió relatando que "le pedí que no siguieran echando agua porque lejos de ayudarme, estaban dañando más al auto en su parte interna. Finalmente, llamé al 911 que se hizo presente en el lugar a los pocos minutos. El personal policial actuó rápidamente, pero cuando solicitaron la presencia del encargado de playa comenzaron los inconvenientes más importantes.

Ni te molestes en denunciar

Sambonini recordó: No eran las 10 de la noche todavía, pero cuando preguntamos por el jefe o encargado nos dijeron que estaba durmiendo. El administrador, de apellido Ontiveros, ya se había retirado y los mismos empleados me dijeron que era muy difícil que regresara, que mejor lo buscara al día siguiente. Pedí el teléfono del propietario de la estación de servicios y me dijeron que es de un empresarioo Loutaif, de la ciudad de Orán".

"Un policía que estaba en el lugar me sugirió que trate de hablar con el dueño y arreglar el tema porque era un funcionario y político, por tanto iba a ser difícil, si hacía una denuncia, que esta prospere", recordó molesto.

Y agregó: "Volví a mi casa y les pedí a los playeros que avisaran lo que había sucedido. Los muchachos no sabían qué hacer y solo atinaron a ponerle una faja al surtidor y lavar el piso donde se había derramado la nafta".

Sambonini recordó que "al día siguiente regresé a Tartagal y me fui a una oftalmóloga. La médica amablemente me atendió, pero como no tengo prepaga ni obra social tuve que pagarle $400 la consulta, como corresponde. Me extendió un certificado donde consta que tengo irritación en la córnea izquierda e inflamación en el ojo y que debo hacerme un tratamiento en un centro de mayor complejidad".

"Volví a la estación de servicios Refinor y como el encargado tampoco estaba, dejé mi número de teléfono. Cerca del mediodía un tal Facundo, que no quiso darme su apellido, me llamó desde Orán. Me dijo que no me preocupe que ellos se iban a hacer cargo de todo. Le dije que no podían vender combustible en esas condiciones, que no tenían ni un plan de contingencia para estos casos y que la manguera seguramente estalló porque hace rato que superó su vida útil; que los playeros estaban solos y que se ocupen de ver si al empleado no le había afectado la vista como a mí. No soy un especialista en seguridad, pero usando el sentido común me daba cuenta de que en la estación de servicios fallaron todos los controles, más tratándose de una estación de la línea Refinor que es una multinacional".

Por sugerencia de ese tal Facundo, Sambonini regresó a la estación de servicios. "Lo encontré al encargado, el señor Ontiveros y me dijo que ya se había comunicado el propietario desde Orán y que le había dicho que me diera $200 por el incidente".

Sambonini se mostró indignado por la situación: "Estos tipos creen que nos pueden tratar como se les venga en gana, abusando de su condición de funcionarios o lo que sean. Hice la denuncia en la Secretaría de Defensa del Consumidor y les envié una carta documento. Como nunca me quisieron dar todo los datos del tal Louftaif de Orán, aunque sospecho de quién se trata, le envié la carta documento a Refinor, que en definitiva es solidariamente responsable de lo que suceda en cualquiera de sus estaciones de venta de combustible".

"Hago pública esta situación para que ningún otro vecino de la zona se vea envuelto en esta situación. No tengo idea de cuánto me costará el tratamiento en la vista ni cuánto me cobrarán para reemplazar todo el material que recubre el torpedo y las butacas de mi vehículo que es de alta gama. Pero no voy a descansar hasta lograr que esta gente trabaje con seriedad, con responsabilidad hacia los clientes que vamos confiados a una estación de servicio sin imaginar que tienen tantas deficiencias", declaró.

Javier Sambonini recordó: "Luego hablé con la señora Carolina Pineda, de Refinor, y se justificó diciéndome que está en otro sector. Pero no me interesa. Para mí, la responsabilidad es del concesionario y la propia Refinor que tendrán que reintegrarme hasta el último centavo", enfatizó.

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