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Don Manuel Acevedo y el Congreso de Tucumán 

Fue cura párroco de Cachi y Molinos, y en el Congreso de Tucumán representó a Catamarca. 
Domingo, 09 de julio de 2017 00:57
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El presbítero doctor Manuel Antonio Acevedo fue uno de los salteños que más se destacó en el Congreso de Tucumán de 1816. Fue uno de los congresistas que propuso, junto a otros pares y al general Manuel Belgrano, que la solución ante el posible caos que podría surgir por la ausencia de autoridad, bien podía ser, instaurar una monarquía atemperada encabezada por un descendiente Inca, y proponiendo como sede gubernamental del nuevo Estado la ciudad de Cuzco por haber sido antiguamente la capital del imperio Inca. Esta postura recibió luego la adhesión del general San Martín.

Si bien aquí en Salta una calle lo recuerda, su fecunda y prolongada labor en el Soberano Congreso, es prácticamente desconocida por la mayoría de sus comprovincianos. Y quizá eso se deba a que no integró aquel ilustre cuerpo en representación de Salta sino de Catamarca, donde era cura párroco de Belén.

Biografía

Don Manuel Antonio Acevedo nació en Salta el 25 de mayo de 1770 y fue bautizado en la vieja iglesia de La Merced. Y como dice don Jorge Lima González, “era un criollo por los cuatro costados por muchas generaciones”. 

Sus primeros estudios los hizo en su ciudad natal pero luego pasó al Colegio de Monserrat de la ciudad de Córdoba donde concluyó su formación universitaria en 1793. Dos años después fue ordenado sacerdote por el obispo de Córdoba del Tucumán, don Ángel Moscoso. En 1799 regresó a Salta donde fundó la Escuela de Filosofía. En 1801 fue designado cura párroco de los Valles Calchaquíes, siendo primero en San José de Cachi, más tarde en Molinos y finalmente en Belén, ya en jurisdicción de Catamarca.

En 1807 regresó a Salta como canónigo de la diócesis que estaba a cargo del obispo Videla del Pino.

La Revolución de Mayo sorprendió al cura Acevedo en nuestra ciudad y de inmediato se sumó a la causa patriota. Más tarde se incorporó al Ejército Auxiliar del Norte cuando su comandante era el general Manuel Belgrano. Así fue que participó de las batallas de Tucumán y Salta, auxiliando espiritualmente a los heridos. Fue justamente por esos servicios que el general Belgrano lo propuso para que se incorporara al Cabildo Eclesiástico, propuesta que Acevedo no aceptó, para regresar al curato de Belén.

Diputado por Catamarca

El 17 de junio de 1815, el Cabildo de Catamarca recibió una comunicación del director Supremo de la Provincias Unidas del Río de la Plata, general José Rondeau. Invitaba al Cabildo catamarqueño a designar sus representantes al Congreso General que en 1816 se reuniría en la ciudad de Tucumán.

Conforme a las instrucciones recibidas, la elección de diputados se realizó el 21 de agosto de 1815, resultando electos el presbítero salteño Dr. Manuel Antonio Acevedo, párroco de Belén, y don José Antonio Olmos de Aguilera, síndico procurador de la ciudad de

Catamarca, quien a poco declinó la designación por razones de salud, siendo reemplazado por otro presbítero, don José Eusebio Colombres, párroco de Piedra Blanca.

Genealogía del prócer

Como el clérigo y diputado Manuel Acevedo no dejó descendencia por razones obvias, es bueno detenernos en sus ascendientes. El fundador de la familia fue don Domingo Acevedo Gondín (1610), quien fundó familia con María Ruiz de Pastrana, hija de un encomendero de Cerrillos casado con Inés de Ortigoza. Ahí comenzó entonces el multiplico hasta el clérigo Acevedo (n.1770). Con los años la familia emparentó con los Arias Rengel, Peralta, Salinas, Elizondo, Díaz Zambrano, Cabral, Gallo, Torino, tanto de Rosario de la Frontera como del valle de Lerma. 

 

Algunas iniciativas del presbítero

Bregó por una monarquía atemperada y establecer relaciones con el Vaticano. 

Como decíamos, el presbítero Manuel Antonio Acevedo tuvo una lucida actuación en el Congreso de Tucumán. Pronunció la oración sagrada en el templo de San Francisco, al inaugurarse las sesiones del cuerpo. Si bien el texto de esa oración se extravió, los asistentes la recordaron por el brillo de la palabra y la convicción del orador. Así, el diputado por Córdoba, doctor Miguel Calixto del Corro, recordaba la pieza oratoria expresándole al joven Nicolás Avellaneda que había sido una “sentida oración con acento superlativo”.

Constituido ya el Congreso, Acevedo fue nominado para integrar la comisión que debía reglamentar el funcionamiento del Estado y reformar el Estatuto Provisional vigente. La integró junto a los diputados Medrano, Castro Barros, Thames, Santa María de Oro y Tomás de Anchorena.

El 9 de julio de 1816 suscribió el Acta de la Independencia y cuatro días más tarde propuso comenzar a discutir la forma de gobierno del nuevo estado. Fue entonces que bregó por una monarquía atemperada, encabezada por un inca, moción que contó con el apoyo de Castro Barros, de diputados del Alto Perú pero duramente resistida por Fray Justo Santa María de Oro y el representante porteño Tomás de Anchorena.

En enero de 1817 ocupó la vicepresidente del Congreso, acompañando la presidencia ejercida por otro salteño, don Mariano Boedo.

En septiembre de 1817 fue presidente “en turno” del Congreso, siendo acompañado en la vicepresidencia por don Matías Patrón de Buenos Aires.

Fue redactor del Estatuto Provisorio sancionado por el Soberano Congreso de las Provincias Unidas de Sud-América para la dirección y administración del Estado, promulgado el 31 de enero de 1818.

Asimismo, se le atribuye al diputado Acevedo ser autor del artículo primero de la Sección Primera de la Constitución de 1819, por el que se declaraba a la religión Católica, Apostólica y Romana como la oficial del nuevo Estado, artículo que fue aprobado por unanimidad. A consecuencia de ello, Acevedo propuso el envío de una misión a Roma con el objeto de establecer las relaciones diplomáticas con el jefe de la Iglesia Católica, “interrumpidas hasta aquí por las dificultades de nuestra guerra actual”, argumentó.

El 2 de diciembre de 1818 fue nuevamente electo vicepresidente del Soberano Congreso, conjuntamente con Tomás Godoy Cruz, de Mendoza. 

Finalmente, Manuel Antonio Acevedo fue uno de los firmantes de la Constitución Unitaria sancionada el 22 de abril de 1819. 

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