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Aunque ya prestaron declaraciones 15 gendarmes que participaron del operativo del 1 de agosto, todavía faltan más. Ayer fue el turno de otros cuatro, aunque todavía no prestó declaración el salteño Nerí Armando Robledo, quien reconoció, en un interrogatorio de la Gendarmería, que le dio un “piedrazo” en la “espalda” a una de las personas que escapaban por el río, según señalaron fuentes de la investigación al diario La Nación.
El abogado de la fuerza destacó que lo importante es lo que declare ante la Justicia, que todavía no lo citó a declarar.
Robledo participó en el operativo ingresando al territorio ocupado por la comunidad mapuche tras haber despejado el corte de ruta.
Este operativo es el foco de las investigaciones en el marco de las dos causas que se tramitan en la Justicia Federal de Esquel: el hábeas corpus y desaparición forzada.
Increíblemente, recién el viernes se conoció la participación de Robledo en el operativo -cuando efectivos corrieron a manifestantes hasta la orilla-, debido a que el agente todavía no había prestado declaración porque había tomado una licencia pocos días después, por “enfermedad de su padre”.
Por tal motivo, se estima que Robledo viajó a Salta después de los acontecimientos que culminaron con la desaparición de Santiago Maldonado.
Robledo declaró ante Luis Lagger, comandante general de la Gendarmería, el oficial superior informante dispuesto por la fuerza. Por otro lado, el gendarme ratificó que luego de esto manifestó ante sus camaradas que efectivamente había lanzado la piedra a una de las personas encapuchadas que habían participado de un corte de ruta.
En su declaración interna, el gendarme aseguró que “uno de los individuos encapuchados le arrojó una piedra que impactó en su rodilla” y que, “en defensa personal”, tomó una roca “pequeña” y se la tiró a los manifestantes que estaban nadando para cruzar el río.
Según contó en su testimonio, el hombre al que le pegó el piedrazo -entre el omóplato y el cuello- estaba a unos 30 metros y llegó a cruzar a la otra orilla, desde donde lo insultó. Lo describió como “una persona robusta y de casi dos metros de altura”.
Además, otros dos agentes confirmaron el episodio: se trata de César Peralta y Walder Ruiz Díaz, quienes también declararon que, luego del operativo, escucharon a Robledo contar que había herido a uno de los activistas.
Además, luego del peritaje que se realizó sobre 70 teléfonos celulares de gendarmes que participaron del operativo realizado en el predio ocupado por la comunidad mapuche Pu Lof en Resistencia, en la estancia Leleque, departamento de Cushamen, el 1º de agosto, hubo un mensaje que compromete al efectivo salteño.
“Tené cuidado, no comentes nada. Vos no escuchaste ni dijiste que Robledo le dio un piedrazo al individuo”, es el mensaje de WhatsApp que recibió uno de los gendarmes y que luego borró.
Además, esta no fue la única precaución que tomó el miembro de la fuerza, de quien aún no se rebeló la identidad, sino que además borró la aplicación. El mensaje había sido enviado por un contacto agendado como “Amor”, lo que hace suponer a la Policía Federal que se trata de la pareja del gendarme.
Al mismo tiempo, los investigadores evalúan otra hipótesis, centrada en el subalférez Emmanuel Echazú, otro gendarme que participó en la primera línea del operativo. Este agente terminó con una fractura de mandíbula por un supuesto piedrazo y, por eso, creen que podría haber tenido una reacción violenta contra algunos de los manifestantes.
Además, Echazú fue el encargado de elaborar el acta de todo lo acontecido en el campo a la vera de la ruta 40 durante aquella jornada.
Por lo que buena parte de la versión oficial de lo ocurrido el 1º de agosto en Cushamen fue escrita por ese gendarme.
El subalférez permanece de licencia y no ha tenido ningún contacto con los medios. Hasta ahora, solo se conocen unas fotografías en las que se lo observa con el rostro golpeado y ensangrentado, producto de la herida.