inicia sesión o regístrate.
Pareció vencido, demolido no solo por lo bien que jugó el austríaco Dominic Thiem (8 del mundo) en los dos primeros sets, sino también por el estado gripal con el que jugó el partido de octavos de final del Abierto de los Estados Unidos. Pero tantas veces estuvo Juan Martín del Potro en esa misma situación que nunca hay que darlo por vencido. El tandilense ganó en cinco sets un partido que lo tuvo dos sets abajo y con dos match points en contra en el quinto parcial.
Del Potro escribió este lunes una nueva página de gloria en su brillante carrera tenística al superar a Thiem por 1-6, 2-6, 6-1, 7-6 (1) y 6-4, y avanzó a los cuartos de final. Pese a estar afectado por un estado febril que casi lo hace abandonar en los primeros tramos del encuentro, Del Potro dejó el corazón en la cancha y batalló con hidalguía para imponerse en tres horas y 34 minutos de juego, tras levantar dos match points.
En la próxima instancia del certamen, el argentino se medirá el miércoles nada menos que contra el suizo Roger Federer, vencedor ayer del alemán Philipp Kohlschreiber.
De movida nomás se pudo apreciar que Del Potro no estaba en condiciones físicas óptimas y eso se evidenció en la doble atención médica que recibió solo en el primer parcial. El austríaco dominó por completó los dos primeros sets, para ponerse fácilmente en ventaja por 1-6 y 2-6.
Del Potro dio muestras de recuperación en el tercero; arrancó el tercer parcial ganando 3-0, aprovechando en buena medida una gran cantidad de errores no forzados cometidos por un relajado Thiem, y puso todo para quedarse con el set por 6-1, en 31 minutos.
En el cuarto parcial el tandilense empezó a escribir otra página de gloria en su carrera tenística. Levantó un 2-5 para igualar en 5, superó dos match points en el duodécimo game, y forzó el tie break, que ganó 7-1 ante un público que explotó en cada pelota
Dejando el alma en cada tiro, Del Potro siguió jugando en un gran nivel en el set decisivo que terminó ganando por 6-4 tras una doble falta del austríaco. Fue una nueva hazaña de Del Potro, de esas a las que ya nos tiene acostumbrado.