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6 de Julio,  Salta, Centro, Argentina
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Diario de viaje: La suerte cambia en San Juan de Marcona

 El mar está a unos kilómetros y la brisa llega al campamento. Fue un buen tercer día, porque descansamos y los salteños tuvieron una gran etapa. 
Lunes, 08 de enero de 2018 22:34
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No es el cuyo argentino y el campamento no se llama El Zonda. Pero también se llama San Juan, aunque de Marcona y el viento sopla tan fuerte como el de nuestro país. Es la etapa 3 del Dakar y como en Pisco, haremos dos días en este lugar. La noche antes de salir fue muy agitada porque habíamos asistido a una Reserva Nacional en la costa del Pacífico con paisajes increíbles entre el imponente desierto y playas. Al llegar, veo que Ramón Núñez no había cumplido su trayecto y me preocupo. Ya es tarde. Corro hacia donde está su asistencia, bastante alejada de la sala de prensa, y logro distinguir al piloto salteño. Está rodeado de personas y me llama la atención. Camino unos pasos más y veo el auto destrozado. Uno de sus asistentes me hace señas. No va más. En su estado de shock logra decirme que dio varios tumbos en las dunas y va a intentar seguir pese a que los comisarios deportivos son bastante duros. Me doy cuenta que eso no va a pasar y que Núñez vuelve a quedar afuera en la etapa 2, como el año pasado. Me apena. Tan lejos de casa, los tres salteños en competencia y sus equipos, terminan siendo una especie de familiares. Les deseas lo mejor, con total sinceridad.

Vuelvo corriendo tan rápido como fui. Hay que avisar al diario. Escribo rápido, mando fotos y reciben la noticia. Está todo ok. A bañarse, comer y subirse al micro.

La madrugada de este lunes 8 de enero arrancó mucho mejor de lo que comenzó. Dormimos en un coche cama, muchísimo mejor que las benditas tablas del Media Center.

A las 7 me despierto y veo que llegamos a destino, aunque la mayoría sigue durmiendo. Miro por la ventana y solo veo dunas, el paisaje de nunca acabar. Pero giro a la izquierda y logro distinguir el Pacífico. ¡Hay mar a 2 kilómetros y casitas alrededor!

Desayunamos apenas unos minutos después y el chofer nos indica que podemos dejar las cosas en el micro, porque nuevamente dormiremos ahí. ¿Qué otra buena noticia puede haber? Y hay novedades muy rápido. De entrada Kevin Benavides lidera la etapa, se sostuvo al frente durantre casi todo el trayecto, pero al final lo superó Sam Sunderland. Reniego por el inglés, pero falta mucho y está bueno que no lleve el peso de ser el primero.

Un rato después pasa por el final de la especial Luciano, el debutante y menor de la familia. Llega decimonoveno y se ubica 16° en la general. Es una buena posición para un joven de 22 años que recién hace sus primeros pasos en el mundo del rally.

Es el momento de almorzar en Sodexo, la compañía encargada de la alimentación para todos. Hay pollo con ensalada, pero descarto la segunda opción y repito lo de siempre: fideos, acompañando al ave. El postre es un durazno.

Voy a buscarlo a Kevin, lo veo al gran Tomás, el Cholo. Me llama y podemos pasar, pero hoy acompañan colegas nacionales y el salteño baja de la casa rodante. Está conforme, se le nota y horas previas a su cumpleaños, está tan concentrado que no lo tiene en cuenta. Se rie con el recordatorio y vuelve a descansar.

Escribo y salgo para el búnker del menor de los Benavides. Va caminando a lo lejos con el chileno Quintanilla. Lo llamo y se detiene. El trasandino sigue su camino. Charlamos hasta llegar al campamento de KTM y me dice que está muy bien y sorprendido por como marcha su debut. Antes de despedirlo le pregunto por Kevin y me dice que no lo vio más. Quiere darle un abrazo en su cumpleaños y espera poder verlo.

La sala de prensa me espera y el pueblo también. Algo se nos ocurrió y si sale como espero, se los cuento mañana, ya que seguiremos en este San Juan trucho. Acá no está mi tía Cristina, ni mi tío Faisal para recibirme. Pronto los saludaré, en El Zonda original.
 

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