inicia sesión o regístrate.
"Vimos a cuatro integrantes de una familia de La Curvita que salieron al camino y se trasladaron durante unos cuatro kilómetros con el agua literalmente hasta el cuello para llegar hasta la ruta. Llevaban una balsa de fabricación casera hecha con palos y globos", el relato, entre sorprendido y apenado, pertenece a uno de los enviados de El Tribuno a la zona de las inundaciones.
Durante toda la jornada se pudo ver en la entrada del pueblo de Santa Victoria Este colectivos de Saeta y privados, y camionetas oficiales y particulares que esperaban al costado de la ruta y, cuando llegaba un pedido de ayuda desde algún lugar donde aún los pobladores no habían aceptado que se los evacue, salían a socorrerlos y buscarlos para llevarlos a un lugar seguro.
En todo el camino desde La Curvita hasta Santa Victoria Este podía verse gente al costado de la ruta, acampanado, cerca de las zonas donde están sus casas. El mismo panorama pudo observarse todo el día en la zona de Santa María.
La mayoría de quienes se quedaron son gente mayor, que decidió permanecer en el lugar porque temen más perder sus cosas que al río.
"Hay gente que está esperando que llegue el agua, no tienen miedo", manifestaba el cronista de este medio.
Mientras tanto, en el centro de desplazados del CIC Norte de Tartagal, varios pobladores de la zona, en su mayoría mujeres con sus hijos, manifestaron su preocupación por la posibilidad de perder las pocas pertenencias que tienen, aunque valoraron el poder estar en un lugar a salvo con sus hijos.
La preocupación por la situación en la que quedarán inmersos una vez que se supere la contingencia climática es el denominador común.
Blanca es una vecina de Santa Victoria que manifestó: "Desde las 22 de ayer que llegamos al albergue".
"Estamos tristes. Esto es una pena, vamos a perder nuestras cosas... pero al menos pudimos sacar a nuestros hijos", se consoló. La mujer dijo además que "sin embargo, nuestros maridos se quedaron en nuestras casas a ver qué cosas pueden salvar".
Ofelia, en tanto, manifestó: "No pudimos sacar nada, nos vinimos con lo puesto".
"Aprovechamos que llegaron muchos colectivos a buscarnos y vinimos para ponernos a salvo, sobre todo por nuestros hijos", completó.
Un grupo de pobladores de El Cañaveral manifestaron a El Tribuno que en realidad "somos pocos los que aceptamos venir, la mayoría de los hombres se quedaron".
"Acá por suerte nos atienden bien, pero no sabemos con qué nos encontraremos al volver a nuestras casas", expresaron.
Un hombre consultado por este diario contó: "Yo soy remisero en Santa Victoria, pero ahora estamos ayudando a traer a la gente que necesita venir".
"Lo que está pasando nos pesa, nos duele mucho", dijo, y agregó: "Estuve toda la noche trayendo gente con mi auto, allá quedan muchos voluntarios trabajando bajo la lluvia, pero yo no puedo volver porque ya no puedo entrar con auto a esa zona".
"Ahora me voy a descansar un rato y después vuelvo a ver cómo más podemos colaborar para ayudar a la gente", completó.
Puente aéreo y asistencia
Ante la imposibilidad de la extracción terrestre de aquellas personas damnificadas por los desbordes de los cursos de agua en el norte provincial, las autoridades provinciales pusieron en marcha un puente aéreo para atender los casos prioritarios en los departamentos Rivadavia, San Martín y Orán.
Durante la tarde de ayer trasladaron a dos personas en vuelos sanitarios hacia el hospital de Tartagal desde los parajes El Pato, a un paciente diabético de 87 años y desde Las Vertientes a una mujer descompensada.
Asistencia sanitaria
Además, se realiza asistencia sanitaria intensificada en Santa Victoria Este.
A través del Samec se montaron puestos médicos de avanzada sobre la entrada del paraje La Curvita, otro sobre la ruta provincial 54 y se distribuyó el personal del área operativa en las comunidades de Santa María, Misión la Paz, Las Vertientes y Pozo El Tigre.