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¿Guerra entre Venezuela y Colombia?

El colapso en la frontera colombiano - venezolana, una porosa línea demarcatoria de 2.229 kilómetros, provocado por la estampida de venezolanos hambrientos que huyen de la catástrofe económica que azota a su país agravó la tensión. 
Jueves, 15 de marzo de 2018 00:00
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El pensador francés Raymond Aron decía que "no hay nada más lejos de los acontecimientos históricos que las intenciones de los protagonistas". La frase sirve para ilustrar acabadamente sobre el riesgo que encierra una posible escalada en el conflicto entre Venezuela y Colombia, dos países con serios conflictos internos, aunque de distinta magnitud. Ninguno de los actores involucrados quiere una guerra, pero los acontecimientos tienen su propia dinámica y la tormenta se divisa en el horizonte.

El colapso en la frontera colombiano - venezolana, una porosa línea demarcatoria de 2.229 kilómetros, provocado por la estampida de venezolanos hambrientos que huyen de la catástrofe económica que azota a su país, cuya tasa de inflación trepó en 2017 al 2.700%, agravó la tensión existente en la relación entre los gobiernos de Nicolás Maduro y de Juan Manuel Santos, ambos inmersos en sendos procesos electorales.

El Gobierno colombiano señaló que otros 500.000 venezolanos han ingresado al país en los dos primeros meses de este año. Joel Millman, vocero de la agencia migratoria de las Naciones Unidas, expresó que "a parámetros mundiales, Colombia está recibiendo migrantes a un ritmo que se equipara a lo que hemos visto en los Balcanes o en Grecia, así como en Italia en 2015, durante el pico de la emergencia migratoria en Europa".

Según Wall Street Journal, los números correspondientes a Venezuela pueden ser comparados con los 700.000 sirios que solicitaron asilo en Alemania o los 700.000 miembros de la minoría "rohingya" que escaparon a Bangladesh desde Myanmar (Birmania) el año pasado. Una décima parte de la población venezolana ya abandonó el territorio nacional.

Acusaciones cruzadas

Mientras esto ocurre, Bogotá acusa a Caracas de proteger las actividades del Ejército de Liberación Nacional (ELN), que luego de la ruptura de las negociaciones de paz con el gobierno de Santos intensificó la utilización del territorio venezolano como santuario. El comandante de las Fuerzas Armadas colombianas, general Alberto Mejía, reveló que la cúpula del ELN está refugiada del otro lado de la frontera y que el grupo guerrillero engrosa sus filas con ciudadanos venezolanos, incluidos varios suboficiales del Ejército.

La inteligencia colombiana estima que ese reclutamiento reconoce dos afluentes. Uno es la protección que una fuerza militarizada puede proporcionar a una población desesperada. La otra sería el respaldo del régimen "chavista" a los guerrilleros del ELN, como anteriormente ocurriera con sus cofrades de las Fuerzas Armadas Revolucionarias Colombianas (FARC) antes del acuerdo de paz que determinó su reciente disolución.

En réplica a estas acusaciones, los voceros del "chavismo" sostienen que Santos prepara una invasión a Venezuela, auspiciada por la administración de Donald Trump, convencida de que el régimen de Maduro no caerá por efecto de una revuelta interna y que será necesaria una intervención militar que precipite su derrocamiento. Arguyen que el tema habría sido analizado durante el viaje a Bogotá del secretario de Estado norteamericano, Rex Tillerson, acompañado en la oportunidad por el jefe del Comando Sur, almirante Kurt Tidd.

El fiscal general venezolano, Tarek William Saab, un militante "chavista" que reemplazó en el cargo a Luisa Ortega Díaz, exiliada por sus denuncias sobre la corrupción de la jerarquía gubernamental, denunció que "se está planteando nada más y nada menos que reeditar épocas ya canceladas en la historia de la humanidad, como es la ocupación a sangre y fuego de un país pacífico como Venezuela".

Coincidentemente, el Ministro del Interior, Néstor Reverol, aseguró que "tenemos informaciones y pruebas contundentes sobre la captación y el reclutamiento de ciudadanos venezolanos por el Ejército de Colombia". Agregó que numerosos ciudadanos venezolanos estarían recibiendo "documentos de identidad colombiana, cédulas de ciudadanía y luego son incorporadas al servicio militar obligatorio colombiano. Unidades del Ejército han iniciado la captación de un número importante de venezolanos con especial búsqueda si tienen experiencia militar o policial".

El peso de las circunstancias

Mientras tanto, Antonio Ledesma, exalcalde de Caracas refugiado en Madrid, expresó una visión opuesta: "El problema es que tenemos a un régimen jugando a la guerra; a mí no me extrañaría que mañana Maduro saliera con una de las suyas y montara un escenario de distracción jugando a la guerra con Colombia o provocando cualquier confrontación para que la gente desvíe el foco".

Como si todo esto no alcanzara como motivo de preocupación, hay evidencias crecientes de que los departamentos del norte de Colombia, particularmente Santander, fronterizo con Venezuela, anteriormente en manos de las FARC, están siendo ocupados por fuerzas irregulares vinculadas con las redes del narcotráfico.

Más allá de las intenciones, importan los hechos y las circunstancias. El régimen de Caracas está acorralado por la hiperinflación y el desabastecimiento de alimentos, medicamentos y otros productos de primera necesidad. Esta situación crítica se desarrolla en medio de una campaña electoral para las elecciones presidenciales previstas para el 22 de abril. Maduro va por la reelección, pero si bien la mayoría de los partidos opositores proclamaron la abstención, el primer mandatario no las tiene todas consigo: hay un exchavista, Henri Falcón, que busca capitalizar la disconformidad colectiva para producir un batacazo en las urnas.

También en Colombia hay elecciones presidenciales, cuya primera vuelta tendrá lugar el 27 de mayo. Las encuestas colocan en primer lugar al candidato izquierdista Gustavo Petro, exalcalde de Bogotá. La derecha más recalcitrante, encabezada por el expresidente Álvaro Uribe, crítico del acuerdo de paz concertado por Santos con las FARC, acusa a Petro de "castrochavista", aunque el imputado hace lo imposible por desmentirlo. En esa polarización, Santos quedó virtualmente al margen de la competencia, pero la derecha "uribista", cuya prédica tiene un notorio eco en las Fuerzas Armadas, agita la confrontación con Caracas.

Si a la crisis humanitaria desencadenada por la migración masiva de venezolanos a Colombia se agregan la acción del ELN, la conveniencia táctica de Maduro de confrontar con Colombia para galvanizar su frente interno, el interés de la derecha colombiana en denunciar la intromisión "chavista" para perjudicar electoralmente a Petro y la interferencia de los grupos paramilitares asociados al narcotráfico, cabe entender por qué el escenario se asemeja a un polvorín con varios interesados en encender la mecha para su estallido.

 

 

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