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Quizá sea hora de mejorar la política

Martes, 06 de marzo de 2018 00:00
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La reforma política se está instalando como debate institucional en la provincia. Una mayoría clara de personas se inclinan por acortar los mandatos y terminar con las reelecciones indefinidas de intendentes, senadores, diputados y concejales. Hay intendencias y bancas que parecen propiedad privada de quien, en el espíritu de la democracia, debería ser un ocupante transitorio.

Los municipios, a veces, funcionan como ducados, es decir con características casi monárquicas. Y algo similar sucede con los legisladores, que parecen "atornillados" a sus bancas.

La democracia establece períodos, justamente, para que haya cambio de aire y de expectativas en la vida política. El poder, en democracia, no corresponde a un linaje sino a quien es capaz de liderar a los conciudadanos y mejorar la realidad.

Pero desde el poder es más fácil ganar una elección.

La modernización de la política, en todo el mundo, apunta a superar uno de los más grandes obstáculos de la democracia: el clientelismo.

Es una práctica antigua que se nutre de las necesidades de los sectores más vulnerables, condiciona el derecho de elegir y vuelve tentador mantener una "clientela de pobres".

Discutir la modernización de la política es el motivo de las reuniones -informales- que siguen realizando en estos días los firmantes del Consenso de cambios para el progreso de Salta. Ayer, Ricardo Gómez Diez, autor de "Legitimidad democrática y valor del voto en Salta", coincidió en que "está pendiente el tema de limitar las reelecciones indefinidas en los cargos políticos, de los intendentes, de los legisladores".

Gómez Diez es, desde hace mucho tiempo, un fuerte crítico del desequilibrio que muestra el mapa electoral de Salta. Por la distribución de los departamentos, donde muchas veces se elige un solo diputado, y en todos los casos, un solo senador, habitualmente la primera minoría, incluso ajustada, se convierte en "mayoría automática" en la Legislatura

El senador nacional Rodolfo Urtubey, quien no firmó aquel consenso de hace cuatro años, ayer se pronunció a favor de "una reforma acotada que asegure el fin de las reelecciones indefinidas de legisladores y en las autoridades municipales". Incluso, el nuevo jefe de Gabinete municipal, Luis García Salado, abogó por la limitación de los mandatos, a la duración de las gestiones y a la inamovilidad de los jueces. Firmante de aquel consenso, sostuvo que "los partidos políticos deberían ser convocados y llegar a una solución a través del acuerdo".

El clientelismo

Quienes impulsan este debate piensan que la reforma de fondo es la que cambie la ley y la cultura política.

Y no se trata de una cuestión doméstica ni de una mala tradición de Salta. Es lo mismo que el nombramiento de parientes: ocurre en todos los estamentos y no es "copyright" de un partido. Una investigación de la École de Hautes Études de Francia señala que la mala praxis política y la eternización en el poder obstruyen el "empoderamiento" de los sectores de menos recursos y se oponen a la superación de la pobreza. También conspira contra la calidad de la democracia y la transparencia de las gestiones, y se apropian con malas artes del "voto de los pobres". Y los ejemplos que pone la École corresponden a todos los países: no se trata de mejores o peores políticos, sino mejores o peores políticas... y mejores leyes, advierte.

Las normas son para todos, simplemente, porque parten de la base de que en la política no existen los santos ni los iluminados.

 

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