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1 de Julio,  Salta, Centro, Argentina
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El desafío de aprender

Viernes, 04 de mayo de 2018 00:00
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Recientemente conocíamos los resultados de las pruebas APRENDER que se realizaron a fines del año pasado en casi 29 mil escuelas a nivel nacional, y que contó con la participación de 900 mil estudiantes; en Salta involucró a 1.096 establecimientos y 36.749 educandos; se realizó a los alumnos de los últimos años de la Primaria y la Secundaria tanto para los que asisten a establecimientos de gestión estatal como privada; fueron evaluados en Lengua, Matemáticas y Ciencias y los resultados de aprendizaje, en términos generales, fueron poco satisfactorios: niveles bajos, marcada desigualdad y avances lentos si se tiene en cuenta la prueba ONE 2013. Aunque la tasa de escolarización es buena, tanto en Argentina como en Salta, el aprendizaje es otra cuestión. Muchos niños y jóvenes no logran alcanzar las competencias básicas en las áreas que fueron evaluados. Los resultados obtenidos reflejan que el alumno matriculado no necesariamente está aprendiendo y si se tiene en cuenta el perfil de los estudiantes según nivel socioeconómico (NSE), los que viven en hogares con nivel bajo producen resultados más desalentadores con respecto a los que viven en hogares medios y altos; esto nos interpela y hace un llamado a una reflexión también de tipo moral, en el sentido que la escolarización sin aprendizaje no es solo una oportunidad desaprovechada, sino también una gran injusticia: los niños y jóvenes de hogares marginados son los que más necesitan de una buena educación para prosperar en la vida y es en este sector donde se observan las mayores dificultades.

La peor fractura

La crisis en el aprendizaje está ampliando la desigualdad; los niños y jóvenes de hogares pobres en Argentina y Salta, aprenden mucho menos.

El porcentaje de niños de la escuela primaria que superan el umbral de competencia mínima es, a menudo bajo como también lo es en la secundaria; esto es más preocupante en el caso de Matemáticas: solo el 31% de los estudiantes alcanza niveles de desempeño Satisfactorio o Avanzado y el nivel de desempeño que concentra la mayor cantidad de estudiantes es por debajo del básico con el 41%.

En la evaluación APRENDER 2016, el 40,9% de los estudiantes estaba por debajo del nivel básico y 29,3% satisfactorio (es decir, un 70,2% es la proporción que está en el nivel entre básico y bajo) y en el 2017 aumentó: el 41,3% está debajo del nivel básico y el 27,5 básico (es decir, un 68,8%). Mejoró en 2 puntos el nivel satisfactorio pero disminuyó el avanzado en Matemática (de 5,2 a 4,2%); acentuándose la diferencia entre el ámbito rural y el urbano. (Casi 10 puntos)

En matemática, la diferencia entre gestión estatal y privada también es notable: casi el 50% está bajo el nivel básico en la estatal mientras que en la privada el 26,7%. En los establecimientos de gestión estatal: el 77,7% está entre el nivel básico y por debajo del mismo y el 22,3 es satisfactorio y avanzado (20,4%; 1,9% respectivamente). En la privada; el 53% está entre el básico y por debajo del mismo mientras que el 47% entre satisfactorio y avanzado (38,8% y 8,2%). En Salta, en matemática, estamos peor con respecto a la ONE 2013: es mayor el porcentaje de alumnos que están por debajo del nivel básico.

Sistema en crisis

Platón, uno de los filósofos mas importantes de la historia, cuando funda la "Academia" -considerada un espacio de aprendizaje que sirvió como inspiración para la creación que hoy entendemos como universidad- pensaba a las Matemáticas como la base del conocimiento, con la Geometría como la llave para desentrañar los misterios del universo. En la puerta de entrada a la Academia había un cartel que decía: "No dejen entrar a nadie aquí que ignore la Geometría", es decir, que no sepa Matemáticas.

Ya en aquel entonces, manifestaba y enseñaba la importancia de las Matemáticas para la educación de los jóvenes. Actualmente, las deficiencias en el aprendizaje, lamentablemente, tienen consecuencias a posteriori y se manifiestan como brechas de habilidades en la fuerza laboral. Reiteradamente se discute sobre la escasez de habilidades laborales y no solemos relacionarla con la problemática del aprendizaje en la escuela pero los dos elementos son partes del mismo problema.

Escuela y trabajo

La falta de competencias reduce la calidad del empleo, los ingresos y la movilidad laboral. El aprendizaje condiciona la aptitud de las personas para el trabajo; es decir, la capacidad manifiesta para llevar a cabo diferentes tareas que se le asignen; lo que es posible que haga. En este sentido, para cualquier puesto de trabajo, la habilidad numérica por ejemplo es fundamental; tener aptitud para hacer operaciones de forma rápida y correcta es importante y valorado tanto en los vendedores, cajeros, gestores en general y profesionales por ejemplo.

No menos importante son otras habilidades como la verbal, relacionada con la capacidad de entender lo que se lee o escucha y la relación de las palabras entre sí. ¿Cuántas quejas escuchamos en el ámbito laboral que alguien no entendió una consigna?

La habilidad en cuanto al razonamiento inductivo o deductivo que permiten resolver problemas y usar la lógica no es menos importante: un supervisor debe poder elegir entre 2 o más alternativas distintas que le den los empleados o un vendedor pronosticar la demanda de un producto.

Destaco lo positivo que es evaluar los niveles de aprendizaje, como se lo hace a través de las distintas pruebas nacionales e, inclusive, internacionales, pero para actuar con eficacia sobre el problema de aprendizaje que las mismas reflejan, además de investigar en profundidad las causas hay que implementar políticas activas; determinar de qué forma el sistema educativo les está fallando a las escuelas y estas a los estudiantes.
Un buen punto de partida, es que en esta Prueba Aprender se le consultó a los directivos del nivel secundario, por ejemplo, cuales consideran son las mejores estrategias de mayor impacto para mejorar la escuela, y, en orden de importancia, manifestaron la concentración de los cargos en una misma escuela; cambios en el formato escolar; mayor involucramiento de las familias y toda la comunidad educativa; mejorar la articulación con la escuela primaria y nivel superior; mejorar las propuestas de capacitación y perfeccionamiento docente; apoyo escolar en la misma escuela; cambios en el régimen académico; implementación de medidas alternativas en la repitencia; pasantías laborales dentro y fuera de la institución; y cambios en el diseño curricular.
Son un buen punto de partida para comenzar a diseñar planes para la acción.
Cuando se les consulta a los alumnos, cuáles son los temas que la escuela debería abordar o enseñar y no lo hace, en orden de importancia, manifestaron: el uso de nuevas tecnologías y educación sexual las manifiestan en el mismo orden de importancia; luego violencia de género y otros tipos de violencia; talleres de arte, música y teatro; elaboración de proyectos; trabajos con la comunidad; y talleres de cocina y manualidades son los principales.
Es evidente que las expectativas manifestadas por los alumnos no se condicen con las manifestadas por los directivos, pero tener en claro esto y que esta información sirva como insumo básico para el diseño de cursos de acción sería un buen comienzo.
 Para actuar con eficacia que implementar políticas activas para corregir un sistema educativo que falla a las escuelas y estas, a los estudiantes.
 

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