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Mika Feldman Etchebéhere, la argentina que le enseñó a los estudiantes franceses a armar barricadas

En mayo de 1968 en París, los alrededores de la Sorbona se encontraban rodeados de barricadas. En medio de los enfrentamientos entre estudiantes y policías, una anciana enseñaba a un grupo de jóvenes a arrancar los adoquines. Era la argentina Mika Feldman Etchebéhere.
Viernes, 04 de mayo de 2018 19:00
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En mayo de 1968 en París, los alrededores de la Sorbona se encontraban rodeados de barricadas. En medio de los enfrentamientos entre estudiantes y policías, una anciana enseñaba a un grupo de jóvenes a arrancar los adoquines. Una carga policial empujó a los estudiantes a otras calles y dejó expuesta a la mujer, que se refugió en un portal. Un policía la vio y la ayudó a llegar a su casa convencido de que se trataba de una vecina desorientada. 
Lo que nunca supo el policía es que aquella mujer era la argentina Mika Feldman-Etchebéhere (1902-1992), la única extranjera que ostentó el rango de Capitana en la Guerra Civil española, donde estuvo al frente de una columna de milicianos del POUM (Partido Obrero de Unificación Marxista).

Mika Feldman Etchebéhere. Foto agencia Télam.
"En 1968, a sus 66 años, Mika enseñaba que para hacer las barricadas había que utilizar guantes ya que, si no los usaban, la policía podía detenerlos con mayor facilidad", reveló su sobrino nieto Arnold Etchebéhere en el documental, "Mika, mi guerra de España", realizado por sus familiares, los documentalistas Fito Pochat y Javier Olivera, basado en las memorias de la anarquista argentina con título homónimo (editado por Milena Cacerola y Motoneta Cine, 2013)
"Una vez, luego de darle los guantes a un chico, se fue a su casa a buscar más para llevarle al resto. En el camino, un policía la detiene y luego de preguntarle qué hacía por allí la acompaña a su casa, por el peligro que había en la zona. Justo a ella, que estaba organizando las barricadas", agregó Arnold Etchebéhere.

Una vida de compromiso
La vida de Mika, que fue plasmada en una novela de la escritora Elsa Osorio en su libro Mika (Seix Barral, 2012), fue épica y legendaria.

Nacida en 1902 en Moises Ville, provincia de Santa Fe, su familia de origen judío huyó de los pogroms de la Rusia zarista a principios del siglo XX. Años después, los Feldman se mudaron a Rosario y a poco de empezar la secundaria en el Colegio Nacional, Mika integró a sus 14 años un grupo anarquista y fundó la agrupación feminista Louise Michel.

Mika publicó artículos reclamando el voto femenino en la revista Insurrexit, luego fue expulsada del Partido Comunista argentino (PC) y tras la Semana Trágica de 1919 emprendió un viaje por la Patagonia con un consultorio odontológico itinerante junto a su marido, Hipólito Etchebéhere, y en ese marco idílico decidió dejar atrás la vida que calificaba de burguesa para estudiar y ahorrar dinero para comprar pasajes, instalarse en Europa y dedicar su vida a concretar la anhelada revolución.
En 1931, la pareja se instaló en Berlín pero a pesar de la euforia inicial por participar en masivas marchas anarquistas, tres años después abandonaron Alemania.
Ante la instalación del nazismo en el poder, Mika e Hipólito se trasladaron a España para enrolarse en las milicias que defendían la República durante la guerra civil española.
Poco después Hipólito murió en combate y ella, que cumplía tareas de enfermera y alfabetizadora en la columna hasta entonces comandada por su marido, lo sucedió en el mando para capitanear a más de 150 milicianos.

La argentina Mika Feldman-Etchebéhere (1902-1992), la única extranjera que ostentó el rango de Capitana en la Guerra Civil española, donde estuvo al frente de una columna de milicianos del POUM (Partido Obrero de Unificación Marxista).

Tras una cinematográfica huida de la asediada catedral de Sigüenza, Mika llegó a Madrid a pie con un puñado de milicianos que no comprendían cómo una extranjera los guiaba en su revolución.
A inicios de 1939 y a pocos meses del final de la guerra civil española, Mika dejó España. Con la ayuda de amigos franceses se trasladó a París pero luego volvió brevemente a Buenos Aires. 
Luego de la irrupción del peronismo decidió volver a Francia en 1946, donde fue amiga de André Breton y Jean-Paul Sartre y residió hasta su muerte en 1992.

En 1978 participó de las primeras marchas contra la dictadura argentina y le consiguió su primer trabajo como traductor en la Unesco a Julio Cortázar, quien escribió una carta que abre el libro de memorias.

Fuente: agencia Télam. 

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