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Por María de los Ángeles Rojas - Ilustraciones Gerardo Romano
Actualmente, el eneagrama está considerado el sistema de identificación de personalidad más completo, sofisticado, práctico y útil jamás descrito. La palabra eneagrama deriva del griego “ennea gramma”, que significa “figura de nueve lados”. De ahí que, tal y como la ilustra la figura, el eneagrama esté representado por una estrella de nueve puntas inscrita en un círculo.
El círculo representa el mundo y las puntas, las diferentes maneras de percibirlo. Para identificar mejor cada variante se le asignó una cifra y un nombre a cada una, constituyendo así los nueve tipos distintos de personalidad: 1) El cumplidor, 2) El amable, 3) El competidor, 4) El sensible, 5) El estudioso, 6) El comprometido, 7) El sociable, 8) El depredador y 9) El mediador.
La pertenencia a un eneatipo determinado es innata, es decir, la elección no es voluntaria. Esto se debe a que cada eneatipo, en función del ambiente familiar que haya tenido, adopta inconscientemente un mecanismo de defensa que desarrolla en su edad adulta. Dicho mecanismo cumple la función de encubrir los motivos ocultos por los que se comporta de un modo en concreto.
Pese a que alguien se pueda ver influenciado por otros eneatipos o incluso apropiarse de algunas de sus características, mayoritariamente se comporta según el esquema de su tipo.
La facilitadora gestáltica Carolina Fernández señaló a El Tribuno que los dos grandes ámbitos de aplicación del eneagrama son el conocimiento y desarrollo personal así como la comunicación con los demás. “Cada ser humano construye su carácter desde que nace hasta los seis años. Al carácter lo determina el entorno familiar más el ADN que porta la persona y cómo se toma el mundo desde que nace hasta los seis años. Este carácter tiene que ver con un miedo básico, al que no nos atrevemos a enfrentarnos porque creemos que no somos capaces de soportarlo. Para soportarlo, creamos y desarrollamos estrategias a las que dedicamos mucho esfuerzo y energía personal”, señaló.
Agregó que ese reflejo queda como algo automático que no se cuestiona como recurso al momento de la adultez. “Lo que se trabaja con el eneagrama es la conciencia, para lograr la aceptación y el equilibrio de las polaridades”, dijo.
Los nueve tipos de personalidad
1- El cumplidor. Su elevado nivel de exigencia lo lleva a una fuerte ira interna, que reprime y solo manifiesta de forma racionalizada, corrigiéndose y corrigiendo a los demás. En contraposición, se distingue positivamente del resto por su capacidad de concentración en el trabajo bien hecho.
2- El amable. Le gusta ayudar a los demás y sentirse imprescindible, pues necesita sentirse necesitado, tendiendo incluso a descuidar sus propias necesidades para complacer a otros. No obstante, cuando el balance entre lo que da y lo que recibe no está equilibrado, se siente decepcionado.
3- El competidor. Es un luchador, competitivo, dinámico, pragmático y socialmente brillante. Camaleónico y buen vendedor de sí mismo, a menudo confunde la imagen que da con su propio ser. Le conviene trabajar la sinceridad y la propia transparencia, prestando atención a sus sentimientos y necesidades.
4- El sensible. Romántico, sensible, creativo, preocupado por la belleza y la estética, con tendencias artísticas. Rechaza la rutina y la vulgaridad. Su máximo defecto es la envidia, pero también tiene rasgos negativos como su propensión a los altibajos emocionales y a la depresión, su visión fatalista de la vida.
5- El estudioso. Le cuesta expresar sus emociones, suele mantener una actitud fría y distante, protegiéndose del contacto con los demás. Las demandas afectivas ajenas lo hacen sentir inseguro. Le apasiona analizar, comprender y acumular conocimientos. Tiende a ser independiente y autosuficiente.
6- El comprometido. Exagera los peligros y evita los riesgos. Antes de actuar, da muchas vueltas a la situación y tiene muchas dudas. Aparte, posee un estricto sentido del deber y suele aferrarse a las normas para obtener seguridad. Le agrada defender a los débiles, aunque vea la batalla perdida de antemano.
7- El sociable. Busca constantemente el placer, la aventura y el hedonismo. Por otra parte, posee una mente ágil, así como una imaginación privilegiada, y es un conversador brillante y persuasivo. Pero le cuesta afrontar las realidades dolorosas. Intenta evadirse del aburrimiento y del dolor.
8- El depredador. Es una persona visceral, impulsiva, directa, dominante. Ha desarrollado excesivamente su agresividad y su lado duro, en detrimento de su lado más tierno y sensible. Le gusta tener control de las situaciones e imponer sus propias reglas. Es combativo, pasional y capaz de tomar de decisiones rápidas.
9- El mediador. Es bondadoso y conciliador y el que mejor sabe escuchar y comprender a los demás, poniéndose en su lugar. No obstante, detesta sentirse presionado y es incapaz de tomar decisiones con rapidez. Su mayor defecto es la pereza, ya que le cuesta diferenciar lo importante de lo secundario.