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2 de Agosto,  Salta, Centro, Argentina
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Una aventura por las selvas en búsqueda del idioma original 

En la región NOA, las poblaciones originales no hablaban el quechua sino otro idioma, el kakán. Sin embargo, la invasión de los incas primero y la de los españoles después, la extinguió.
Viernes, 14 de septiembre de 2018 10:32
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Daniel Sagárnaga
El Tribuno


Esta aventura se inició en 1992, cuando se cumplían 500 años de la llegada de los españoles a América. Invitado por Ecos de la Patria Grande al megaevento que recordaba la fecha, el investigador peruano Carlos Milla Villena le habló a Katia Gibaja acerca de la necesidad de rescatar de su extinción al idioma kakán.
Como se sabe, Katia Gibaja, actualmente en el Museo de Arqueología de Alta Montaña, es la más fuerte promotora del quechua y de toda la cultura andina en Salta. Pero el kakán es un idioma diferente. Es la lengua que originariamente se hablaba en nuestra región a la llegada de los incas, que impusieron el quechua. La posterior invasión española terminó de borrar los vestigios de ese idioma cuyos restos nos llegan en toponimias como “Tinogasta” o en apellidos como “Guantay”. Algunos misioneros escrito sobre el kakán y su dificultad, pero sus manuscritos se perdieron.
Así las cosas, el investigador e historiador David Antonio Sorich propuso a Katia viajar al Valle de Sagta, en Perú, para conocer en directo la zona por la que se diese nombre a nuestra provincia.
¿Mitimaes salteños?
“Sabemos que los incas tenían la costumbre de desterrar a algunos pueblos vencidos de sus locaciones tradicionales y trasladarlos hacia otras regiones con el mismo piso ecológico.
Y en general esas nuevas ubicaciones adquirían el nombre de las nuevas poblaciones que la ocupaban, como es en Salta los casos de ‘Chachapoyas’, ‘Guachipas’ o ‘Chicoana’. A esa práctica se la llamaba ‘mitimae’”, explica Katia. A todo esto, el hermano de la estudiosa, Hugo Gibaja, en su calidad de ingeniero electrónico, participó del tendido eléctrico en una zona de nuboselvas dentro de la provincia de Chachapoyas. Allí tomó contacto con poblaciones que hablaban un idioma diferente al quechua. Esto coincidía con algunos datos que Katia había logrado rescatar del Archivo de Indias en Sevilla, donde cronistas del siglo XVI hablaban de comunidades que habían sido desterradas a la frontera amazónica del norte peruano. Así, junto al reconocido paleontólogo Sebastián Apesteguía -que se fascinó con la idea de recuperar el kakán-, investigador independiente del Conicet, presentaron un proyecto ante la Universidad Maimónides para financiar parte del viaje hasta la región mencionada. A la pesquisa se sumó el investigador tucumano Miguel Zamora, representante también de las culturas diaguita calchaquíes de su provincia. Juntos viajaron hasta esa región y específicamente hasta el pueblo de La Jallca (3.500 msnm), con un piso ecológico muy similar al de Salta, donde la población hablaba un quechua con incrustaciones de un idioma particular de la zona. “Así rescatamos algunas palabras no quechuas como ‘lliunso’ (pretencioso), ‘shushuma’ (trapo), o ‘suta’ (puma), a las que vamos a comprar con lenguas amazónicas para comprobar si vienen o no de un tronco diferente y si de esa manera nos estamos acercando a vestigios dispersos del kakán”, dice Katia. “Todo esto fue una primera instacia de una investigación apasionante que tiene que ver con la identidad no solamente de los salteños sino de todos los habitantes del NOA. Creo que a nosotros nos corresponde dar este aporte en la búsqueda de una identidad que quedó trunca y que habla de nuestros orígenes como pueblo. Mi sueño es culminar esta aventura detrás de un idioma primigenio que tal vez esté todavía vivo en medio de las selvas donde nacen los primeros afluentes del Amazonas”, dice Katia.
El idioma original
El misionero español Alonso de Barzana escribió a mediados del siglo XVI que el kakán “es una lengua tan gutural que parece no se instituyó para salir de los labios”. Del jesuita Pedro Lozano (1687 - 1752) nos ha quedado una descripción: “... es una lengua dulce y armoniosa, tenía dificultades enormes de pronunciación, a tal punto que solo lo percibe (entiende) quien lo mamó de leche, porque es en extremo arrevesada (gramaticalmente) y forma sus voces en solo el paladar”. Se especula que hubo un “kakán del norte” en los Valles Calchaquíes, Santa María y oeste de Tucumán.
 

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