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El divorcio de las aguas

Lunes, 06 de mayo de 2019 00:00
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Hay una expresión latina que viene del derecho romano y es la de "Divortium aquarum". Ella tiene gran valor en los estudios geográficos, geológicos, históricos y geopolíticos, entre otros. Se refiere simplemente a la divisoria de las aguas, esto es una línea que separa el flujo hídrico en direcciones opuestas.

Al tratarse de límites naturales o arcifinios han resultado útiles para definir las fronteras de países, provincias o regiones. Por ejemplo, la cordillera de los Andes es la gran divisoria continental de las aguas de América del Sur, donde los ríos fluyen hacia el océano Atlántico o hacia el océano Pacífico respectivamente.

Argentina y Chile tienen a la cordillera como límite arcifinio, tanto en lo referente a la divisoria de las aguas como a las altas cumbres. Altas cumbres que pueden ser de origen volcánico o tectónico. Y lo mismo ocurre con otros países del subcontinente que tienen a la cordillera mayor como límite físico.

Muy distinto cuando ese límite es una simple línea imaginaria en un mapa.

Las grandes cuencas

La divisoria de las aguas puede dar lugar a cuencas abiertas o cuencas cerradas. Gran parte de los ríos que corren hacia el Pacífico o hacia el Atlántico lo hacen desde los relieves montañosos juntando en su recorrido las aguas de lluvias o de las precipitaciones nivales. Algunos son permanentes y otros transitorios de acuerdo a si llevan o no agua todo el año.

Las dos cuencas mayores de América del Sur son la del Amazonas y la del Plata. Los grandes colectores son el río Amazonas y el río Paraná. Se da la curiosidad geográfica de un pequeño cerro detrás de la ciudad de Sucre en Bolivia que marca la divisoria de agua entre ambas cuencas. Si tomáramos un corcho, lo haríamos rodar y se deslizara hacia el norte iría a salir flotando en la boca del Amazonas y por el contrario si rodara hacia el sur terminaría en el estuario del río de La Plata.

El Titicaca y los salares

Ahora bien América del Sur tiene también grandes regiones cerradas o con drenaje interno. Una de ellas es la gran cuenca del Altiplano-Puna de los Andes Centrales encerrada entre la cordillera Volcánica al oeste y la cordillera Oriental y Real al este.

Esos grandes relieves constituyen la divisoria de las aguas que fluyen hacia la cuenca altiplánica donde en función del clima y los aportes hídricos se convierten en grandes lagos (ej., Titicaca) o en grandes salares (ej., Uyuni, Arizaro).

Existen otras muchas regiones desconectadas con drenaje endorreico como el salar de Atacama en Chile, los bolsones de Catamarca y La Rioja, las grandes salinas de Córdoba y Santiago del Estero, así como algunos ambientes de La Pampa y la Patagonia.

Por evaporación de las aguas en muchas de esas cuencas se forman sales de diversos tipos. En el caso de la Puna el estudio de la divisoria de las aguas es fundamental para comprender la evolución de una cuenca salina. Algunas de ellas permanecieron aisladas por largo tiempo, como compartimentos estancos, hasta que por alguna razón se conectaron. Sea porque se transformaron en lagos los que desbordaron unos en otros creando canales para el flujo de las aguas o bien por la erosión retrocedente de algunos cauces que alcanzaron a superar los relieves divisorios.

Los salares de la Puna son excelentes ejemplos de depresiones cerradas con drenaje interior. La delimitación de sus cuencas requiere de un minucioso mapeo de los elementos geográficos que configuran su contorno y que representan las divisorias de las aguas. Esos rasgos fisiográficos son especialmente cadenas volcánicas transversales al rumbo andino o cordones montañosos de orientación meridiana.

El curioso Acay

Un dato de color es que por su naturaleza las aguas pueden correr a ambos lados del "Divortium aquarum", pero no a lo largo del mismo.

El cerro Acay, un verdadero tronco derivador de montañas y que representa un mojón natural visible desde muchas direcciones, constituye un ejemplo de divorcio de las aguas hacia dos sistemas hidrológicos diferentes. Si las aguas se derraman hacia el norte u oeste van a ir a alimentar el sistema cerrado de la Puna.

Por el contrario, si las aguas se derraman hacia el este o sur, van a alimentar al colector Calchaquí y otros tributarios del río Juramento, uno de los afluentes de la cuenca del Plata.

Los caprichos de la cordillera

Los "divortium aquarum" pueden sufrir grandes desplazamientos en tiempos geológicos, históricos y aún humanos. La majestuosa Cordillera de los Andes, como hoy la vemos, es un producto relativamente joven del tiempo geológico ya que se formó en el periodo Cenozoico.

Luego de varios estiramientos alcanzó su altura máxima en los últimos millones de años. Y además sigue creciendo, en forma diferencial, algunos milímetros o centímetros por año. El hecho de estar recostada sobre el borde occidental de América del Sur, crea condiciones diferentes a los ríos de la vertiente pacífica y atlántica.

Los ríos que drenan al Pacífico lo hacen en un corto tramo, con gran pendiente, y son altamente erosivos de sus cabeceras especialmente en la región de la cordillera Patagónica. En sentido contrario, los ríos que drenan hacia el Atlántico, lo hacen en un largo recorrido con pendientes más suaves. Los ríos que drenan hacia el Pacífico erosionan mucho más velozmente sus cabeceras desplazando hacia el este el "Divortium aquarum".

De allí que la elección de la divisoria de las aguas, y no de las altas cumbres como límites arcifinios con Chile en el siglo XIX, trajo aparejados conflictos diplomáticos de naturaleza geopolítica que fueron zanjados finalmente con los acuerdos celebrados de la década de 1990.

La historia geológica de América del Sur muestra la mutación de las divisorias de las aguas antes, durante y después de la formación del eje cordillerano. Así como también por los acomodamientos de los bloques corticales de los grandes cratones y escudos.

Hoy parece de sentido común aceptar que el río Amazonas, que nace en la cordillera de los Andes boliviana, peruana, ecuatoriana y colombiana, fluye hacia el océano Atlántico y es el gran colector de innumerables afluentes que forman una de las mayores redes hidrográficas del planeta.
 Sin embargo, esto no siempre fue así.
 A comienzos del Terciario el viejo río Amazonas nacía en serranías del este de Brasil y desde allí fluía hacia el oeste para desaguar en el Pacífico. Muchos proto ríos de la actual cuenca del Paraná alimentaban al antiguo Amazonas y formaban parte de la vieja divisoria de aguas.
 La pendiente del continente estaba inclinada entonces hacia el norte y hacia el oeste. A medida que la Cordillera de los Andes se elevaba iba generando una gran pared que frenaba las aguas amazónicas y las derivaba hacia el norte para terminar en el actual Caribe.
 Imaginemos por un momento el río Amazonas desaguando primero en el Pacífico y más tarde en el Caribe!
 En el período Mioceno, unos 12 a 14 millones de años atrás, el mar inundó gran parte de América del Sur. La Cordillera andina fue sumando nuevos ramales orientales. Desapareció el alto que generaba el flujo del paleo Amazonas en dirección hacia el oeste y el gran río comenzó a fluir abiertamente hacia el este. Las reconstrucciones paleohidrológicas permiten ver como las divisorias de las aguas y los ríos fueron cambiando en el tiempo.
 Las sucesiones sedimentarias muestran secuencias fluviales de antiguos ríos que precedieron a los actuales y que corrían en direcciones muchas veces contrarias a las pendientes regionales actuales. La tipología y naturaleza de los materiales presentes, desde gravas, arenas, limos o arcillas, permiten reconstruir no sólo la dirección de proveniencia y flujo, sino también la cercanía o lejanía a las viejas divisorias de las aguas.
 En el caso del norte argentino, la elevación de los cordones montañosos de la cordillera Oriental y de las sierras Subandinas fue moviendo y acomodando la posición de los viejos ríos. Hace un par de millones de años el actual río Grande de Jujuy fluía de oeste a este y hoy lo hace de norte a sur. Ejemplos como ese sobran en la paleohidrología de la región y en la reconstrucción de los antiguos “divortium aquarum”. 
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