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El turismo nos hermana

Sabado, 15 de junio de 2019 00:00
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Turistas del NOA, uníos. Joseph Stalin, el antiguo dictador soviético -profundamente democrático él, al punto que asesinaba a sus compatriotas sin hacer distinción de credos religiosos o raciales-, a diferencia de su "colega" Hitler, decía que, hasta tanto el socialismo se fortaleciera para poder universalizarse, él practicaba el "comunismo en un solo país".

Por su parte, el gobernador Morales, a quien no puede reprochársele haber faltado a su promesa de lograr grandes transformaciones democráticas en la provincia de Jujuy, parecería que considera interesante el enfoque de Stalin en aquello de "en un solo país", y desea que el turismo se concentre exclusivamente en la provincia de Jujuy, "pasando por encima de Salta".

Astilla del mismo palo

El gobernador Morales es nacido -y criado por algunos años- en Salta, según él mismo lo sincerara, pero, en su papel de político, se ha transformado en un jujeño de aquellos que, como algunos salteños también, han generado una absurda antipatía por la provincia hermana, ignorando tal vez que para Salta y Jujuy, obviamente -no hay provincia más hermana que Jujuy o Salta para los jujeños- al haber sido ambas una sola hasta 1834, del mismo modo que para la Argentina -y las provincias de Buenos Aires y Entre Ríos, particularmente, no hay sin duda país más hermano que Uruguay. Por supuesto que esta rivalidad no es ninguna novedad toda vez que podemos observarla dentro de los partidos políticos, cuyos compañeros o correligionarios difícilmente detesten más a los afiliados de otros partidos que a los propios. Sin embargo, que este fenómeno sea bastante común no lo hace menos odioso ni torpe, por aquello de "los hermanos sean unidos", ya que se sabe y se ha experimentado que las rivalidades internas facilitan precisamente que "nos devoren los de afuera".

Turismo en una sola economía

Que el turismo no puede sino ser universal es una verdad de Perogrullo, tan válida como la de que la economía no puede prosperar dentro de un solo país, como bien lo demuestra nuestra triste y decadente Argentina, que por larguísimas décadas se ha encerrado a "vivir con lo nuestro", que es poco y no de lo mejor, con excepción justamente de los productos que el mundo nos valora, como nuestra carne vacuna que nos empeñamos en mezquinarle, a la vez que nos privamos estoica e insensatamente de los excelentes productos importados que necesaria e inevitablemente son mejores que los nuestros, porque de otro modo no los codiciaríamos sino que también los exportaríamos, ¿verdad?

Obviamente, y por definición, el turismo se sustenta en la legítima necesidad de las personas de "ver más allá de sus narices", lo que no supone desdeñar el terruño propio, pero sí enriquecer la mente y el espíritu conociendo otras latitudes y realidades, lo que nos permite mejorar la propia y ser más sabios. Sin duda, la expresión "primero quiero conocer todos los rincones de mi tierra, antes de visitar otros lugares" es una tontería, porque no hay ningún conflicto en conocer cualquier rincón del mundo antes o después de hacerlo con los sin duda muy bellos sitios propios, ya que, parafraseando a la regla de la multiplicación, "el orden de las visitas no altera la gratificación de viajar".

El turismo y la economía

En la clasificación tradicional que propuso después de la Segunda Guerra Mundial Naciones Unidas, el turismo no formaba parte de los sectores en que se ordenaba la economía, tales como agropecuario, minero, industrial, etc.

Esta limitación era sin duda entendible, toda vez que los grandes traslados eran factibles solamente en tren, que era en general restringido a fronteras adentro de los países, a la vez que el transporte aéreo era muy limitado y costoso por las restricciones tecnológicas del momento, y el marítimo se limitaba a los largos y también onerosos traslados por barco.

Claramente, la situación actual ha cambiado radicalmente debido a la segunda revolución de los transportes que representó la era del jet que progresivamente va permitiendo el traslado de un cada vez mayor número de pasajeros y a precios también cada vez más reducidos, como se aprecia en estos momentos en la Argentina que a través de los famosos "low cost", o sea, costos bajos, hace posible que se vayan sumando más y más pasajeros en una sana competencia con otros medios de transporte, lo que obviamente potencia el turismo.

La cuantificación del turismo

Sin duda, este poderoso avance tecnológico impacta directamente sobre el turismo, permitiendo integrar regiones y países a cada vez mayor velocidad y más estrechamente y, al mismo tiempo, el crecimiento destacado del turismo se proyecta de lleno sobre la economía, al punto que los organismos estadísticos se esfuerzan ahora en tratar de registrar el turismo como un sector o subsector propio, cosa que anteriormente debía hacerse en forma menos directa captándolo a través del movimiento de hoteles, restaurantes y otras actividades que se presumía debían relacionarse precisamente con el movimiento de visitantes dentro de la economía.

Justamente, Salta y Jujuy, al igual que otras provincias, han experimentado de lleno este fenómeno que no puede sino ser considerado una bendición, habida cuenta de que, por largo tiempo, las extraordinarias bellezas paisajísticas y la exquisita gastronomía regional, por poner de manifiesto algunas de las grandes cualidades de nuestro norte, no habían sido debidamente valoradas, no tanto por los turistas, justamente, sino por los gobiernos que, como en tantas otras áreas, se mostraban indiferentes sin duda por ignorancia a la enorme potencialidad económica del turismo.

Las políticas de turismo

Sin duda el turismo es una rama con identidad propia y de la cual quienes pueden opinar con propiedad son los especialistas que, por fortuna, cada vez son más y mejor entrenados. Sin perjuicio de ello, es evidente que una política turística inteligente no puede ser aquella que pretenda “alambrar” a nuestra provincia ni a ninguna otra, sino que, por el contrario, debe procurar, trabajando mancomunadamente, atraer a los turistas “a la región”, más que a un punto específico de nuestra geografía o de cualquier otra provincia, teniendo presente que el turista no se inclina en particular por un lugar sino por áreas más o menos homogéneas, como es en nuestro caso el NOA y más específicamente Salta y Jujuy, y si no piénsese en una familia que, desde las zonas de mayor desarrollo y población del país, se traslada a nuestro norte: ¿recorrería más de 1.500 km solo para ver Salta, con exclusión de Jujuy, o viceversa?

Claramente entonces se trata de conformar, al igual que debería hacerse con otras áreas -como las obras de infraestructura- estrategias regionales conjuntas, en procura de que los turistas maximicen su tiempo de permanencia en todo el NOA, más que forzarlos, directa o indirectamente, a situarse en un solo punto, facilitándoles que escojan sus días de permanencia en los lugares que más les plazcan, mostrándoles sin cortapisas todas las bellezas naturales y las alternativas de disfrute a su alcance, dejando de lado mezquindades comarcales, impropias de nuestra apreciada condición de norteños, amables y abiertos a los turistas y al mundo.
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