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Podrán pasar los años, pero la distinción y el carisma siguen allí, intactos. Gabriela Sabatini camina por Roland Garros y despierta las miradas y el reconocimiento inmediato. Aun cuando la mejor tenista argentina de la historia siempre elige el bajo perfil, su presencia genera algo distinto. La saludan con devoción los periodistas de Italia, que no olvidan jamás los cuatro títulos que consiguió en Roma, esa tierra que era Gabylandia entre fines de los ochenta y principios de los noventa. Prácticamente se llena la sala principal de conferencias, aun cuando falta al menos un par de horas para el comienzo de los partidos más destacados de la jornada. Sabatini fue número 3 del mundo, pero recibe un tratamiento como si hubiera estado al tope del ranking.
Llegó a París para recibir el premio Philippe Chatrier, la distinción más alta que otorga la Federación Internacional de Tenis (ITF), por su contribución al deporte dentro y fuera de las canchas. De hecho, está latente la posibilidad de colaborar dentro de la Asociación Argentina de Tenis (AAT) para dar una mano: ‘Conozco a todos los chicos, es genial que extenistas se hayan involucrado, y yo también quiero ser parte de eso. Quiero ayudar, apoyarlos y estar en lo que pueda, no es que tenga una tarea específica. Quiero ver de qué manera se puede trabajar con el tenis femenino‘. A los 49, mantiene la silueta elegante, producto de una dedicación constante al deporte; el ciclismo es una de sus actividades preferidas. Vive entre Zurich, Key Biscayne y Buenos Aires, con su línea de perfumes como principal ocupación.
‘El tenis me dio alas‘, fue una de las frases más resonantes de su discurso. Lo dijo emocionada y nerviosa a la vez. Porque a veces hasta los deportistas más grandes demuestran que son humanos.
‘Me siento muy agradecida por recibir este premio. Cuando una mira para atrás, se da cuenta de todo lo que es el tenis. Es un deporte que a mí me dio mucho más de lo que yo le di. Siento que todo lo que soy, y lo que puedo hacer hoy en día, es gracias al tenis‘, declaró Sabatini, de 49 años.
"El tenis me abrió la cabeza y fue lo que me dio la oportunidad de viajar, que es lo que más me gusta. Todas esas cosas que yo hice y hago, muchas veces en privado, es porque lo siento así, porque me siento muy agradecida con todos los años que viví con el tenis", agregó la campeona junior de Roland Garros en 1984, cuando apenas había cumplido 14 años.
Gaby se retiró del deporte profesional en 1996, con 27 títulos en singles y 14 en dobles, con un título de Grand Slam en individuales y otro en dobles, en Wimbledon 1988 junto a la alemana Steffi Graf. Además, le dio a la Argentina la medalla plateada en los Juegos Olímpicos de Seúl 1988.