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Después de la Segunda Guerra Mundial, durante julio del año 1944, los aliados que ganaron esta contienda, decididos a fijar las reglas de juego comerciales, financieras y monetarias, se reunieron con representantes de 44 países en el balneario de Bretton Woods, en Nuevo Hampshire, Estados Unidos, para crear las instituciones que las harían posibles.
Los negociadores de Bretton Woods, cada uno con distintas visiones, se propusieron sentar las bases económicas que posibilitasen una paz global después de las dos guerras mundiales, buscando otorgar a los gobiernos mayor poder sobre los mercados.
Allí se decidió la creación del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial, además de analizar los antecedentes de un organismo a crearse que regule el comercio mundial, origen de la Organización Mundial de Comercio que se materializaría varios años después.
También se acordó que el dólar sería la moneda de referencia mundial y que la sede social estaría en Washington, y es aquí que cabe analizar las ideas imperantes en estos años y buscar las razones para que vencieran las ideas de los EEUU respecto a las del Reino Unido.
El referente británico fue John Maynard Keynes, considerado en esa época como el mejor economista del mundo, que había influido con su obra magna. "La Teoría General del Empleo, el Interés y el Dinero", publicada en 1936 y que dotó de sustento intelectual al New Deal que el presidente norteamericano Franklin Delano Roosevelt; es decir, un instrumento central para salir de la gran depresión que había sufrido el capitalismo contemporáneo después de las dos guerras mundiales.
La influencia de los EEUU para implementar sus teorías respecto a la propuesta liderada por el Reino Unido sobre el funcionamiento de las entidades a crearse (FMI y Banco Mundial) no era consecuencia se la capacidad y la idoneidad intelectual de las delegaciones o la superioridad técnica de unas u otras. Lo que prevaleció en la toma de decisiones fueron los aspectos relacionados directamente con el ejercicio del poder de los EEUU, ya que era la superpotencia vencedora de la Segunda Guerra Mundial. Además de contar con la mayor cantidad de armas políticas y económicas necesarias para influir en cualquier negociación, por ejemplo, producía la mitad del carbón mundial, dos terceras partes del petróleo, más de la mitad de la electricidad, aparte de acumular muchísimas cantidades de armas, barcos, aviones, ferrocarriles, líderes en industrias pesada y liviana, entre otras. La famosa capacidad persuasiva y reputación de Keynes no le alcanzó para imponer su proyecto, ya que pretendía que en el mundo se crease un órgano internacional de compensación que sería capaz de emitir una moneda propia llamada "El Bancor", vinculada a las divisas fuertes y fuese canjeable por moneda local.
A través de ese organismo, buscaba que los países excedentarios financiarían a los deficitarios con el objeto de hacer crecer la demanda mundial y evitaría la deflación. Esta idea no convenía a los intereses de los EEUU ya erigida en potencia mundial porque no quería gastar su superávit para compensar a los países deudores.
Las discusiones por cierto bastante acaloradas de Keynes tuvieron como interlocutor a un aparentemente oscuro funcionario del Tesoro de los EEUU llamado Harry Dexter White (que anteriormente se había declarado "keynesiano"!). Lo cierto es que el Plan White venció al Plan Keynes en Bretton Woods y las discusiones entre ambos fueron configuraron una de las grandes polémicas de finales de la Segunda Guerra Mundial.
Según analistas e historiadores, en las discusiones se observaban grandes tensiones intelectuales y personales entre el elocuente y acomodado vástago del mundo académico de Cambridge y el atrevido y testarudo tecnócrata criado en el barrio obrero de Boston por inmigrantes judeo - lituanos, mostrando claramente la desigualdad de clases. Lo cierto es que White con todas sus limitaciones logró con su plan una extraordinaria influencia en la política exterior de su país y se ganó el respeto de sus colegas por su audacia y por haber discutido de igual a igual con el, algunas veces, intratable Keynes quien se quejó diciendo que "no tiene la mas mínima noción de cómo comportarse o como observar las normas de las relaciones civilizadas". Pese a sus divergencias, White y Keynes terminaron conociéndose bien y confraternizaron, ya que coincidieron en sus deseos de evitar los errores cometidos después de la Primera Guerra Mundial (escritos por Keynes en su libro "Las consecuencias económicas de la Paz") y durante la Gran Depresión, como así también en el objetivo de establecer un orden monetario con tipos de cambio fijos y monedas convertibles.
El resto de las discrepancias se fueron aclarando con el tiempo.
Nos preguntamos por qué, después de haber triunfado con todo éxito sus propuestas en Bretton Woods, a White no lo menciona la historia económica y, también, por qué no llego a ser el Primer Director Gerente del Fondo Monetario Internacional, como lo propuso el presidente de EEUU.
Una mujer cercana al Partido Comunista en los EEUU, Elizabeth Bentley, informó al FBI sobre una lista de funcionarios que formaban parte del espionaje soviético. El director de ese organismo de seguridad, Edgar Hoover, al terminar la convención de Bretton Woods comunicó a su representante en la Casa Blanca que " una fuente altamente confidencial sugería que un cierto número de empleados del Gobierno estaban proporcionando información a personas externas, que a su vez estaban transmitiendo esta información a agentes y espías del Gobierno soviético" . El nombre de White estaba entre ellos. Es controversial personaje murió al poco tiempo.
Lo cierto es que la historia, alguna vez, deberá explicar cómo pudo congeniar White, identificado con la ideología socialista, con lord Keynes que -para sorpresa y espanto de nuestros progresistas- detestaba el pensamiento marxista.