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Entre los desafíos que la pandemia por COVID-19 le planteó a la humanidad hay uno que trasciende la coyuntura y va más allá: hacia la necesidad de plantear espacios donde la gente pueda asentarse y fundar su hogar, y que el mismo no se convierta en un ámbito de estrés ante la necesidad de un eventual confinamiento.
Lograr espacios sustentables que sean capaces de autoabastecerse en ámbitos reducidos y vinculados con el entorno cercano es una de las opciones que aparece como solución frente a la nueva normalidad, en la que evitar los lugares con mucha afluencia de gente es la premisa.
Mañana, en el marco del ciclo de conferencias “Hablemos de lo que viene”, organizado por El Tribuno y la Cámara Empresaria de Desarrolladores Urbanos (CEDU), Margarita Cornejo Jovanovics (arquitecta en RAC Construcciones) expondrá sobre “la nueva normalidad, que nos puso en jaque y nos obliga a repensar los espacios que estamos diseñando”.
En diálogo con este diario, Cornejo Jovanovics explicó que hasta la pandemia las empresas abordaban por un lado el diseño de los desarrollos y, por otro, la obra en sí misma, “porque como constructora hacemos las dos cosas”.
Pero reconoció que “particularmente como proyectista se me plantearon varios dilemas, sobre todo porque había proyectos que ya estaban en marcha y no hubo posibilidad de cambiarlos o adaptarlos a esta nueva forma de vida”.
Esta situación la llevó a “repensar estos nuevos espacios que ya no van a ser masivos y no tendrán la misma cantidad de gente que antes y pensar en espacios más flexibles y adaptables a la nueva normalidad”.
Pero esta nueva normalidad y las necesidades de cambios en la manera de proyectar los desarrollos urbanos enfrentan a las empresas, que tratan de interpretar las nuevas necesidades y moverse rápidamente en consecuencia a las demandas del mercado, con un Estado que se mueve con tiempos mucho más lentos, donde cada decisión que se toma puede tardar meses e incluso años.
“Tuvimos que empezar a pensar en espacios más flexibles y mutables en función de las necesidades y de las nuevas variables”, detalló y remarcó que “lo que nos pasa como proyectistas es que siempre estamos adelantándonos o proyectándonos a la normativa urbana y, por ende, a la necesidad de infraestructura que nos ofrece la ciudad”.
“Por lo tanto -admitió la arquitecta- hay como un ida y vuelta constante entre la necesidad y la demanda del mercado. Si bien el producto que teníamos para el mercado es inmobiliario, la unidad primaria es la vivienda y, al cambiar la manera de habitar, cambian un montón de situaciones”.
La profesional explicó en este sentido que “de lo micro a lo macro cambiaron muchos aspectos y, por ende, necesitamos aggiornar la normativa y cambiar ciertas normas de juego”, pero reconoció que todavía “estamos todos como en shock, tratando de ver cómo lo manejamos porque tampoco sabemos cuánto va a durar esto (la pandemia) o cómo va a ser en el futuro; si esta nueva forma de vida es permanente o vamos a cambiar algunos hábitos y volver a otros que teníamos antes”.
“Se nos plantearon un montón de cuestiones, sobre todo en las viviendas que estaban muchas veces pensadas como para pasar poco tiempo e, incluso, para ir solo a dormir”, pero que “de pronto, cuando estás muchas horas y necesitás hasta trabajar ahí, la mayoría de la gente se sintió encerrada, atrapada, siendo que vivimos en una ciudad privilegiada en el sentido de que tenemos la naturaleza cerca, excelentes visuales y climas óptimos, con lo cual se nos generaron un montón de dilemas”.
¿Sigue el boom de los edificios?
En los últimos años la ciudad de Salta principalmente vio reproducirse en el micro y macrocentro una importante cantidad de edificios de departamentos y oficinas. Pero, ¿qué pasará con un contexto donde mucha gente, ante el confinamiento, se dio cuenta de que quiere espacios más abiertos para habitar? Cornejo Jovanovics considera que “los edificios de departamentos se van a mantener porque la ciudad va evolucionando y tiende a intensificarse, eso es algo inevitable”.
Pero aclaró que “tenemos que repensar esas unidades de viviendas con espacios más amplios, con conexión con el verde, terrazas. Por eso los edificios con espacios de uso común son el nuevo desafío”.
“Nosotros estamos muy acostumbrados a realizar actividades fuera de nuestro barrio y trasladarnos por la ciudad y el foco ahora empezó a estar en la escala barrial, tanto a nivel comercios como en lo que tiene que ver con el esparcimiento, lo poco que podamos hacer”.
La profesional resaltó que “hay un crecimiento importante en cuanto a desarrollos de edificios en altura en Salta”, pero aclaró que “también es parte de la evolución natural de la ciudad densificarse con la demanda de nuevas viviendas. Aun así, y a pesar de la cantidad de edificios construidos o en obra y proyecto, todavía hay mucha demanda de ese tipo de vivienda”.
“No es que las empresas deciden copar el centro, sino que el tejido urbano va evolucionando y la ciudad, pensada socialmente como algo vivo, va evolucionando a este tipo de vivienda más chica o más flexible, en el sentido de que apunta a una vivienda que pueda adaptarse a los distintos momentos de la vida y los departamentos cumplen mucho esa función”.
Los edificios de departamentos seguirán siendo demandados porque se ajustan a las necesidades de la gente en distintas etapas de su vida. La oferta empezará a incorporar más espacios comunes y abiertos.
En este sentido, destacó que los departamentos pueden ser pensados “tanto para una persona que se independiza, una pareja recién casada o adultos mayores que también los eligen; o sea, se adapta a muchas necesidades”.
Resaltó que apuntan a “desarrollos sustentables en los que cada uno ellos se autoabastezca y permita el movimiento de la gente dentro de ese espacio”.
“Al margen de que estén intercomunicados y que siempre vamos a movernos dentro de la ciudad, estos desarrollos apuntan a eso: la sustentabilidad medioambiental y social, para que no sean ya puntos solamente para ir a dormir, sino que sean nodos que vayan interactuando dentro de la trama de la ciudad”, expresó.
Respecto del acompañamiento estatal con normas adecuadas a las demandas actuales, Cornejo Jovanovics evaluó que “todavía falta aceitar algunos aspectos, pero es cierto que estas nuevas necesidades nos adelantaron a nosotros como desarrolladores y nos llevaron a buscar nuevos proyectos que demandan normativas que no están todavía, es como que nos puso un paso adelante, pero no por una exigencia nuestra, sino de la demanda, cambiaron las reglas de juego; entonces ahí está medio trabada la cuestión todavía”.
“Pero creo que a todos nos pasó lo mismo en algún punto porque el trabajo como lo conocíamos ya no lo podemos desarrollar con normalidad y tuvimos que reinventar un montón de cuestiones técnicas y tecnológicas y para la obra también fue muy complejo implementar nuevas formas, sobre todo para el distanciamiento social”, concluyó.
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