Su sesión ha expirado

Iniciar sesión
13°
8 de Julio,  Salta, Centro, Argentina
PUBLICIDAD

La realidad exige un cambio

Lunes, 03 de febrero de 2020 00:00
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

Los pronunciamientos de la ONU y la organización Médicos sin Fronteras, con motivo de la muerte por desnutrición de seis niños wichi, son categóricos y ponen de manifiesto el problema estructural y de difícil resolución como es la marginalidad de los pueblos indígenas.

Los representantes de la Organización de las Naciones Unidas, Unicef, OMS/OPS, y el Comisionado para los Derechos Humanos plantearon su reclamo en términos de "cuestión de Estado", reclamando acciones de mediano y largo plazo que garanticen a las comunidades indígenas derechos elementales a la alimentación, al agua, la salud y la educación que les garantice una salida laboral. Todos estos derechos están consagrados en los tratados internacionales suscriptos por la Argentina.

Queda claro que no se cumplen y, además, la experiencia enseña que existe un abismo entre lo que debería ser y la realidad de esas comunidades.

Un extenso informe de la ONU, publicado en 2009, pasa revista por la situación de las comunidades aborígenes del mundo, en la que los describe como pueblos con una expectativa de vida mucho más baja que para el resto de sus connacionales (20 años menos, en Australia), con serias dificultades para su incorporación a las escuelas y para adaptarse a una economía que ya no contempla a recolectores y cazadores.

A su vez, Médicos sin Fronteras informa que no va a venir a Salta,. El déficit estructural en servicios de salud culturalmente adecuados, lo mismo que el acceso al agua, eliminación de excretas y acceso a medios de subsistencia, desbordan la capacidad operativa de la prestigiosa entidad.

Mensajes para la reflexión

En primer lugar, todos los salteños y, particularmente, los gobernantes, debemos eliminar prejuicios de toda índole. Los organismos internacionales están diciendo que las comunidades no encuentran acceso ni motivación en la escuela y en el sistema laboral.

La educación aborigen es uno de los objetivos del sistema escolar salteño desde hace medio siglo. Quizá sea la hora de realizar una evaluación para poder saber en qué se ha fallado y tratar de cambiar el rumbo. A pesar de haber numerosos pueblos indígenas, la Justicia tiene solo dos traductores oficiales, uno de lengua wichi y otro de ava guaraní, a quienes se convoca cuando se los necesita. Más allá de la buena voluntad de algunos legisladores, es claro que la integración de culturas es difícil y está obstruida por muchos prejuicios, conscientes o no.

Salta tuvo muy buenas experiencias con los agentes sanitarios, personas oriundas de cada zona, que se ocupaban del control de vacunación, el peso de madres, niños y embarazadas, e higiene del hogar y de las comidas.

Cada crisis nutricional, como la actual, estuvo precedida por un período de ausencia del Estado en la región.

Los miembros de las comunidades originarias son, ante todo, ciudadanos y personas, con libertad, capacidad de trabajo, vocación y aptitudes creativas.

Al pertenecer a una comunidad originaria que los educa, comulga en una cosmovisión diferente que, como todo pensamiento humano, puede ser sometido a análisis crítico y transformado. Se trata de una condición que es exclusiva de cada indígena y es inaccesible para cualquier militancia ideológica surgida de la cultura occidental.

Eso deben entenderlo las autoridades sanitarias, que no tienen derecho a imponer su criterio, pero sí la obligación de transmitir su saber.

Ese es el esfuerzo de los docentes rurales, que se esmeran en construir la educación a partir de la experiencia de alumnos y alumnas, a través del desarrollo de la propia conciencia del mundo.

Hace seis décadas, uno de los más extraordinarios educadores de los últimos siglos, Paulo Freire, dirigió su mirada a los oprimidos, que ahora corresponde denominar "excluidos", y se esmeró en construir una educación a partir del diálogo, en la que las personas encontraran su expresión de la realidad, de sus necesidades y sus sueños. Esa idea transformadora es la que debe regir el análisis de la realidad actual del Chaco salteño y las decisiones de Gobierno para la plena inclusión de las comunidades indígenas, pero también de la infinidad de pobres que sobreviven en el campo y en la periferia urbana.

Ese espíritu de respeto por la condición humana debe impregnar todas las políticas para el Chaco salteño.

 

PUBLICIDAD
PUBLICIDAD