inicia sesión o regístrate.
El sistema político surgido el 10 de diciembre, que encabeza en sus funciones de gobierno el presidente Alberto Fernández, ha llegado a un punto de inflexión. Esto ocurre cuando el país ha comenzado una nueva etapa histórica, que se caracteriza por el agotamiento de la cuarentena forzada como único instrumento efectivo para combatir al coronavirus, lo que ocurre antes de que se haya alcanzado el pico de la pandemia. Por eso se impone la apertura creciente de la economía, sinónimo de flexibilización de la cuarentena forzada, lo que ya sucede en amplias regiones del país.
La crisis política se caracteriza por una ofensiva de Cristina Fernández y el “kirchnerismo duro” /Instituto Patria. Esta ofensiva descoloca y sorprende al presidente Alberto Fernández, y lo obliga a acordar con lo que notoriamente no está de acuerdo, con el consiguiente debilitamiento de su poder político y una pérdida significativa y creciente de credibilidad ante la opinión pública. También es evidente que no hay alternativa a la acción del primer mandatario, cuyo contenido está estructurado profundamente por la necesidad de enfrentar la crisis económica, sanitaria y política, consideradas como una unidad absolutamente integrada, que constituye en su conjunto el presente irreversible de la Argentina de hoy.
Esto significa que el “kirchnerismo” /CFK no es una opción, aunque tenga la voluntad de serlo; y que es cada vez más relevante la legitimidad democrática que fundamenta la autoridad del presidente Alberto Fernández, por encima incluso de los errores, limitaciones, carencias, y rasgos idiosincráticos de su accionar como hombre de Estado.
El mundo pospandemia.
Ya son 26 los estados norteamericanos que han abierto sus economías, tras la cuarentena forzada de 45 días, que sumergió a la primera superpotencia mundial en la más profunda recesión de los últimos 10 años, con una caída del producto de -4.8% anual en el primer trimestre de 2020, que sería -15%/-20% anual entre abril, mayo y junio. La combinación de coronavirus/contracción económica ha provocado un salto extraordinario en la revolución tecnológica norteamericana; y en primer lugar ha transformado en sus raíces el trabajo a distancia o telemático.
Microsoft, la mayor empresa high tech de EEUU, creció 15% anual en el primer trimestre por encima del promedio histórico de los últimos 10 años; y su plataforma digital tuvo 44 millones de usuarios en ese periodo, que duplicaron el nivel de 20 millones de suscriptores del año previo.
Esto ha provocado un salto de productividad en sus clientes que se estima en 30%/40% en los primeros 3 meses del año, con un promedio de 2.700 millones de minutos de intercambio en marzo, que prácticamente han triplicado los 900 millones de minutos de 1 año atrás.
Amazon (AWS), la mayor compañía de la “nube” o “cloud computing” del sistema global, ha experimentado algo similar con un auge de más de 30%/40% en el primer trimestre del año.
Lo que ha ocurrido en EEUU entre enero y marzo es que más de 150 millones de trabajadores de la industria y los servicios se han volcado al trabajo digital y a distancia, que se realiza con total autonomía, lo que significa que se han incorporado en forma irreversible a lo más avanzado de la cuarta revolución industrial.
Wall Street ha reflejado este hecho histórico: el Nasdaq, encabezado por Amazon, Google, Microsoft y Apple, trepó 700% en los primeros 3 meses del año, en tanto que S&P500 se expandió 400% en esa etapa.
En suma, la pandemia ha sumergido a la fuerza de trabajo de EEUU en lo más avanzado de la nueva revolución industrial, lo que constituye un cambio cualitativo en su proceso de acumulación. EEUU tiene unos 400 centros de innovación, uno de los cuales, y esta altura no el más relevante, es Silicon Valley.
En este sistema, el más avanzado del mundo capitalista en el siglo XXI, el paquete de estímulo fiscal y monetario lanzado por el Congreso y La Reserva Federal asciende a US$9.1 billones, más de 30% del PBI; y esta inmensa masa de liquidez ya está en pleno funcionamiento en la manufactura y los servicios de la primera economía del mundo (US$21.9 billones/25% del PBI global).
EEUU emerge de la crisis ocasionada por el coronavirus profundamente transformado, con el pleno despliegue de su extraordinario potencial, absolutamente intacto, a partir del tercer trimestre del año. Esto implica que, junto con China, la segunda economía del mundo (US$14.1 billones/15% del PBI global), ya en plena recuperación después de haber controlado la pandemia en sólo 7 semanas, fija más que nunca el rumbo de los acontecimientos mundiales en 2021.
La desarticulación europea
El Estado moderno surgió en el siglo XVI como un instrumento de coerción para garantizar la vida, la propiedad, y las libertades del ciudadano.
La vigencia y el cumplimiento irrestricto de este contrato fundador es lo que ha establecido desde entonces su legitimidad política; y esto es lo que ha fallado dramáticamente en la principal única construcción estatal transnacional surgida después de la Guerra Mundial, que es la Unión Europea (UE), que se ha revelado absolutamente incapaz en la crisis del coronavirus de asegurar la vida de sus habitantes, sobre todo en Italia y en España.
Hay que prever una aceleración del proceso de desarticulación del proyecto europeo con sede en Bruselas que ha desatado el Brexit británico, con una recuperación del papel decisivo de los Estados-Naciones, comenzando por Italia y Polonia, sumado a una autonomía decisional prácticamente completa de la construcción europea de parte de la República Federal Alemana y su hinterland.
Estos datos estructurales obligan a redefinir la estrategia de reinserción internacional de la Argentina.