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Burnout y coronavirus

Miércoles, 26 de agosto de 2020 00:00
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Los síntomas del síndrome del quemado (burnout) están convirtiéndose en una nueva pandemia que afecta a la mayoría de la población. Particularmente en Argentina, que con su "cuareterna" produce un gran desgaste emocional, un hartazgo, acompañado de cierta actitud cínica (los griegos la llamarían aponía o ataraxia: imperturbabilidad ante los acontecimientos de la vida). Sin embargo, cuando hablamos de síndrome del quemado debemos reservar el término para una dolencia que se produce exclusivamente en el trabajo. Tampoco debemos confundirlo con el estrés: existe una relación de género a especie, el burnout es una variante más amplia y más grave del estrés. Existen varias diferencias que podemos señalar: 1- En el estrés la persona se involucra profundamente en los problemas; en el burnout se despreocupa de todo; 2- En el estrés se sufren las emociones con intensidad; en el burnout se experimenta una disminución de las emociones; 3- El estrés provoca hiperactividad; el burnout produce un sentimiento de abandono; 4- El estrés suele conducir a la ansiedad, mientras que el burnout se encauza hacia la depresión. Concretamente, los dos principales síntomas indicadores del burnout son: 1) altos niveles de agotamiento (pérdida de energía y motivación) y 2) actitud de cinismo (sensación de desvalorización de sus tareas).

El frente de batalla

Los otros nombres que recibe esta enfermedad nos permiten identificar sus características: síndrome de aniquilamiento, síndrome de desmoralización, síndrome de agotamiento emocional o profesional, etc. De alguna manera tiene puntos en común con el "shock shell" (neurosis de guerra o fatiga de combate) que es el trastorno por estrés postraumático que afecta a muchos soldados durante las guerras. Lo cierto es que hoy, en la lucha contra la pandemia hay muchos "soldados" en la primera línea del frente de batalla. Son los trabajadores esenciales de la salud y de fuerzas de seguridad. En tiempos normales son los que más sufren de este trastorno junto con profesionales de la educación, asistentes sociales, psicólogos, psiquiatras y aquellos que tienen un fuerte involucramiento social y en muchos casos una actitud vocacional hacia sus trabajos. Obviamente se agrava ante emergencias.

Médicos/as y enfermeros/as, (hay casos como este en que se justificaría usar lenguaje inclusivo), quienes constituyen la contención básica contra la pandemia, están expuestos a condiciones que potencialmente pueden mermar su salud mental, según la Sociedad Española de Psiquiatría. Esto debido a varias causas, entre ellas, la continua preocupación por propagar la infección entre sus seres queridos y la mayor carga horaria debido a la desbordada demanda asistencial. La exposición a un ambiente rico en factores estresantes sumado al aumento de la carga laboral contribuye al manejo inadecuado del estrés crónico, que se manifiesta como síndrome de burnout.

La revista oficial de la ISAD (sociedad internacional dedicada a promover la investigación sobre trastornos afectivos) ha revelado que casi dos de cada tres profesionales sanitarios expuestos a estos coronavirus manifiestan algún desorden psicológico y hasta un tercio de ellos ha padecido de burnout. El estudio abarca a todos los profesionales sanitarios, teniendo en cuenta a médicos, enfermeras, auxiliares, administrativos y personal de limpieza. En él se han recogido investigaciones previas sobre las consecuencias de la exposición a los coronavirus que causan el SARS, el MERS y la COVID-19.

El 62,5 por ciento de los sanitarios expuestos a los coronavirus ha manifestado problemas psicológicos severos. Se han descrito: miedo (43,7 por ciento), insomnio (37,9 por ciento), angustia (37,8 por ciento), síndrome del trabajador quemado (34,4 por ciento), ansiedad (29 por ciento), depresión (26,3 por ciento), trastorno de estrés postraumático (20,7 por ciento), trastorno de somatización (16,1 por ciento) y sentimiento de estigmatización (14 por ciento).

 

 

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