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El COVID-19 nos hizo ingresar de lleno al mundo digital y está afectando a todos los sectores y actividades; principalmente a los recursos humanos, con el requerimiento de nuevas habilidades y competencias para hacer frente a la automatización de los procesos.
No solo los docentes y personal de gestión de las instituciones educativas tuvieron que recurrir a plataformas y al teletrabajo para seguir brindando el servicio y salir a enfrentar esta realidad de múltiples aristas, muchas veces sin los recursos (materiales, de conectividad y de cualificación) para hacerlo. Todos están poniendo los mejores esfuerzos para adecuarse a esta situación y muchos esperando ansiosamente volver al aula y la presencialidad, para poder cumplir con todas las instancias del proceso educativo. La experiencia marca claramente todas las limitaciones de recursos y la insuficiencia de conocimientos y metodologías para hacerlo.
Economía de plataformas
En los demás rubros las realidades son similares, principalmente en el comercio, que luego del educativo está haciendo innumerables esfuerzos, recurriendo a las tics para poder continuar con su actividad, estando convencidos de que esta "economía de las plataformas" vino para quedarse y descubren paulatinamente que los canales virtuales les abren numerosas oportunidades que al negocio tradicional se le estaban cerrando en esta cuarentena.
Hoy el proceso de consumo recurre mucho a plataformas online. El sector empresario aceleró en pocas semanas, al igual que el educativo, un proceso que parecía que iba a durar varios años.
Los profesionales de todas las áreas tampoco no escapan a esta realidad y cada vez más recurren a canales virtuales para continuar con sus servicios. El mercado laboral en general está viviendo un tsunami; como consecuencia de la cuarentena, el empleo registrado está disminuyendo en todo el mundo y Salta no es la excepción; según las estadísticas del MTEySS a mayo 2020 se registraron 107,7 mil empleos privados en nuestra provincia (5,2 mil menos si comparamos con mayo 2019)
Después de la pandemia
Resulta desafiante pensar qué profesionales necesitará la provincia pos-
COVID-19; cómo se reconfigurará el mercado laboral; qué sectores y cuales actividades se reactivarán antes; cuáles serán los sectores, tendencias y perfiles más demandados, según los nuevos puestos que se generen.
La formación y competencias que necesitan ineludiblemente las organizaciones en el presente para poder continuar operando en este entorno digital difiere de las que forma y provee el sistema educativo actual; este quiere ansiadamente regresar al aula para continuar con su normalidad tradicional penetrada de presencialidad en todo el proceso educativo y de gestión pero entonces ¿quiénes proveerán las habilidades y competencias digitales que hacen falta si el sistema educativo no se actualiza? ¿Cuáles serán las organizaciones que prepararán a los recursos humanos para desarrollar las capacidades que requiere el nuevo entorno laboral?
Sabemos sobre las falencias de las que adolece el sistema educativo y de los distintos esfuerzos que se realizaron a lo largo de los últimos años para adecuarlo, pero la pandemia dejó al descubierto que todavía no alcanza; se necesita un proceso de transformación más profundo y planificado. La inversión en educación es importante pero ¿es eficaz?
¿Cuáles son las características distintivas de la formación de nuestros jóvenes?
¿La educación que brinda el sistema permitirá el acompañamiento al modelo de desarrollo que se pretenda para superar la crisis COVID-19?
La COVID-19 está imponiendo a las pymes salteñas un cambio de ritmo.
Muchos comercios están recurriendo al comercio electrónico para hacer frente a la nueva realidad, pero esto, a su vez, les plantea otro desafío que es inminente: la capacitación de los recursos humanos.
Es el requisito para conocer e implementar buenas prácticas de comercio digital en sus emprendimientos, que les permitan concretar ventas y ser la alternativa de expansión que necesitan las pymes en base a plataformas digitales.
Pero la conectividad, recursos y conocimientos son fundamentales. El aprendizaje continuo es clave para repensar la organización aprovechando las oportunidades, ya que no hubo empresa que no haya modificado en algún modo su aspecto operativo en este tiempo.
Un nuevo escenario
La combinación de saberes técnicos, y especialmente digitales, con habilidades vinculadas con lo conductual y lo emocional será una cualidad muy valorada e imprescindible para desenvolverse en el nuevo escenario laboral, en el que los hábitos están cambiando e imponen otra impronta caracterizada por la flexibilidad; autorregulación para llevar adelante las posibilidades que plantea el teletrabajo; la necesidad del trabajo en equipo y tener una mirada integral y sistémica mejorando los canales de comunicación
La capacitación está impregnándose del mundo digital pero cuesta romper la inercia en todos los rubros; estamos comprendiendo la necesidad del aprendizaje continuo para seguir siendo competitivos y aportar valor para las empresas y organizaciones públicas y privadas en las que trabajamos o en los emprendimientos que se puedan generar.
Pero la falta de acciones de capacitación generadas localmente también se hicieron sentir. La carencia de programas de actualización cortos, con períodos de entrenamiento más rápidos y más efectivos organizados localmente prácticamente estuvieron ausentes en la agenda pública provincial y privada en la cuarentena.
Cualquier estrategia o propuesta de Desarrollo provincial que se desee implementar a futuro para hacer frente a la nueva realidad necesitará de recursos humanos formados, de lo contrario correremos el riesgo de que todas las ideas y promesas vuelvan a quedar escritas en documentos pero no se puedan implementar porque se desconozca cómo hacerlo.
En una provincia con tan elevado nivel de pobreza y en la que el empleo privado disminuye es necesario tener propuestas e implementar acciones urgentes para superar situaciones marcadas por las desigualdades.
Incesante avance tecnológico
Mientras tanto, la transformación del mercado laboral continúa y es estructural; a esto debemos sumarle que lo digital está innovando todo, lo cual plantea un desafío mayúsculo para el sistema educativo que en el mundo está dando muestras significativas de querer acompañar los cambios.
La agenda para el desarrollo de la Argentina, y Salta en particular, sostenible, inclusivo y acorde con el siglo XXI necesita aportes más significativos de la educación. Esta debe meter más sus manos en la masa de la innovación productiva, transferencia tecnológica y de conocimientos, la digitalización y de las cadenas de valor agregado. El problema es complejo y comprende múltiples variables, pero deja en claro que afecta el crecimiento y desarrollo de las regiones, que no es un fenómeno aislado sino mas bien global, y que hace necesaria una estrategia de abordaje plural. Es el momento de tener en cuenta y poner en práctica el triángulo propuesto por Jorge A. Sábato hace cuarenta años, integrando a los agentes de la sociedad del conocimiento -ciencia, tecnología, educación-, el gobierno y las empresas, al que hay que agregar hoy los sindicatos y la sociedad civil. Articulando acciones podemos aspirar al progreso, pensando nuevas tecnologías aplicadas a los emprendimientos, la producción y distribución; redefinir el rol de los institutos tecnológicos para educar en las mejores prácticas de este siglo y con vínculos estrechos con las realidades locales y el mundo de la producción y del trabajo con carreras atractivas para los jóvenes y planes de estudios actualizados para satisfacer los nuevos requerimientos.