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Ayelén Pujol: “Todos los cuerpos tienen que poder desarrollarse en el deporte que elijan”

El viernes último, la periodista deportiva y autora del libro “¡Qué jugadora! Un siglo de fútbol femenino en la Argentina” disertó en el segundo encuentro del ciclo “Género y deporte”, organizado por la Secretaría de Derechos Humanos de Salta junto a la Iniciativa Spotlight.
Martes, 08 de septiembre de 2020 12:34
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La periodista deportiva Ayelén Pujol participó el viernes último en el segundo encuentro del ciclo “Género y deporte”, organizado por la Secretaría de Derechos Humanos de la Provincia junto a la Iniciativa Spotlight.

La referente feminista presentó el libro: “¡Qué jugadora! Un siglo de fútbol femenino en la Argentina”, y compartió sus conocimientos sobre la relación conflictiva entre género y deporte.

El ciclo continuará el viernes próximo y quienes quieran participar pueden contactarse por correo electrónico a subseigualdadoportunidades@gmail.com.

Como periodista deportiva, Pujol mira, cubre, analiza y difunde el deporte desde los lugares en los que trabaja. En los últimos años, interpelada por las luchas del movimiento de mujeres, se abocó, sobre todo, al fútbol femenino y a los temas que vinculan deporte y género.

El mes próximo dará un curso virtual sobre la historia del fútbol femenino. Su trabajo se puede seguir en las cuentas @ayelenpujol en Twitter e Instagram.

¿Cómo ve en la actualidad la inclusión de mujeres y otras identidades en el deporte?

Estamos en un momento histórico, en el que se pone en tensión la estructura binaria del deporte, como el hecho de que haya disciplinas masculinas y femeninas. En los últimos años, sobre todo, se empieza a dar la discusión de adónde van las identidades que no se autoperciben mujeres ni varones.

Hay un empuje de los feminismos desde las calles pero también desde el deporte. Los feminismos incorporaron al deporte en su agenda de reivindicaciones -sobre todo al fútbol- y desde el deporte muchas mujeres, lesbianas y trans fueron llegando también al feminismo.

En la actualidad se cuestiona la estructura misma del deporte y no solo el de alto rendimiento, sino también aquel al que accedemos en la primera infancia. ¿Cómo va a ser la educación física en las escuelas, que es donde se da nuestro primer acceso al deporte? ¿Va a seguir dividiéndose entre varones y mujeres?

En el alto rendimiento y también en los barrios aparecen una mujer o un varón trans a los que no se los deja competir. Hay episodios que nos muestran que hay personas que todavía tienen que pelear para jugar o acceder al deporte.
Esa es una batalla cultural que hay que dar. Nadie se puede quedar fuera del deporte. El deporte tiene que ser con todes (sic).

¿Qué obstáculos encuentran las mujeres y otras identidades en su intención por incorporarse al mundo del deporte sin discriminaciones?

Lo primero con lo que se enfrentan es con la estructura y, después, con las reglas del deporte. Tenemos un Comité Olímpico Internacional que, por ejemplo, impone niveles de testosterona para determinar quiénes pueden competir y en qué categorías.

Los medios de comunicación no cuentan las historias de mujeres y tienen al deporte practicado por mujeres, lesbianas, trans y no binaries (sic) como algo poco relevante.

Desde el periodismo deportivo se reproduce el machismo, la cosificación y, en algunos casos, la cultura de la violación. Tenemos un periodismo deportivo al que le falta perspectiva de género.

Hay cuestiones sociales en las que avanzamos, pero todavía hay mucha resistencia, que varía de acuerdo con el deporte que se quiera practicar, pero, en general, tenemos un deporte machista.

Otras trabas son los estereotipos de género y la desigualdad... Todas las cuestiones que tienen que ver con el patriarcado...

En su libro, menciona el triunfo de Argentina 4 a 1 contra Inglaterra en 1971, con cuatro goles de Elba Selva en el mundial en el estadio Azteca, en México...

Sí, el libro es un recorrido por la historia del fútbol femenino y lo del mundial 71 es una de las grandes epopeyas. Me parece que todo lo que pasa con las Pioneras (NdR: así se llamaba el equipo) es una reparación histórica inmensa para un montón de futbolistas que pelearon contra prejuicios, estereotipos, machismo y varones que les tiraban cosas cuando entraban a los estadios. Es una oportunidad para abrirnos la cancha.

No es que las que juegan ahora están transformando todo, sino que eso es parte de un proceso que viene desde hace más de un siglo y tuvo este hito como una de nuestras grandes memorias, que quisieron borrar y dejar en el olvido pero entre todas recuperamos.

Ahora las luchas por un fútbol más justo se dan con ellas. Hay un entrecruce entre feminismos y distintas generaciones muy interesante que hace que tenga mucha potencia.

En la actualidad, ¿una niña que quiere jugar al fútbol está en las mismas condiciones para hacerlo que un niño?

No... Puedo hablar de la historia de Martina Raspo, una nena de nueve años que no fue fichada en la Liga de San Francisco, Córdoba, porque es mujer. Por eso no la dejan competir con varones por los puntos. Esta es una muestra de que, aunque se avanzó, todavía falta.

La posibilidad y el acceso que tenían las Pioneras en su infancia no son las mismas que tuve yo, ni los que tienen las niñas hoy. Creo que se ampliaron las posibilidades. De hecho, hay clubes de Primera División, del campeonato del fútbol argentino, que tienen escuelitas. Son cosas que antes no sucedían y que dan cuenta de los avances, pero todavía falta para que sea algo igualitario.

Uno de los argumentos de quienes se oponen a estas iniciativas es que hay diferencias biológicas entre cuerpos masculinos y femeninos que generarían una situación de desventaja. ¿Qué opina sobre esto?

Me parece que esa es una mirada biologicista. La ley de identidad de género, que es uno de los muchos avances que dimos como sociedad en nuestro país, nos muestra desde dónde se para una para analizar el deporte y el juego.

A veces, mujeres cis (NdR: aquellas cuya identidad de género está alineada con el sexo asignado al nacer) son cuestionadas por su potencia, como Serena Williams. A mí me gusta pararme desde la perspectiva de derechos y, desde ahí, creo que todos los cuerpos tienen que tener la posibilidad de practicar y desarrollarse en el deporte que elijan.

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