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Errores: El error de la cuarentena fue a mi criterio que se extendió en el tiempo de manera notable. Había que hacer como un contrato social, que la gente sepa cuidarse, yo creo que hubo mucho escepticismo.
Los médicos nos hemos aislado, hemos desalentado la atención médica y ahora viene la segunda gran pandemia, que es la de las enfermedades crónicas no controladas (los diabéticos, hipertensos, obesos), nos hemos descuidado. La recomendación era: quédate en casa y si comenzás con dificultad respiratoria llama al 911. Imagínese si no es de surrealismo eso, nosotros los médicos, que tenemos que palpar al enfermo, ver el semblante, ponerle una mano encima como mecanismo de tranquilidad.
La segunda ola es inminente, no tenemos por qué no pasarla. Me preocupa la poca cantidad de vacunados. Pero creo que un nuevo confinamiento no sería lo adecuado, a nivel nacional ni provincial tienen autoridad moral para hablar de un nuevo confinamiento después del velorio de Maradona, los 100 años de Central Norte, la manifestación de mujeres y etcétera, etcétera.
Aciertos: La cuarentena se tomó a mi criterio a tiempo, porque fue un motivo para mitigar la transmisividad de la infección de un virus que ninguno tenía noción de cómo era ni cómo iba a ser su comportamiento. Era la única manera de disminuir a tiempo la transmisividad. Lo que está claro que al comienzo fue una suerte de exilio interior como yo digo, en sus casas.
Errores: La situación económica empeoró y no permitió cumplir con los planes previstos ni generar proyectos innovadores.
La reducida inversión en desarrollos tecnológicos se hizo notar en la falta de insumos, equipamiento y software necesario para el desarrollo de proyectos de investigación, incluyendo los vinculados con la COVID-19.
Las dificultades de conectividad ante la ausencia de redes de comunicación adecuadas y suficientes. Aproximadamente el 20% de los estudiantes de la UNSa no pudo realizar sus estudios en forma virtual. Si bien se dieron becas de conectividad para paliar esta situación de desigualdad, muchos estudiantes no pudieron acceder porque las redes no llegaban a sus hogares, en especial en las poblaciones del interior de la provincia.
Aciertos: El acuerdo entre gobernantes de distintas ideas políticas para enfrentar la pandemia. El diálogo y el consenso entre el Presidente y los gobernadores al comienzo de la pandemia permitieron generar políticas públicas que redundaron en una gestión adecuada para afrontar la crisis sociosanitaria.
El adecuado funcionamiento del sistema de la salud y la solidaridad de la población. El sistema de salud tuvo una rápida adecuación a la urgencia que presentó la pandemia.
La flexibilidad de la universidad pública para implementar la enseñanza a distancia, asegurando el derecho a la educación de los estudiantes. Los docentes llevaron las aulas a sus casas.
Errores: Tal vez no haber insistido en abrir las clases antes, nos dimos cuenta tarde de que los chicos no eran grandes contagiadores, el mundo, no solamente nosotros. Ese fue el error tal vez más importante.
Otro. No sé si llamarle error o llamarle algo que me hubiera gustado hacer y no se pudo, que es optimizar, mejorar los recursos humanos en el interior. Tartagal, por ejemplo, que ahora se ven las consecuencias. No dependía tanto del COE, era más del Ministerio, pero yo estaba ahí y podría haber molestado más.
El tema es que se pronostica una segunda ola para la Argentina cuando empiece el frío porque la gente se encierra más y eso va a generar más terapias intensivas, más demanda, más muertes. La gente no está anímicamente preparada para eso, pero no hay que aflojar con los cuidados porque si aflojamos va a haber más enfermos, más contagios. Lo que se haga se tiene que hacer con todos los cuidados.
Yo no soy partidario de la cuarentena ni de cerrar nada, de hecho, cuando entré al COE empecé a abrir todo, de a poco.
Aciertos: No sé si aciertos, pero me parece el preparado del sistema de salud rápido y que haya respondido bien, haber duplicado la capacidad operativa del Samec y el sistema del 148 disponible solo para la pandemia y que haya respondido tan bien con los telemédicos.
Tal vez el acierto y orgullo más grande es el esfuerzo gigante que hizo el personal de salud, desde médicos, enfermeros, bioquímicos, kinesiólogos, todos los que atendían COVID. Muy pocos pararon.
Errores: Entre los inconvenientes que hubo está el atraso en el uso de las TIC (tecnologías de la información y comunicación) que teníamos tanto los docentes como los directivos.
Si bien de las TIC se viene hablando hace mucho, pero en la práctica no, yo vi que casi todas las instituciones tenían herramientas, el Infod había provisto (en su momento) de una plataforma a muchos institutos estatales y no se advirtió que se podían haber utilizado el año pasado. Alumnos y docentes sufren las consecuencias de este aprendizaje tardío.
Creo que nunca se debería haber perdido el contacto con los estudiantes, se debería haber programado una cierta presencialidad con todas las medidas de resguardo. El primer mes quizás por el miedo es aceptable, pero todo el año fue demasiado. Eso te marca inequidad, desigualdad.
Aciertos: Para mí, un acierto fue la fuerte capacitación, muchas veces informal, que tuvimos que hacer los docentes y directivos para familiarizarnos con las nuevas tecnologías. ¿Quién no maneja ahora las plataformas, las herramientas digitales? Aunque sea básicamente, pero eso es muy positivo.
La familiarización de los alumnos con las tecnologías. Profundizaron sus conocimientos y aprendizajes.
Aprendimos el teletrabajo, que no todo se circunscribe al ámbito presencial. Nos ha mostrado otra posibilidad de trabajar y que puede llegar a ser tan eficiente y algunas veces superar los parámetros presenciales, y todo eso facilitado por la utilización de las herramientas tecnológicas.
Errores: El primer error según mi punto de vista fue el diagnóstico del exministro de Salud Ginés García.
También la premura en la primera cuarentena (establecida en marzo de 2020) y después la extensión de esta tanto tiempo.
Y el excesivo optimismo de los primeros discursos presidenciales, cuando Fernández nos decía que estábamos mejor que otros países y no era así.
Nuestro sector, el de turismo, hotelería, gastronomía, agencias, turismo de aventura, fue el más perjudicado, posiblemente el doble del segundo o tercer sector más afectado.
La prueba está en la fuerte cantidad de negocios cerrados y la pérdida del empleo, la informalidad. Todo se generó por la pandemia y no sabemos cuándo termina.
Hay que cuidar la salud, pero no parar la economía porque ambas van de la mano, sin economía también hay muerte, porque hay hambre, desocupación y todo lo que esto conlleva. Una persona sin trabajo realmente es una familia destruida.
Aciertos: Como aciertos considero la decisión de los funcionarios de no volver a Fase 1, es decir, el aislamiento estricto.
Me pareció bien el redoblamiento de las campañas de concientización del Gobierno por todos los medios, de las medidas de prevención y cuidado que tiene que tener la población.
El incremento de la atención en los hospitales que empezaron prácticamente nulos sin médicos ni camas. Por lo menos el sistema sanitario tuvo una modificación sustancial en todo el país.
Errores: La pandemia nos atravesó a todos, nos puso frente a frente con nosotros mismos haciendo que lo mejor y lo peor se hiciera presente. Rompió estructuras tan profundas que nos obligó a revalorar, a redescubrir quiénes realmente somos y quiénes queremos ser. Por eso más que hablar de aciertos o errores creo que es mejor hablar de lo positivo y lo negativo de un tiempo tan inédito en el que más allá de los temores, pérdidas y tristezas aprendimos.
Tres cosas negativas en el ámbito educativo: nos mostró cuán diferentes y desiguales son las oportunidades de nuestros chicos y docentes, “despojados” del “abrigo y contención” de las instituciones.
Los graves problemas económicos marcaron crisis muy severas de las que costará reponerse institucionalmente.
Nos encontró con demasiadas rupturas que la normativa existente poco podía responder o aliviar.
Aciertos: Entre los puntos positivos en nuestro ámbito están que tuvimos como docentes que revisar, desandar, deconstruir y reconstruir nuestra tarea diaria de enseñar. No había recetas infalibles ni totalmente validas y solo la creatividad, la reflexión y el cuestionar hasta lo incuestionable podía ser la salida.
Debimos “amigarnos” con la tecnología y reconocer cuánto aún podemos y debemos aprender y mejorar.
Cayó del todo la falsa idea de la existencia de aulas homogéneas y tiempos sincrónicos, y más que nunca la empatía y la capacidad de apreciar la diversidad se puso de manifiesto como tarea ineludible.