¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

Su sesión ha expirado

Iniciar sesión
21°
2 de Agosto,  Salta, Centro, Argentina
PUBLICIDAD

La droga adulterada, tendría carfentanilo pero ¿qué es esta sustancia?

El carfentanilo es una poderosa droga sintética con un efecto superior en 10.000 veces mayor a la morfina y 30 veces mayor que el fentanilo, aunque se trata de un derivado de este. Se utiliza para dopar elefantes y rinocerontes. 
Jueves, 10 de febrero de 2022 17:38
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

Según el Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas de Estados Unidos (NIDA, por sus siglas en inglés), la principal agencia federal que apoya la investigación científica sobre el consumo de drogas y sus consecuencias, "el fentanilo es un fuerte opioide sintètico similar a la morfina, pero entre 50 y 100 veces màs potente". 

Los opioides como el fentanilo son una clase de drogas que se encuentran en forma natural en la planta de amapola. Mientras que algunos opiodes se elaboran directamente de la plata, otros como en fentanilo se crean en laboratorios, donde los científicos utilizan la misma estructura química para fabricar opioides sintéticos o semisintéticos, agregó el NIDA.

El fentanilo que se consume ilegalmente se vende ilegalmente en forma de polvo. Una cantidad muy pequeña de fentanilo causa un gran efecto narcótico.

Los efectos secundarios comunes incluyen náuseas o vómitos, estreñimiento, sedación, confusión y lesiones y lesiones relacionadas con la mala coordinación.​ Los efectos secundarios graves pueden incluir disminución de la frecuencia respiratoria (depresión respiratoria), síndrome serotoninérgico, presión arterial baja o desarrollo de un trastorno por consumo de opioides. 

 

De dónde llega al mundo del narcotráfico

El consumo clandestino de fentanilo en la Argentina -una sustancia altamente controlada, empleada por anestesistas- tiene una historia corta, pero oscura. No está ligada a traficantes de villas, sino al lado oscuro del sistema de salud, transas de pasillo de hospital, no de pasillo de villa.

Todavía lo recuerdan al enfermero Rubén en el hospital Juan Fernández de la calle Cerviño Palermo. Rubén, profesional de carrera, se había ganado un lugar de confianza, había integrado equipos para situaciones y diagnósticos críticos. El enfermero fue imputado en la Justicia, una causa que llegó al Tribunal Oral en lo Criminal Nº14.

Fue formalmente acusado de dos hechos, ocurridos en 2018. En el primero, otra enfermera lo señaló por ingresar a la Unidad Coronaria del Hospital fuera de su horario de trabajo usual. Rubén aseguraba que venía de una reunión “con el director”, según documentación judicial. En su recorrida, tomó medicación sin dejar registrada su cantidad y contenido.

En el segundo hecho, “el imputado ingresó a una habitación de recuperación cardio vascular (RCV) donde había un paciente descompensado y sustrajo la medicación del carro de la enfermera que había salido a avisar a los médicos del estado del paciente, y al regresar lo vio parado junto al carro, salir rápidamente y ella verificó la faltante de tres ampollas de fentanilo y una de morfina”.

La cuenta final fue de siete ampollas de fentanilo, una de morfina. Por reglamento interno, según fuentes oficiales, los opioides en el Fernández son entregados solo con una receta firmada por los jefes de terapia intensiva o de guardia.

En Estados Unidos, sin embargo, es el centro de una epidemia de adicción que sacude a la salud pública: el fentanilo es vendido en forma de pastillas, originado por laboratorios clandestinos en China, contrabandeados por cárteles mexicanos y comerciado por dealers callejeros.

Temas de la nota

PUBLICIDAD
PUBLICIDAD