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Iván Nakapelyukh es un joven ucraniano radicado en Argentina hace más de 10 años. Llegó acompaño de su madre y su hermano con la esperanza de encontrar una vida mejor.
A los 7 años descubrió su amor por la música y desde entonces no paró de tocar. Eso le permitió viajar y conocer todo el país. En ocasiones tocó junto a la Orquesta Sinfónica en Salta. Hoy vive en Tucumán, mientras su madre y su hermano Yaroslav residen en Carlos Paz (Córdoba).
El dolor de la guerra toca profundamente a Iván, no solo por la situación en general sino por su hermano mayor que vive en Ucrania. Hace unos días el muchacho le comunicó a su familia la decisión de unirse al ejército para luchar contra Rusia. "Mi hermano nos llamó para decirnos que no nos preocupemos, pero se alistaría en el ejército. Me dijo que si él no defiende su país, nadie lo hará. El viernes pude hablar con él todo el día, pero ayer ya no pude comunicarme para saber si está bien", dijo.
Además de su hermano, el joven tiene a su cuñada y su sobrino de solo 2 años viviendo en ese país. "Ellos viven en Leópolis, en la frontera con Polonia. Se puede decir que está más tranquilo porque no están en la frontera de Rusia, pero igual hay peligro porque los bombardean y caen misiles. La esposa de mi hermano sigue viviendo en su edificio. Por las noches van al subsuelo, que es como un sótano, y allí duermen para protegerse en caso de que caiga algún misil", afirmó el músico.
Ante la posibilidad de traer a su hermano a Argentina, Iván comentó que se lo planteó: "Anteayer le propuse que vengan a Argentina, pero no quieren. Él decidió quedarse para pelear. Tengo otros tíos y primos viviendo allá, están todos bien. Mis primos, que cumplen con la edad, se alistaron en el ejercito en caso de que los necesiten. La mayoría de mis tíos no están peleando porque tienen más de 70 años".
Iván dijo sentir mucha impotencia: "Es muy difícil esto que está pasando. Siento mucha impotencia por no poder hacer nada. Estoy acá ahora. Quizá cuando llegue el momento voy a volver a Ucrania", concluyó.
Yaroslav, el hermano de Iván que vive en Argentina, comentó a un medio cordobés lo triste que es tener un familiar en la guerra: "Mi hermano hasta hace unos días no lo tenía decidido, iba a irse a Polonia pero cambió de opinión. Ellos estaban seguros y decidieron volver a pelear por Ucrania. Esperaba que se vaya, que no esté en la frontera. Él tiene un hijo chiquito y está casado, pero tomó esa determinación. Por otro lado, entiendo que tratar de vivir mientras caen bombas y no estar haciendo nada es imposible. Cuando me enteré que se alistó tenía ganas de salir corriendo y estar al lado de él".
Yaroslav también opinó sobre la situación en el país europeo: "El conflicto comenzó en 2014, ya hace 8 años. Creo que si los países hubieran ayudado desde un principio con las sanciones que se le pusieron hoy a Rusia, se evitaba todo esto. Las sanciones actúan en el tiempo y se las pusieron hace dos días, como que hoy no tiene sentido", finalizó.
Milicia Ciudadana
Iván comentó que el pueblo creó un escuadrón paramilitar, la "milicia ciudadana terrestre", para proteger las zonas residenciales. "En la milicia ciudadana los hombres se acercan a las oficinas de gobierno, presentan su pasaporte y con eso reciben un arma. Ellos se quedan a defender los barrios y los lugares donde viven y en caso de que sea necesario los llaman para ir a la guerra. Tengo familiares que están peleando así. Es una decisión voluntaria que la toman para proteger al país" afirmó el ucraniano.
Un centenar en Salta
Se estima que en Salta viven, aproximadamente, entre 100 y 150 personas nacidas y descendientes de ucranianos. Así lo confirmó Gabriela González, jefa del programa de comunidades migrantes y asuntos extranjeros de la Municipalidad de Salta. “Si bien no están organizados formalmente, existe una pequeña comunidad de ucranianos en la provincia. Esto se debe a que son muy reservados entre sí. La mayoría de ellos llegaron en los años 90. En ese año se produjo la mayor afluencia de inmigrantes de la zona que llegó a la Argentina. Hoy esos extranjeros ya tienen una segunda generación de personas nacidas en Salta”, dijo la funcionaria.
Si bien la comunidad de descendientes de la ex Unión Soviética es pequeña, es muy unida.
“Más allá de los lazos diplomáticos, estas personas tienen una relación de unidad muy grande porque sucede que en algunos casos son familia, a pesar de haber nacido en diferentes países de lo que hoy es la ex URSS”, afirmó la titular de la oficina.