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Aunque su rol siempre fue relevante en la prevención del contagio de coronavirus, los barbijos vuelven a ser el centro de la atención debido a la gran circulación viral en un contexto donde la movilidad y las actividades están al cien por ciento, por lo que mejorar su eficacia -con material y ajuste adecuado- es clave para poder transitar con la mayor protección posible.
Argentina transita esta etapa de la pandemia con un alto porcentaje de su población vacunada, lo que contribuyó a que, pese a la gran cantidad de contagios diarios -que alcanzó cifras récord en enero con más de 130 mil notificaciones en un día- las terapias intensivas no se vean comprometidas.
Pero el virus circula e infecta y muchos contagios pueden provocar también muchas muertes. "En este contexto, y frente a un momento de la pandemia en el que no es posible poner restricciones a la movilidad y a las interacciones sociales, una de las formas más viables de sostener la actividad y a la vez prevenir es mejorar la calidad de los barbijos", señaló a Télam la investigadora de Conicet Sol Minoldo.
La especialista destacó dos puntos centrales para mejorar la eficacia: el material y el ajuste. "El objetivo es que todo el aire inhalado y exhalado pase a través del barbijo", describió.
"Ningún barbijo es una barrera perfecta, pero a la variante Ómicron necesitamos ponerle barreras más fuertes", indicó, por su parte, Andrea Pineda Rojas, investigadora del Centro de Investigaciones del Mar y la Atmósfera (CIMA) y del Conicet. "Un barbijo con material y ajuste adecuados permitiría filtrar ese aire que inhalamos y exhalamos protegiéndonos tanto del contagio en proximidad como a distancia", detalló.