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“No entedíamos por qué tuvimos que rendirnos”

El ex militar asegura que hasta el último día pudieron contener el asedio.
Viernes, 01 de abril de 2022 22:14

Rodolfo Borquez, con 62 años, trabajador del ingenio San Isidro, casado, padre de dos hijos, espera con la misma ansiedad que siempre le generó, el recordar todo lo vivido en Malvinas. Aquel 2 de Abril de 1982 es aún para Rodolfo una herida que no cierra, pero que intenta esconder en lo profundo de su ser para poder continuar con su vida como padre de familia. Sin embargo los recuerdos aún están frescos y no le cuesta narrar lo que fueron aquellos 74 días que duró el conflicto. 

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Rodolfo Borquez, con 62 años, trabajador del ingenio San Isidro, casado, padre de dos hijos, espera con la misma ansiedad que siempre le generó, el recordar todo lo vivido en Malvinas. Aquel 2 de Abril de 1982 es aún para Rodolfo una herida que no cierra, pero que intenta esconder en lo profundo de su ser para poder continuar con su vida como padre de familia. Sin embargo los recuerdos aún están frescos y no le cuesta narrar lo que fueron aquellos 74 días que duró el conflicto. 

Con sus jóvenes 22 años fue movilizado hacia Malvinas el 4 de abril junto a otros infantes que formaban parte de la Compañía de Infantería de Marina a la cual él pertenecía. “Solo sabíamos que teníamos que relevar a las tropas que estaban allí y habían llegado el 2 de Abril para tomar la islas, pero en realidad no relevamos a nadie y en forma inmediata nos dieron otro destino” comentó.

Los días transcurrieron sin mayores novedades. El joven cabo se puso al mando de una de las divisiones en las se subdividió su compañía. Esa división estaba integrada por 11 conscriptos. “Ellos eran más jóvenes que yo y me sentía muy responsable de sus vidas, pero entre todos nos dábamos ánimos mientras esperábamos la llegada del inglés invasor”. El destino final de esta División fue la Península Camber, lugar por donde se esperaban algunas incursiones del enemigo. “Era un lugar estratégico y los ingleses intentaron ingresar por allí al menos en cinco oportunidades, pero fueron repelidos. No mostraron demasiado interés en presentar batalla. Era como si solo quisieran observar todo el panorama” recordó Borquez, resaltando la valentía de sus tiradores quienes a pesar de la poca experiencia mostraron tener muchos “cojones”. La división estuvo bajo fuego de los buques ingleses que intentaban “ablandar el terreno” con un constante bombardeo. “Sentíamos gran impotencia, no veíamos al enemigo, pero estábamos en constante riesgo”.

El 13 de Junio por la noche un equipo comando inglés muy bien preparado, intentó concretar una incursión desde Península Camber. Llegaron en botes y desembarcaron. “Nosotros nos plantamos y hubo fuego cruzado durante un tiempo prolongado. Como era de noche y no debíamos permitir que se internen en tierra, desde nuestro Comando que estaba apostado a no más de un kilómetro, nos lanzaban bengalas para que podamos verlos. Estoy seguro que le provocamos varias bajas. No pudieron ingresar y eso nos puso muy contentos”. Esperaron hasta el amanecer para intentar llegar hasta el lugar donde se produjo el desembarco, con la intención de saber si hubo bajas o no del enemigo, pero una orden por radio los detuvo. “Era el 14 de Junio y nos dieron la orden de alto el fuego. No entendíamos por qué. Podíamos ver y escuchar a los helicópteros enemigos volando cerca. Para nosotros la guerra estaba siendo ganada, no esperábamos la noticia de una rendición por parte nuestra” dijo.
 

 

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