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Daniel Héctor Mamaní es el chapista, vecino de Chicoana, que personifica a Jesucristo hace 26 años en la reconocida y tradicional puesta callejera de la Pasión de Cristo en la localidad. Cuenta cómo le cambió la vida esta personificación de la Semana Santa católica que es seguida por miles de personas por las calles de este pueblo tan arraigado en tradiciones.
Daniel tiene 60 años. Está casado con Sandra, con quien tiene dos hijos y dos nietos. Toda la familia se involucra en esta representación viviente durante los días del ritual de la muerte y resurrección de Cristo.
"A mí me marcó a fuego ser el personaje principal de esta pasión. Es muy fuerte su significado y lo que pasa por mi cabeza en estos días. No puedo trabajar en mi taller porque me empapo tanto de cada escena que pareciera que estuviera en esos tiempos viviendo lo que pasó Cristo con su pasión" cuenta Daniel a El Tribuno.
Comenzó en el año 94 cuando le ofrecieron ser Cristo por su larga cabellera y una barba tupida. "Eran años cuando la puesta se hacía durante varios días. Con el tiempo se eligió hacerlo todas las escenas en un sola jornada de unas dos horas y media aproximadamente"
Al principio de estas representaciones hubo dos vecinos que hicieron de Cristo, Julio Velázquez y Dany Rodríguez. Eran tiempos de muchas escenas en varios días.
"Me hablaron para las representaciones de Cristo. Yo no me sentía seguro al principio, después el personaje me empezó a pegar fuerte. Yo soy un vecino común y corriente, no estudié actuación, por lo tanto, el significado de personificar a Cristo es muy emotivo. Soy chapista, y hace más de 25 años tomé un rol impensado en una puesta de la Pasión de Cristo".
La Cruz
Cuenta que la escena que más lo impacta es "la crucifixión y la muerte de Cristo. Pasan muchas cosas por mi cabeza en ese momento, son escenas de sufrimiento que impactan".
Mamaní también disfruta de otras partes de la puesta callejera como "cuando Jesús enseña o hace los milagros, son momentos muy bonitos que logran emocionarme".
Las dos horas y media de alrededor de 12 escenas son seguidas por los espectadores que logran observar de muy cerca cada escena muy bien lograda por los 15 personajes principales, los 50 romanos, 20 odaliscas, los campaneros, y alrededor de 50 extras. Además, 15 personas en el sonido y la iluminación y los campaneros.
"El grupo de trabajo es enorme. Están las señoras que planchan y lavan el vestuario. Los grupos de la Iglesia San Pablo que actúan y colaboran en toda la representación. Es mucha la gente que colabora para que esta representación sea una obra escénica de una comunidad".