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"... Son papeles de lija, de corralón, de pinturería y me gusta porque, generalmente, no se las usa para el arte", dice Federico Kirschbaum acerca del material de muchas de las piezas de "Generar territorios para poder habitarlos", la serie de collages que expone este mes y el próximo en el Museo de Arte Contemporáneo, Zuviría 90, con curaduría de César Núñez.
"Después de años en la abstracción, con pinturas, con collages, Kirschbaum nos sorprende con una muestra de paisajes. Y no solo eso, abandona la paleta alta que manejaba para incursionar en el monocromo. Suma textura y poesía. Esta nueva materialidad en su obra, esta aspereza (técnicamente trabaja con hojas de lija) ocupa, a mi criterio, el lugar de lo ausente", escribió el plástico Hugo Albrieu sobre la muestra.
Colores y texturas
El artista salteño tiene numerosas exposiciones colectivas e individuales, entre estas se destacan "Principio de partida doble", en el Museo de Arte Contemporáneo en 2019. "Sintético" fue la muestra que realizó en la Casa de la Cultura en 2017, "Baileyana" estuvo en Pro Cultura Salta en 2013. "#TBT" es la última muestra del plástico, a principios de 2021 en BAC Espacio de Arte. Allí el collage, las texturas, los colores marcaban las lecturas.
El presente
En "Generar territorios...", el papel de lija es el material predominante. "Me gusta el brillo que tiene el mineral de la lija, en el papel se les pega un mineral y me gusta la textura, la aspereza y todo lo que puede significar esa aspereza. Mayormente, las obras son en papel de lija, algunas están pintadas, también hay hojas de guía telefónica, papel vegetal y también mallas metálicas", dice Kirschbaum a El Tribuno, y agrega: "En 2018 comencé a investigar el papel y en esa búsqueda llegué al papel de lija".
El monocromo, alguna nota en rojo y ocres dan cuerpo a la muestra. "A mucha gente le llamó la atención eso, porque mi obra se caracterizó por tener mucho color. Originalmente había pensado en pintar las lijas, pero el mismo material me fue marcando el camino y me gustó el blanco y negro, los grises, las sombras... Entonces el mismo material despojó el color por ahora; seguramente, el color va a volver -tengo una relación muy íntima con el color-, pero en esta serie en particular predomina el monocromo", señala.
Territorios
El nombre de la muestra no fue buscado "o por lo menos no conscientemente", dice el artista. "Empezaron a aparecer paisajes, parecen recortes de montañas, de cerros. Y empecé a pensar en eso, qué significaba el paisaje para mí, esto de vivir en un valle, rodeado de montañas...", reflexiona, y agrega: "No podemos ver el horizonte, es lindo porque estamos protegidos, por un lado, pero, por otro, está la sensación de que no te podés escapar. Era pensar sobre vivir en este lugar con todo lo que implica. Y también el paisaje se lo puede ver del otro lado. El San Bernardo tiene dos caras, nosotros vemos una y hay otra que no vemos. Y me parece que estos paisajes tienen eso: son paisajes que yo creé, no existen. Es generar un territorio para poder habitarlo...".
"No dejan de ser obras abstractas, y también ves un paisaje, hay una insinuación de paisaje. La técnica es collage, pero pinto con papeles, si ves de lejos no ves el collage, parece una pintura, utilizo el papel como pintura para generar lo pictórico", dice sobre su propuesta.
“Que la gente haga su propia lectura es importante”
Federico Kirschbaum comenzó a experimentar con los colores y texturas a los 29 años. “Fue una búsqueda, venía de una crisis personal y nunca había hecho nada relacionado el arte”, cuenta. “Entonces me dije voy a ir a un taller para pintar un cuadro para mi casa, y pinté un cuadro y ahí se despertó algo interno y no pare más, seguí pintando desde ese primer cuadro que tenía el objetivo de llenar una pared. Bueno, ahora ya no tengo dónde guardar los cuadros...”, dice.
Una pasión
Kirschbaum se recibió de administrador de empresas, tiene un comercio. “Tengo otras actividades, pero esta es mi pasión”, cuenta, y detalla: “No tengo un horario fijo, a veces vuelvo de cenar y me siento un ratito, a veces antes de salir a trabajar. O los fines de semana, como el taller está ahora en mi casa, está todo a mano. Mi taller está frente a un ventanal que da a las montañas. Entonces, creo que esta serie tiene que ver con pintar con vista a la montaña, que tiene protagonismo en mi taller. Tengo la sensación de que estas montañas que se insinúan en mis obras de esta serie es la montaña que me acompaña frente a mi casa”.
Montar una muestra
Parte del trabajo de un artista es llegar al público. “Al principio me daba mucho más estrés esto de si a la gente le gusta, si no le gusta. Después entendí que no le podés gustar a todo el mundo, habrá gente a la que le guste, gente a la que no, gente que la quiere comprar, gente que nunca la compraría. La obra por un lado es parte mía, pero no soy yo”, dice sobre el hecho de exponer su trabajo.
Otro territorio
Llegar al MAC es “todo un logro”, dice Kirschbaum, y analiza: “El lugar de muestra es otro territorio; el día que vinimos, estaba la incertidumbre de cómo quedarían las obras en las paredes, dónde va a ir cada una, qué lectura va a tener... porque que una obra esté al lado de otra genera una lectura distinta que si no sería ese el orden”.
Y señala: “La muestra es una nueva obra, la obra cobra vida cuando está exhibida. Es una parte muy interesante de la producción el mostrarla. Es el momento cuando la obra se relaciona con el público. Empieza a vivir cuando alguien la ve, una cosa es cuando vos la creas y que esté encerrada en tu casa”.
Federico Kirschbaum concluye: “Que la gente empiece a relacionarse y haga su propia lectura es importante; yo pensé en algo, puse una emoción cuando pintaba, cuando hacía la obra, pero cuando la gente se relaciona con ella, ya no tiene que ver conmigo. La obra empieza a tener su propia vida cuando la gente empieza a observarla. Pensar una muestra es darle otra vida a la obra, yo le di una parte de la vida y la otra parte se la da la gente cuando la mira”.