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Villarruel, la vicepresidente que apuesta al rol de las FFAA en la democracia

Recibida en la UBA, Villaruel es una abogada, escritora y activista que milita en favor de revisar la historia ocurrida en la década del 70.
Sabado, 30 de diciembre de 2023 18:04
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Como un paralelismo de la historia, justo cuando se cumplen 40 años de democracia, la vicepresidencia de la Argentina es desde el pasado 10 de diciembre, ocupada por Victoria Villarruel, una activa defensora del rol de las Fuerzas Armadas como herramienta para garantizar no solo la defensa nacional, sino también el marco republicano en un gobierno democrático.

Recibida en la UBA, Villaruel es una abogada, escritora y activista que milita en favor de revisar la historia ocurrida en la década del 70 con el último gobierno militar. Como número dos del Estado, Villarruel estará al frente del Senado y sustituirá al presidente Javier Milei en caso de enfermedad, viaje, muerte, renuncia o destitución, según establece la Constitución nacional.

Nacida en la Ciudad de Buenos Aires en 1975, Villarruel es también técnica en Seguridad Urbana y Portuaria por la Universidad Tecnológica Nacional (UTN).

Su impronta de firme carácter quedó reflejada a los pocos días de asumir, cuando logró imponer como presidente del Senado al puntano Bartolomé Abdala, pese a que el candidato propuesto por Milei era el empresario rural formoseño Facundo Paoltroni.

Villarruel es una abogada muy cercana al ámbito castrense por ser hija del teniente coronel Eduardo Marcelo Villarruel, veterano de la guerra de Malvinas donde fue el segundo jefe de la Compañía de Comandos 602, que comandaba Aldo Rico. Eduardo Villaruel falleció por Covid-19 durante la pandemia.

El padre de la vicepresidente participó del llamado "Operativo Independencia" llevado a cabo en Tucumán en 1975 y ordenado por el gobierno constitucional de Isabel Martínez de Perón con el objetivo de combatir la actividad de grupos guerrilleros y paramilitares que habían tomado las zonas rurales.

La actual titular del Senado es también impulsora de la idea de que "no son 30.000", en alusión al número de muertos y desaparecidos durante el Gobierno militar y entre sus propuestas de campaña estaba incrementar el presupuesto de las áreas de Defensa y Seguridad en un 2% del PBI. Villarruel, quien sonaba fuerte para ocupar el cargo de ministra de Defensa, fue finalmente reemplazada y el puesto lo ocupó Luis Petri, compañero de fórmula de Patricia Bullrich por Juntos por el Cambio. Mientras que en la cartera de Seguridad fue designada la extitular del PRO.

Villarruel, además reivindica la represión que desarrollaron las Fuerzas Armadas, en el marco de un golpe de Estado y sin respetar principios legales elementales, contra quienes califica como "guerrilleros procomunistas solventados por fondos internacionales que pretendían tomar el poder en Argentina por las armas y mantener un modelo político similar al castrismo en Cuba".

Así, como abogada, creó el Centro de Estudios Legales sobre el Terrorismo y sus Víctimas (CELTYV), organización que asegura que los grupos terroristas nacionales atacaron a 17.380 ciudadanos inocentes en la década de 1970, de los cuales 1.094 fueron asesinados.

Después de 2003 cuando se derogaron las leyes de perdón, se anuló el indulto dispuesto por el presidente Carlos Menem y los militares de la dictadura volvieron a ser juzgados, Victoria fundó el CELTYV, simplificando, una suerte de CELS "de los militares", buscando darle un perfil "académico" dentro de un mosaico de agrupaciones castrenses reactivadas ante las políticas del kirchnerismo, que tenían amplia aceptación.

La número dos de La Libertad Avanza (LLA) tiene una larga trayectoria en organizaciones que defienden la tarea de las Fuerzas Armadas. Así, formó también parte de la Asociación Unidad Argentina (AUNAR) que estaba integrada por militares que actuaron durante el Gobierno de facto. Después integró Jóvenes por la Verdad, un grupo que empezó a funcionar en 2003 con el objetivo de reivindicar a las FFAA en la época de la guerrilla.

Desde el inicio de la campaña que la llevó a la Vicepresidencia, Villarruel impulsó su agenda para reconstruir la parte de la historia que, en su opinión, borraron los gobiernos de Néstor Kirchner, Cristina Fernández y Alberto Fernández con un planteo ideológico y sesgado sobre la verdad de uno de los capítulos más sangrientos de la historia nacional.

Villarruel afirma que "no fueron" 30.000 los desaparecidos durante el Proceso de Reorganización Nacional", sino 8.751. Esta cifra no hizo más que enervar a las organizaciones y militantes de Derechos Humanos que tuvieron que admitir que "30.000 es un número simbólico" y para fundamentar ese guarismo, entre otros argumentos, esgrimieron las cifras reveladas en documentos desclasificados de la Embajada de EEUU que salieron a la luz en 2006, en los cuales se da cuenta de que, para 1978, las FFAA argentinas reconocían unas 22.000 personas desaparecidas.

En "Los otros muertos " libro que escribió en 2014 con Carlos Manfroni, sitúa en más de 1.000 las víctimas de la guerrilla. Y ponen acento particular en las víctimas civiles. Una "contramemoria" o una memoria incómoda para el relato kirchnerista de los 70, que dominó la escena en los últimos lustros.

Villaruel es feligresa de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X, una orden católica tradicionalista que no reconoce algunas doctrinas del Concilio Vaticano II, rechaza la eliminación de la misa en latín, la libertad de culto y la autoridad única del Papa.

Es "provida" -igual que Milei- y es previsible que intente revertir la ley que permite el aborto hasta la 14ª semana de gestación, ya sea por violación o riesgo de vida.

"Me tildan de genocida, me tildan de facha, de negacionista, los mismos que justifican los crímenes del comunismo en todo el mundo", había dicho en uno de los cierres de campaña. "Si robarse todo en nombre de los pobres es ser de izquierda, soy de derecha", desafió.

 

Los vínculos a nivel mundial

En el plano de las relaciones internacionales, Villarruel ha sido el nexo indispensable para que Milei pudiera tener contacto con las ultraderechas de otros países. Es el caso de Vox en España, los republicanos trumpistas en Estados Unidos y los bolsonaristas de Brasil.

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