¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

Su sesión ha expirado

Iniciar sesión
10°
29 de Junio,  Salta, Centro, Argentina
PUBLICIDAD

"La tasa de incidencia del síndrome urémico hemolítico en Argentina es muy alta"

Martes, 11 de abril de 2023 02:40
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

Ramón Alfonso Exeni, médico pediatra y nefrólogo, es considerado como uno de los fundadores de la nefrología pediátrica en Argentina. Se formó en la Universidad de Buenos Aires. Hace unos días recibió una plaqueta de reconocimiento en nombre del Gobierno de la Provincia de Salta, durante un homenaje en la capital salteña. Exeni tiene 83 años. Nació un 20 de julio en La Quiaca, Jujuy, pero su familia se radicó en Salta y el desarrolló gran parte de su actividad en la provincia. Fue distinguido en 2014 por la Asociación Latinoamericana de Nefrología Pediátrica como una de las figuras más importantes de esa especialidad de América Latina por sus contribuciones en la investigación del síndrome urémico hemolítico. Colabora permanentemente con el Hospital Público Materno Infantil y el servicio de Nefrología. En diálogo con El Tribuno, contó cómo vivió el reconocimiento, repasó su carrera y se refirió al síndrome urémico hemolítico, cuya tasa se mantiene elevada en Argentina.

¿Cómo vivió este reconocimiento?

Fue muy impactante, una sorpresa completa porque yo fui a un evento social y me llevaron a esta reunión. Me encontré con el doctor Antonio Salgado, médico pediatra, infectólogo, y el ministro de Salud, Federico Mangione. Yo soy jujeño. Nací en La Quiaca pero toda mi familia, que es numerosa, está en Salta y toda mi actividad social la desarrollo en Salta.

Usted cumple sesenta años en el ejercicio de la profesión...

El 8 de junio próximo cumplo 60 años de profesión. Ingresé en el hospital de niños de San Justo en 1963, donde estuve hasta el 71 y luego me fui a México, Toronto y Nueva York, donde estuve mucho tiempo. Luego volví y me fui a Barcelona, donde estuve un poco más de ocho meses y permanecí esporádicamente en otros lugares. Aprendí mucho en Los Ángeles y Bilbao. Fue muy lindo todo, pero yo me iba del hospital con licencia y siempre volvía.

¿Qué lo motivó a inclinarse por la nefrología?

Cuando entré en el hospital, que prácticamente lo fundamos nosotros, entre 8 o 10 médicos que empezamos ahí, inicialmente veíamos de todo, pero en un momento dado apareció el síndrome urémico hemolítico y de golpe vimos que era desproporcionada la cantidad de pacientes con problemas renales que llegaban.

Era muy difícil derivarlos a la capital porque no había muchas camas. En ese momento había una figura: la del "todólogo", es decir, el mejor médico en todo, tanto en nefrología como cardiología y lo que se te ocurra, era un genio, el mejor pediatra del mundo, reconocido por los americanos: el doctor Carlos Gianantonio y, por esas cosas que uno nunca sabe, yo forjé una relación muy buena con él. Le interesó y le pareció muy emocionante lo que estábamos haciendo en San Justo porque era un lugar lejos de la capital, no había nada y resolvíamos lo que podíamos en ese momento. Entonces alguien se tenía que dedicar a la nefrología y me dediqué.

"A la nefrología de Salta la veo muy bien organizada. Tienen una buena estructura para realizar diálisis".

Gianantonio estaba en el Hospital de Niños de Buenos Aires y, cuando fui a decirle que quería hacer nefrología, me dijo que vaya con él. Para mí verlo atender pacientes era como que me digan ahora que me voy a poner a patear penales con Messi. Fue famoso en el mundo y gracias a Dios estuve con él. Me decía que me veía muy inquieto. Me recomendó irme al exterior, entonces me fui a México a hacer un curso.

¿Cómo fue su experiencia en México?

En ese momento estaba el profesor Gustavo Gordillo, el gran nefrólogo de la parte norte de Latinoamérica. Hizo el primer Congreso Mundial de Nefrología Pediátrica en Guadalajara. Él fue uno de los que ganó un premio importantísimo a nivel mundial: el riñón de oro de 600 gramos de la Sociedad Internacional de Nefrología. Hicimos dos libros de nefrología pediátrica que se usaban en todos lados. Luego de retirarse me llamó y fui a México. Me dijo que había distribuido sus bienes materiales entre sus hijos y que me nombraba a mí heredero científico. Me regaló el riñón de oro. Fue un de las cosas más impactantes de mi vida.

¿Cuál es la patología que más afecta a los riñones en el país?

El síndrome urémico hemolítico. Es provocado por la carne mal cocida. Si bien las hamburguesas se llevaron todo el crédito como causantes, no tan solo están ellas sino también los pasteles de carne y las empanadas mal cocidas.

¿Cuál es la tasa de incidencia?

Normalmente en Argentina la cifra se calcula por cada 100 mil chicos menores de cinco años. Estamos en 12 u 11 casos por cada 100 mil chicos, es decir, bajó un poquito pero en Estados Unidos está en 2, en Chile en 3, o sea que estamos como 10 veces arriba en cantidad. Un hospital solo pasó por los mil pacientes. Si junto a mi hospital, el Garrahan, el Gutiérrez, el Italiano, la Casa Cuna, La Plata y Bahía Blanca, que son centros grandes, superamos al mundo entero pero por lejos. Es terrible. Muy alto.

¿Cómo ve la nefrología en Salta?

Está muy bien. El servicio fue creado por la doctora Roxana Salim y la doctora Mariana Saurit siguió con mucho éxito lo que ya había iniciado la fundadora. Es uno de los momentos en que a la nefrología de Salta la veo muy bien organizada. La jefa que tienen ahora, Saurit, es muy seria, correcta y ha hecho un grupo muy bueno. Tienen una buena infraestructura para diálisis.

Durante su reconocimiento usted elogió al servicio de nefrología en el sistema de Salud Pública...

Yo viajo bastante y doy charlas afuera, en otros países de Latinoamérica. Este es el único país en el que si un chico entra en problema renal por síndrome urémico hemolítico o lo que sea y llega al Garrahan, Salta o donde sea, se empieza a dializar si no lo cubre la obra social.

En el hospital que lleva mi nombre solo puedo atender pacientes que no tengan ninguna cobertura social para poder proteger a esos chicos. Vienen tres veces por semana y se dializan perfectamente. Tienen toda la atención de todo el equipo mío, del Garrahan o el servicio donde vayan. Después se trasplanta totalmente gratis. Lo más importante, y que es lo que la gente no entiende, es lo caro del seguimiento, de las drogas postrasplante, porque el trasplante puede ser muy exitoso, pero si no está seguido por una cobertura de drogas inmunosupresoras, que son muy costosas, no puede ser viable. A los chicos que tenemos trasplantados, la primera semana del mes, el Ministerio de Salud les lleva a la casa la medicación gratis. Es algo único.

¿Qué se puede recomendar a la población para prevenir la patología?

La gente tiene que cocinar la carne picada al recontra máximo. La carne picada no debe entrar en las casas de chicos menores de cinco años porque contamina, es un problema. En segundo lugar, hay que tener muchísimo cuidado con los lácteos que pierden la cadena de frío porque esa es otra causa. Recordemos que con la epidemia del cólera, la gente tomaba medidas de higiene como lavarse las manos y la incidencia bajó un montón. Hay que hacer lo mismo.

 

Temas de la nota

PUBLICIDAD
PUBLICIDAD