inicia sesión o regístrate.
Juventud Antoniana se quedó con un sabor amargo que dejan los empates porque no pudo resolver sus propias limitaciones que mostró en el partido de ayer frente a 9 de Julio de Rafaela, que finalizó a 1 a 1, en el estadio Padre Martearena.
El santo no supo ganar porque solo fue certero en el gol que convirtió Martín Albarracín, segundos antes de que se fueran al descanso, luego estuvo errático en la contención y le faltó recurrir a la eficacia cuando también tendría que haber aplicado esa fórmula para ampliar las diferencias a su favor.
Todo se presentó como para que Juventud pudiera volver a escalar posiciones ante los rafaelinos, que con el correr de los minutos se dieron cuenta por dónde tenían que circular para crear peligro en el arco de Hernán Acevedo. Desde el primer tiempo el equipo que conduce Gabriel Nasta le dejó al rival el camino libre por izquierda. Así, los jugadores visitantes se hacían los desentendidos y armaban los avances hacia el arco de enfrente por ese sector de la cancha, con la tardía reacción de los defensores contrarios
Desde el lado local uno de los recursos era de que la pelota pudiera llegar en alto a la cabeza de Julio Cáceres, para habilitar a Enzo Vargas. Uno que otro acierto se produjeron, pero faltaba sincronizar el juego de mitad de cancha hacia adelante. Justamente, los encargados de coordinar los pases como Facundo Velazco y Agustín Favre no estuvieron precisos y facilitaron el trabajo del adversario en la zona de contención.
Claro que el Facu Velazco intentó sorprender con algunos disparos de media distancia que no trajeron consecuencias en la valla defendida por Agustín Grinovero.
En ese lapso para los antonianos era necesario utilizar otras vías, como de la pelota detenida y que rindió sus frutos. Ya en tiempo de descuento de la primera parte del juego, en una ejecución de un tiro de esquina que efectuó Agustín Favre, sirvió para que Martín Albarracín, con un golpe de cabeza y libre de marcas, estableciera el 1 a 0, transitorio.
Gabriel Nasta ordenó la primera variante con el ingreso de José Vanetta por Facundo Velazco.
Con los avances de Vanetta produjo inquietud en los hombres de la visita, que no se desesperaron y rápidamente buscaron el modo de controlar le embates del juvenil del santo.
Agustín Favre y Martín Esparza ejercieron una mayor tenencia del balón para abastecer a sus compañeros de ataque. Así, Enzo Vargas en un par de oportunidades estuvo cerca de estirar las cifras, lo mismo que Cáceres y en otra acción hasta Francisco Gómez, con tanta rapidez, se llevó por delante el rebote y no pudo definir al gol con el arquero visitante vencido.
El desgaste que hizo Juventud provocó el cansancio en sus jugadores cuando se disponían a acompañar para llevar peligro hasta la valla del conjunto rafaelino, se exponían a la contra.
Entonces, 9 de Julio sacó provecho de las falencias antonianas. Leandro Larrea no dio por perdida una pelota en la línea final y lanzó un tiro que se fue a besar los piolines del arco de Acevedo. 1 a 1 y final.
Aunque Juventud sumó un punto, deberá corregir sus desaciertos.