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Integrando cada feria de emprendedores, hay familias que con mucho esfuerzo se abocan a distintas actividades productivas, como los Espinosa, vecinos de barrio La Paz, de la ciudad de Salta. Desde hace casi dos décadas se dedican a la producción de miel pura de abeja. Se trata de una labor que requiere de mucha experiencia, dedicación y por sobre todas las cosas, pasión.
Jorge Luis Espinoza (42), en diálogo con El Tribuno, contó que cuentan con colmenas en tres puntos del interior de la provincia. En Anta, en una finca ubicada más allá de El Quebrachal; en San Carlos, plenos Valles Calchaquíes; y en La Silleta. En todos los casos, deben ubicarse en lugares alejados de los centros urbanos. Cada zona da a luz un producto con características propias, debido a la flora del entorno.
“Por ejemplo la miel de Anta tiene una textura más firme, color oscuro y un aroma más intenso y no se cristaliza. La de La Silleta, en cambio sí se cristaliza, tiene un sabor penetrante y es más clara; mientras que la de San Carlos, es clara y suave”, explicó el apicultor.
Cada tipo de miel satisface el gusto de los diferentes paladares. Lo cierto es que la miel en cualquiera de sus variedades ofrece enormes beneficios a la salud.
En cuanto a los niveles de producción, Jorge Luis señaló que rondan los más de 2.000 kilos al año, contando los tres puntos de origen y la comercializan en ferias de emprendedores, como la de San Luis y la de Grand Bourg, entre otras.
“La apicultura es una pasión que heredé de mi papá, Carlos Alberto Espinoza Martínez. Hace 18 años que estoy en esto y realmente me gusta. Yo trabajo en el área de mantenimiento de una clínica, pero el resto del tiempo lo dedico a las abejas”, recordó Jorge Luis. Luego detalló que, la recolección se realiza en el período que va de noviembre a febrero, el resto de los meses se debe hacer el mantenimiento de las colmenas.
Son diversas las actividades que desarrolla el apicultor. Durante el verano normalmente trabaja con las abejas, pero durante el otoño invierno o estación de receso, el trabajo consiste en la preparación del material para la próxima temporada en donde alojará a las nuevas familias. También se realizan revisaciones periódicas de las colmenas para la evaluación de reservas.
En este sentido, vale la pena recordar que en una colmena se pueden hallar entre 10.000 y 70.000 abejas de una casta.
Además de la miel, los Espinosa elaboran propolio. “Por el momento no sacamos polen ni jalea real, porque es un trabajo que requiere estar constantemente en el lugar. Lo que sí ofrecemos es panal, que es muy demandado por la gente”, señaló Jorge Luis.
Los productos antes se llamaban La Salteñita y desde hace algunos años cambiaron a la denominación “Miel pura de abeja, producción de familia Espinosa”, ya que participan no solo Jorge Luis, sino también sus hermanos, hermanas, sobrinos y su papá.
Como vemos, cada producto sobre la mesa de una feria de emprendedores representa mucho más de lo que se exhibe: es el resultado de una cadena de esfuerzos, sueños e ilusiones que movilizan desde la base el motor de la economía local y regional.
La polinización, vital para el planeta
Vale la pena poner de relieve que el principal aporte de las abejas es la polinización de cultivos y la producción de miel. El aporte de las abejas a la polinización es el efecto más importante por estos días, ya que incide directamente sobre la vida del planeta. En este sentido, el INTA señala que, Argentina tiene una apicultura muy competitiva y produce miel de alta calidad. Esto se debe -explican desde el organismo- a la profesionalidad y nivel organizativo de los apicultores, a la diversidad de especies dada por amplitud y diversidad de su territorio y a la tecnología desarrollada por instituciones oficiales trabajando estrechamente con el sector. Por tales motivos, desde distintas entidades oficiales se trabaja en normativas y reglamentaciones respecto a la calidad de la miel.
“Por condiciones geográficas, climáticas y florales, Argentina tiene posibilidades de aumentar considerablemente la producción”, indicaron desde el INTA.