Su sesión ha expirado

Iniciar sesión
20 de Julio,  Salta, Centro, Argentina
PUBLICIDAD

Volver a aquella "Canción con todos"

Lunes, 10 de julio de 2023 02:01
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

Pasó el tiempo en que César Isella, en 1969, compuso la música de "Canción con todos", a la que el poeta Armando Tejada Gómez le puso letra, tema que fue designado por la Unesco como Himno de América Latina y traducido a treinta idiomas; en aquella canción y en aquellos tiempos la política sería una canción que nos uniría a todos.

Pasó el tiempo y en Argentina y en algunos países de América Latina la política y sus políticos se degradaron, perdieron sus valores y el compromiso de servicio a la solución de los problemas y las necesidades de los ciudadanos. La acción política parece un cieno, un lodo blando en que chapotean en una ciénaga de extenso paraje pantanoso.

Es una falta de respeto a nuestra generación, que salió de la adolescencia y ahora va a entrar a la vejez soportando los mismos hombres y nombres en el poder, es otra catástrofe nacional. Es una vergüenza y el país se parte por la mitad porque nadie, absolutamente nadie, desea en realidad que haya presidente; unos van a aceptar un presidente por comodidad, otros por pereza mental, otros por el chantaje de la violencia, otros por abulia.

Nada puede ser peor que nada en este mundo decadente con absoluta seguridad. Están en crisis todos los presupuestos políticos y el orden social mismo; la permanencia y la estabilidad sin alternancia han congelado y crispado el diálogo. Vivimos una especie de escalada de delaciones y traiciones y una alianza tácita entre mediocres.

La historia se repite, el progreso es una ilusión, las naciones son incapaces de abandonar la tierra esponjosa de sus mitos de origen o quizás, predomina la vocación trágica; el panorama no puede ser más ceniciento; todo puede ir a peor.

La confusión política adquiere niveles paranoicos; lo único que queda, por ahora al menos, es cerrar los ojos y apretar los dientes.

Hay una especie de exasperación y la amenaza de una bomba que explote en un pueblo chico.

Se cortan los puentes en vez de abrir el diálogo, más necesario que nunca después de tantos incidentes. Hay demasiados discursos esperanzadores sin resultado alguno, nuestra radicalización se hace sentir en todos los terrenos. Hay muchos derrumbes. Hay que defender a la gente que quiere y sabe trabajar, que piensa y se compromete.

La venganza es la norma de la hora; los que nos gobiernan reaccionan por berrinche; son eyectados técnicos, economistas y funcionarios por atreverse a disentir distinguiendo sus servicios para un gobierno de la conciencia política. Poco se puede hablar en serio con casi nadie, no hay referencias, todo es localista y chismoso.

Un programa o un plan de estabilización, desarrollo y progreso necesita de la voluntad y de la participación activa de todos y cada uno de los ciudadanos que deben estar convencidos de la necesidad del sacrificio a largo plazo cuyo resultado será para la próxima generación.

 

PUBLICIDAD
PUBLICIDAD