A más de una semana de haberse defendido de un ladrón a las trompadas, el vicario Juan Eduardo Jotayan recibió la donación de alarmas de una empresa privada salteña. Sin embargo, la vicaría Nuestra Señora de Guadalupe y los propios vecinos de la zona aún están expuestos a hechos de inseguridad en el barrio La Loma.
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A más de una semana de haberse defendido de un ladrón a las trompadas, el vicario Juan Eduardo Jotayan recibió la donación de alarmas de una empresa privada salteña. Sin embargo, la vicaría Nuestra Señora de Guadalupe y los propios vecinos de la zona aún están expuestos a hechos de inseguridad en el barrio La Loma.
En diálogo con El Tribuno, comerciantes y otros habitantes del barrio contaron cuáles son los principales inconvenientes que sufren. "Suele haber robos y muchas peleas de patotas. Cuando comienzan a insultarse, nosotros ya cerramos el negocio y entre los vecinos nos avisamos para guardar los autos", comentó uno de los kiosqueros de La Loma, un histórico barrio ubicado en la zona oeste de la capital salteña.
Otro de los vecinos comentó que días atrás "una mujer se bajó del colectivo y en la cuadra siguiente le robaron la cartera. Hay muchos motochorros por acá", aseguró.
Y respecto al violento cruce entre el párroco y un ladrón, una vecina recordó que "en más de una oportunidad, el cura sacó corriendo a los patoteros que se juntaban a drogarse y tomar alcohol al costado de la iglesia".
En junio pasado, una joven sufrió la embestida de un motochorro quien le sustrajo su teléfono celular en la puerta de su casa, a la altura del pasaje La Hora al 2500, a pocas cuadras de la vicaría.
Cada dos meses y medio
La iglesia del barrio cuenta con cinco hechos de inseguridad en tan solo un año, un promedio de robo cada dos meses y medio. El penúltimo fue el más violento de todos y fue contado por Jotayan tras escuchar la rotura de rejas y la puerta de madera: "Me puse las ojotas, abrí despacio la puerta de mi habitación y fui por el pasillo hasta donde empieza la cocina-comedor. Allí prendí la luz y me encontré de golpe con un tipo en la casa. Él ya había roto las rejas y la madera".
"Nos agarramos a las trompadas limpias, fue una cosa tremenda", reconoció a este diario el vicario, quien tras denunciar públicamente este hecho, sufrió un nuevo ataque horas después. Durante la madrugada del sábado, la iglesia sufrió rotura de postes de luz y sustracción de varios reflectores.
Piden cámaras y más patrulleros
Al ser consultados por El Tribuno, los vecinos del barrio La Loma solicitaron mayor presencia policial y también cámaras de seguridad en la zona. Y además indicaron que este problema "no es de ahora, siempre tuvimos hechos de violencia y drogadicción".