Pese a la conmoción que causó en todo el país el femicidio de Mercedes Kvedaras, la fiscal penal de la Unidad de Femicidios, Mónica Poma, no informó oficialmente a la prensa los resultados de la autopsia ni los primeros datos de la investigación. Es una conducta habitual en la magistrada, que si bien debe proteger la investigación, siempre opta por el silencio. De esa forma no evita que circulen informaciones que pueden ser falaces o confusas y afectar a las víctimas.
Salta está en emergencia por violencia de género desde 2014. La situación requiere que los funcionarios y las funcionarias desempeñen sus cargos con responsabilidad, pero también que estén a la altura de la demanda social. No se entiende el extremo hermetismo de Poma.
Desde su área solo se dio a conocer información básica, y a 48 horas del crimen desde su fiscalía no se dieron a conocer oficialmente datos de la autopsia ni de la situación procesal de Figueroa.
En este tiempo ocurrieron crímenes aberrantes y la fiscal Mónica abusa del hermetismo. Su silencio puede tomarse como tal o como que no tiene nada para decir. Su silencio justamente contribuye a la idea de una Justicia inactiva, que no da respuesta.
Bajo su órbita está la investigación de Elsa Lucrecia Alegre, la mujer de 71 años que fue brutalmente asesinada en un departamento céntrico a mediados del mes pasado. El 31 de julio, este medio ya había advertido la nula información que se proporcionó sobre el caso. Nada cambió en estos días. Entonces surgen serias dudas sobre el trabajo que realiza Poma. ¿Se investiga? ¿No hay nada que decir?