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Sin herir susceptibilidades, podemos observar que de antaño han venido a habitar la provincia personas de diferentes nacionalidades con fuertes costumbres machistas, donde el respeto a la mujer es casi nulo. Muchos de los vecinos países también tienen una fuerte costumbre sobre la violencia hacia la mujer, lo cual hace que estemos en el epicentro de la imposición del hombre sobre la mujer.
Un simple ejemplo es que estando en el año 2023 aún tenemos que leer en el Código de Minería que las "mujeres no divorciadas no pueden ser titular de una mina" (artículo 22, inciso 3ro.), siendo que he presentado varias veces el proyecto de modificación parcial del Código de Minería y no ha tenido asidero ni desde el kirchnerismo ni desde Cambiemos. Sin embargo, vemos que quieren promocionar el trabajo femenino en la minería sin modificar una norma repugnante ante la sociedad cuando de igualdad se habla.
Hoy ante un país que si bien ha cambiado muchísimo arrastra costumbres que por más que estén contrarrestadas por la Ley nacional 26.485, que versa sobre la protección integral contra la violencia, no es menos cierto que en muchas ocasiones se impone la costumbre.
Es tal la manera en que ha proliferado esto como tan burda e injusta dicha protección.
Vale decir que existe violencia de género cuando el hombre golpea a la mujer y no cuando la mujer golpea al hombre, sin dejar pasar por alto que violencia es violencia.
No obstante, y dejando en claro que el machismo exacerbado que se vive hoy, por más leyes que degraden la defensa del hombre, seguirá existiendo si no se toma el "Buen trato entre los sexos" como una materia que en el sistema educativo debería arrancar desde el colegio primario hasta finalizar el secundario, mínimamente.
Ante esta sociedad, aún es más ley la costumbre que permite el abuso sobre la mujer que la ley que las protege.
Por Sergio Alejandro Bustos, abogado, miembro de la Asociación Argentina de Derecho Constitucional.