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27 de Octubre,  Salta, Centro, Argentina
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Dos pájaros de un tiro: la razón de la euforia saencista

Lunes, 27 de octubre de 2025 03:06
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Las elecciones de medio término realizadas este domingo dejaron un mapa político con múltiples capas de lectura y varias aristas de análisis. Más allá de la contundente victoria libertaria a nivel nacional, el resultado en la provincia de Salta abre un escenario de reacomodamientos y señales hacia el futuro inmediato. Y dentro de ese cuadro, hubo una foto que llamó especialmente la atención: el festejo del saencismo.

Más allá de la nueva conformación política en el Congreso que llega tras la clara victoria libertaria en el país, el resultado en la provincia de Salta particularmente, abre un escenario de posicionamientos políticos de cara al futuro.

El triunfo libertario en la provincia, que en la categoría a senador nacional obtuvo una cómoda victoria frente al oficialismo provincial, contrastó con los festejos emponchados del frente Primero los Salteños, donde la euforia fue un tanto desmedida, si se tiene en cuenta que para esa categoría, los libertarios -más mesurados incluso en sus festejos locales- consiguieron un diferencia de más de 13 puntos a su favor.

En Salta, La Libertad Avanza se impuso con claridad en esa categoría, obteniendo alrededor del 41% de los votos contra el 28% del oficialismo provincial. Una diferencia nítida.

Sin embargo, mientras los libertarios celebraban con sutil moderación, en el búnker del frente Primero los Salteños —con ponchos al viento y música norteña— la euforia alcanzó niveles de contraste con el resultado numérico. Parecía, a primera vista, un festejo desproporcionado para un segundo lugar.

Pero la política no siempre festeja posiciones: también festeja derrotas ajenas. Y allí estuvo la clave.

Fue el propio gobernador Gustavo Sáenz quien pronunció un discurso encendido que tuvo como único destinatario al kirchnerismo, encabezado por Juan Manuel Urtubey, el reconverso candidato, bendecido por Cristina Kirchner, desde su prisión domiciliaria.

Tan extraña como estoicamente desde el año 2019, el gobernador Sáenz se hizo cargo de la deuda de Urtubey en la provincia sin chistar.

Sáenz ofreció un discurso cargado de intención y destinatario preciso. Sin nombrarlo, apuntó cada frase contra Urtubey. El exgobernador regresó a la escena bajo el amparo directo de Cristina Kirchner —hoy políticamente reducida por su condena— y aspiraba a obtener una banca en el Senado como plataforma para su retorno a la gobernación en 2027.

Es que la reaparición de Urtubey en el radar de la política salteña en estas elecciones y sus posibilidades de obtener un escaño en el Senado, era analizado en su entorno, apenas como un peldaño en las aspiraciones para volver a la gobernación dentro de dos años.

Esto podría haber sido claramente una certeza si Urtubey conseguía una mejor performance en la provincia, pero al parecer la Boleta Unica Papel no le fue tan favorable como el voto electrónico. La BUP, menos dócil que los algoritmos y los códigos fuente de la boleta electrónica, que lo supieron favorecer en otras épocas, le jugaron esta vez en contra.

También en la intimidad del saencismo, la eventual llegada de Urtubey al Senado era leída como el primer escalón de su regreso al poder provincial y dejaba sin posibilidades de competencia a Sáenz en caso de aspirar a un tercer mandato.

"Tenían senadores y hoy se quedaron sin nada… y nosotros sumamos un diputado que va a defender a los salteños", lanzó Sáenz desde el escenario montado en un hotel céntrico de esta ciudad. Una sentencia sin metáforas. Un mensaje directo. Y sobre todo, una victoria simbólica.

Asumió el costo político y financiero de los fondos internaciona les con una millonaria deuda en dólares que aún hoy se sigue pagando.

El kirchnerismo salteño, encabezado por Urtubey y acompañado por Emiliano Estrada —quien buscaba renovar su banca en Diputados— quedó efectivamente sin representación. Estrada, además, arrastra un enfrentamiento abierto con Sáenz que incluye denuncias en el Congreso, acusaciones sobre vínculos con el narcotráfico, y una causa en su contra por la producción de noticias falsas.

Solo basta mencionar que el enfrentamiento entre Sáenz y Estrada se hizo inocultable desde hace tiempo con las denuncias del legislador nacional en el Congreso sobre los supuestos vínculos del Gobierno provincial con el narcotráfico, mientras que desde el saencismo promueven su desafuero con la imputación en la causa por la generación de noticias falsas a través de una "usina de fake news", solventada con fondos que salieron del propio Congreso.

Pero al parecer hubo otro componente en la euforia saencista: el desahogo.

Desde 2019, Sáenz carga sobre sus hombros la pesada herencia financiera e institucional del urtubeicismo. Recibió una provincia endeudada en dólares por los fondos de Reparación Histórica y del Bicentenario, compromisos que aún hoy se pagan. Aceptó además convivir con un esquema judicial diseñado para blindar la retirada del exgobernador y asegurar su influencia en la Corte de Justicia.

Sáenz debe afrontar un esquema judicial en la provincia que fue ideado "para cubrir una retirada" antes que brindar un servicio transparente y que honre la tarea de la Corte local, hoy cuestionada no solo por la Corte Suprema de la Nación, sino también por la Justicia internacional.

Es por eso que resultó extraño también escucharlo a Sáenz reaccionar de esa manera y enviar un mensaje a Urtubey a quien prefirió no mencionar en su discurso, tal como lo viene haciendo con la figura del exmandatario. Extraña y estoicamente desde el año 2019, Sáenz se hizo cargo de la deuda de Urtubey en la provincia sin chistar. Asumió el costo político y financiero de los fondos internacionales con una millonaria deuda en dólares que aún hoy se sigue pagando.

Da la impresión de que el saencismo rompió un extraño silencio forzado y que lo celebró más que cualquier marcador electoral.

Por eso la pregunta de la noche resulta obvia: ¿Sáenz celebró un segundo lugar o celebró haber derribado la plataforma del retorno político de Urtubey? La respuesta es inequívoca. El gobernador no festejó los números: festejó la derrota de Urtubey y Estrada. Sáenz mató dos pájaros de un tiro.

Contuvo el avance kirchnerista local y desactivó la aspiración de Urtubey a volver a gobernar Salta. Y en política, a veces, eso pesa más que cualquier porcentaje de una elección de medio término.

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