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26 de Junio,  Salta, Centro, Argentina
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Francisco lo esperaba, pero no se dio: el encuentro trunco entre Zamba Quipildor y el Papa

Con más de seis décadas de trayectoria, el legendario intérprete salteño expresó su tristeza por no haber concretado un encuentro largamente deseado con el Papa Francisco. La obra que unió sus caminos fue la misma que lo llevó a recorrer el mundo: la misa criolla.
Lunes, 21 de abril de 2025 12:46
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Zamba Quipildor tiene 81 años, una vida entera dedicada a la música popular argentina y, en particular, a una de sus joyas más universales: la misa criolla. Con más de 55 años interpretándola en los escenarios del mundo —casi 90 países en total—, el artista salteño es sinónimo de esa obra creada por Ariel Ramírez, que alguna vez compartieron nombres como Los Fronterizos, Mercedes Sosa, Jaime Torres, Domingo Cura y tantos otros pilares del folclore.

Tras la muerte del Papa Francisco, Quipildor no ocultó su dolor. "El mundo está triste", dijo apenas comenzó la charla. Pero su pena es aún más profunda: quedó trunca una ilusión que atesoraba desde hace casi una década, cuando se había planteado la posibilidad de cantarle personalmente la misa criolla al Papa argentino en el Vaticano.

"Hace como diez años se había pactado la fecha. Francisco quería que yo le interpretara la misa criolla. Estaba todo listo para el 12 de diciembre, pero por distintos motivos que escapaban a él y a mí, no se pudo concretar", relató con la voz cargada de emoción. "Es una deuda que me quedará para siempre", confesó el artista.

No era la primera vez que la obra cumbre del folclore litúrgico se vinculaba con un pontífice en su vida. Zamba Quipildor ya le había cantado la misa criolla al Papa Pablo VI y también a Juan Pablo II. Por eso, no poder hacerlo con Francisco le provoca un dolor íntimo, el de un ciclo inconcluso.

Zamba también compartió su fe. Dijo ser devoto de la Virgen de Guadalupe, a quien le encomienda cada paso. Y, fiel a su espiritualidad, expresó que ya está organizando su gira de despedida de los escenarios. El adiós no será silencioso: prepara actuaciones en Salta capital, en Cafayate, y también en su querido Coronel Moldes, el pueblo donde se crió desde pequeño tras haber nacido en el ingenio La Esperanza, en Jujuy.

Una de las presentaciones más especiales será, justamente, en la Catedral de Salta. Allí volverá a sonar su voz con la fuerza de los años y la ternura de quien sabe que cada canto puede ser el último.

La historia de Zamba Quipildor y el Papa Francisco no tuvo el final esperado, pero queda grabada en la memoria del artista como un vínculo de respeto mutuo y sensibilidad compartida por la música y la fe. Aún sin haberse concretado, ese encuentro imposible vive hoy en sus palabras, en su pena y en la zamba que no se cantó.

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