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Los BRICS reivindican un mundo multipolar

Martes, 05 de noviembre de 2024 02:29
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En una reunión celebrada en la ciudad rusa de Kazan, en la que participó como anfitrión el presidente ruso Vladimir Putin y como invitado especial el secretario general de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, los cinco cancilleres del grupo BRICS acentuaron el perfil político de la iniciativa. En una extensa declaración final de 134 puntos, titulada "Fortalecimiento del multilateralismo para un desarrollo y una seguridad global justos", pueden rastrearse un conjunto de definiciones que marcan las coincidencias sobre una reconfiguración del sistema de poder global.

La iniciativa más importante apunta a la creación de un mecanismo multinacional de pago que eluda el empleo del dólar como moneda de cambio. Este intento de "desdolarización" de la economía mundial refleja cabalmente la intención avanzar hacia la gestación de un nuevo sistema económico global que otorgue mayor protagonismo a los países emergentes en detrimento del rol hegemónico que desempeña Estados Unidos.

Entre los puntos acordados figura el apoyo a "las aspiraciones legítimas de los países en desarrollo de África, Asia y América Latina, incluidos los estados del grupo BRICS, de jugar un papel más relevante en los asuntos internacionales, en particular en la ONU, incluido su Consejo de Seguridad". En otros términos, el pronunciamiento homologa las pretensiones de India, Brasil y Sudáfrica de convertirse en miembros permanentes del Consejo de Seguridad.

La declaración condena las sanciones económicas "no" refrendadas por las Naciones Unidas, requisito que no cumplen las medidas adoptadas por Estados Unidos y sus aliados contra Rusia, Irán, Venezuela y Cuba. Otra definición relevante es el respaldo a la incorporación del estado palestino como miembro pleno de las Naciones Unidas.

Los protagonistas del cónclave discutieron también las condiciones para la admisión de nuevos miembros al quinteto originariamente integrado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica y posteriormente ampliado con la incorporación de Irán, Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudita, Etiopía y Egipto. Sin embargo, esas tratativas no obtuvieron resultados concretos y la cuestión quedó en suspenso.

Esa postergación dejó en una extensa lista de espera a una veintena de estados que gestionan su ingreso a la organización. El tema venezolano fue motivo de una aguda controversia que determinó esa postergación. Mientras Putin abogó por el régimen de Nicolás Maduro, su colega brasileño Lula se opuso terminantemente.

Las conversaciones sobre la ampliación de los BRICS empezaron en 2022, cuando China ocupó la titularidad del bloque, lo que despierta cierta preocupación en algunos de sus socios ante el peligro de perder influencia relativa en las decisiones por el ingreso de países aliados a Beijing. La gravitación china es incontrastable: su producto bruto interno más que duplica la sumatoria de los otros cuatro miembros.

En su conjunto, los países del BRICS acumulan hoy el 23 % del producto bruto global y albergan al 42% de la población mundial. China es la segunda potencia económica. India acaba de reemplazar a Gran Bretaña, su ex metrópoli, del quinto lugar en ese ranking. Rusia está en el décimo puesto y Brasil en el undécimo. Sudáfrica está más atrás, pero es el país económicamente más relevante de África. En términos de largo plazo el fenómeno es aún más significativo: las proyecciones para el 2050 colocan a los BRICS como el mayor bloque económico mundial.

El acrónimo "BRIC" fue acuñado en 2001 por Jim O Neil, economista-jefe de Goldman Sachs a raíz de un encuentro de cancilleres celebrado en 2006 en Nueva York, en coincidencia con la asamblea general anual de las Naciones Unidas. Sudáfrica, que aportó la "S", fue admitida en 2010. En 2014 sus miembros fundaron el Nuevo Banco de Desarrollo, concebido como contrapeso al FMI y al Banco Mundial, al que luego adhirieron, entre otros, los Emiratos Árabes Unidos (EAU).

No se trata de un bloque monolítico. El común denominador es la idea de generar una alternativa al predominio de Estados Unidos y sus aliados en el sistema de poder mundial pero sus integrantes tienen en muchos casos intereses y posturas bastante distintas. No obstante, realizan ingentes esfuerzos por armonizar criterios y disimular sus diferencias.

Un quinteto heterogéneo

Por su poderío económico y tecnológico, China ejerce el liderazgo de la asociación, que enlaza con su ambiciosa iniciativa geopolítica de la Franja de la Ruta de la Seda, el mayor instrumento de su expansión global. No en vano la sede del BND, el brazo financiero del bloque, está radicada en Shangai. No obstante, Beijing cuida celosamente las formas y atiende con pulcritud los reclamos de sus socios, a los que considera aliados inestimables en su estrategia de "ascenso pacífico".

India se caracterizó siempre por transitar por el escenario mundial en puntas de pie, salvo en lo referido a su conflicto histórico con su vecino Pakistán. Narenda Modi es un líder nacionalista con un estilo agresivo y confrontativo en el orden interno, pero conserva los trazos principales de la política exterior de "no alineamiento" inaugurada por Jawaharlal Nehru, el primer Jefe de Estado indio después de la independencia. A la inversa de India, la Rusia de Vladimir Putin es hoy una "potencia revisionista" que preconiza una reconfiguración del sistema mundial. Los tiempos de Moscú son mucho más acelerados que los de Beijing, como lo revela la guerra de Ucrania. Su problema es similar al que padeció la ex Unión Soviética: su poderío militar, que en términos de capacidad nuclear equivale al estadounidense, no se compadece con su base de sustentación económica. Para el Kremlin, la pertenencia a los BRICS es una necesidad de supervivencia ante el aislamiento derivado de las sanciones impuestas por Occidente. Brasil, cuya política exterior pretendió siempre consolidar un liderazgo regional con proyección global, encontró en los BRICS un excelente instrumento para canalizar esa aspiración histórica. Lula fue uno de los socios fundadores del grupo y desde su regreso al gobierno asumió un fuerte protagonismo internacional. Su propuesta de mediación en la guerra de Ucrania y su postura ante el conflicto entre Israel y Hamas desencadenaron un choque con la Casa Blanca. La designación de Dilma Rousseff como presidenta del BND fortaleció esa renovada presencia.

Sudáfrica, el país económicamente menos significativo del bloque, logró su admisión por una razón política que es simbólicamente relevante. Si China, India y en cierta medida también Rusia expresan al mundo asiático y Brasil a América Latina, su presencia certifica la presencia del continente africano, indispensable para proyectar internacionalmente una imagen representativa del "Sur global". China tiene una activa presencia en África, cuyo incremento preocupa a Washington y a las antiguas potencias coloniales europeas. En el continente negro las empresas chinas ganan incluso licitaciones de obras públicas financiadas por el Banco Mundial.

En cambio Rusia tiene que compensar su menor poderío económico con una mayor audacia y agresividad en sus apuestas.

Las empresas rusas concentran sus inversiones africanas en los minerales pero aportan también un ingrediente políticamente relevante a través de la actividad de las compañías de soldados mercenarios apañadas por el Kremlin en el respaldo a algunos gobiernos locales o a facciones rivales en las guerras civiles que desgarran la región. Esta ampliación de los BRICS, que probablemente se materialice en sucesivas etapas, a través del establecimiento de distintas categorías de asociados y de acuerdos bilaterales con terceros países, implicará una apuesta significativa en un escenario internacional signado por el progresivo desplazamiento del eje de poder mundial desde el Norte hacia el Sur, desde Occidente hacia Oriente y desde el Atlántico hacia el Pacífico.

* Vicepresidente del Instituto de Planeamiento Estratégico

 

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