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Brazos Abiertos: recrear y aprender

Viernes, 02 de febrero de 2024 02:10
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Faltan unos minutos para las nueve de la mañana y ya llegaron al predio de la empresa Alliance One en la localidad de El Carril los dos colectivos que traen cada mañana de lunes a viernes a niños y adolescentes de entre tres y diecisiete años, hijos de trabajadores tabacaleros que se desempeñan en zonas rurales, para asistir a una jornada de ocho horas que incluye actividades formativas y recreativas, además de tres comidas diarias. El grupo de profesores y el coordinador más el equipo encargado de la cocina los reciben y los asisten para la primera infusión del día. Divididos en mesas largas más de ciento veinte niños y adolescentes desayunan y se preparan para las actividades.

Antes de las diez de la mañana y mientras el sol asciende hacia el mediodía, acompañados por los profesores el grupo dividido por edades inicia sus actividades. Sobre la base de repasar derechos universales y a efectos de erradicar el trabajo infantil los talleres ofrecen actividades teatrales, títeres, cuentos, música, RAP, audiovisual, radio, expresión corporal y deportes. El predio, silencioso a lo largo del año, se llena de voces y huellas durante los meses de enero y febrero. Corren, juegan, crean, diseñan y mientras tanto aprenden y generan vínculos nuevos o refuerzan los existentes.

Provienen de la localidad de El Carril, zona rural y poblaciones adyacentes. Mantienen en común que sus progenitores trabajan en los campos de tabaco, en recolección y secado. Coinciden por grupos en la asistencia a la misma escuela o viven en casas vecinas. Todos son asistentes de estas actividades organizadas por la Fundación Vamos a Andar que mantiene vigente el programa Brazos Abiertos a lo largo del año y en verano bajo el eje Recreación y Aprendizaje los reúne hace diez temporadas en jornadas diarias de ocho horas los primeros dos meses del año. Brazos Abiertos realiza estas actividades en Salta, Tucumán y Jujuy.

Llegado el mediodía se acercan al espacio cubierto a recibir el almuerzo. Acompañados por profesores y coordinador el equipo de cocina sirve el plato principal que a veces es el único plato de comida que los chicos reciben al día. La alegría se multiplica con el postre, siempre fruta de estación. El sol se siente fuerte y poderoso a esta hora. Antes de regresar a las actividades de la tarde todos descansan un rato. Se pueden ver las sombras de los árboles cubiertas de niño conversando, leyendo, jugando; a la espera de regresar a las actividades planificadas.

Entre confidencias e historias, risas y caras de asombro, van regresando del recreo para comenzar las actividades de la tarde que se extienden hasta las cuatro cuando son citados nuevamente a las mesas largas para tomar la merienda y alistarse para regresar a sus hogares. Mientras suben al colectivo que los acerca a sus domicilios van quedando preguntas en el aire: ¿Cómo sería su verano si no existiera este programa que los recibe y los abraza? ¿Qué harían en estas ocho horas en su casa? ¿Quién cuidaría de ellos cuando los adultos de la familia cumplen su jornada laboral en el campo? ¿Tendrían tiempo y recursos disponibles para hacer música, crear, leer, dibujar, pintar?

A las cinco de la tarde la calma se instala muda en el comedor, en la sombra de los árboles, en la cancha y en el parque de juegos. El sol besa los árboles, la oscuridad se alista para cubrirlo todo hasta el amanecer. Hasta que de nuevo el reloj anuncie las nueve de la mañana y el comedor se llene de risas y huellas.

Más de ciento veinte niños y adolescentes jugaron, se expresaron y comieron hoy en este espacio de recreación y aprendizaje. La particularidad de este año, es que papás y mamás de más de ciento ochenta niños y adolescentes consultaron por la inscripción al programa, quedando desestimadas ciertas postulaciones por no contar con parte de los requisitos, entre ellos, la edad y el trabajo de sus padres, ya que el programa está destinado a los hijos de familias que trabajan en la actividad tabacalera y recibe apoyo de la empresa Alliance One e instituciones del Estado que debido al cambio de gestión nacional no se asignaron al cien por cien.

Si bien el programa Brazos Abiertos tiene una excelente reputación por contenidos compartidos, cuidado y respeto por cada uno de los participantes. Los directivos de la Fundación Vamos a Andar estiman que la sobre inscripción se debe principalmente a la pauperización de algunas familias y a la dificultad de sostener el plato diario de comida que muchas veces los chicos reciben de las instituciones escolares en período de clases, ausente en los meses de verano. Cuando diciembre termina y la jornada escolar llega a su fin, comienzan a pensar en el verano y en Brazos Abiertos, así lo cuentan los participantes. Regresan cada año a reencontrarse con amigos y con "los profes" que vuelven por la pasión y el compromiso de compartir y aprender. Una experiencia de vida que no roza la realidad, sino que la toca y profundiza en ella.

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