PUBLICIDAD

¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

Su sesión ha expirado

Iniciar sesión
18°
26 de Agosto,  Salta, Centro, Argentina
PUBLICIDAD

Un Oriente que envejece y se encoge en términos poblacionales

Domingo, 02 de junio de 2024 02:04
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

El demógrafo y economista ruso Anatoly Vishnevsky afirma que, "a largo plazo, la demografía siempre supera a la economía". Es muy poco probable que los líderes mundiales hayan leído a Vishnevsky o que entiendan sus advertencias. Sin embargo, la bomba de tiempo demográfica es una de las fuerzas más ineludibles entre las que van a dar forma al mundo en las próximas décadas. Tanto como el cambio climático debido al calentamiento global; las migraciones forzadas; o las guerras, actuales o futuras.

El mundo es poco consciente de los riesgos a corto y mediano plazo que implican las tendencias demográficas globales para el "capital humano"; insumo básico de toda civilización. Así, veremos cómo en las próximas décadas, Asia Oriental experimentará uno de los cambios demográficos más dramáticos del mundo moderno y cómo los principales países de esa región -China, Japón, Corea del Sur y Taiwán- entrarán en una fase de envejecimiento y de despoblación.

"Es la demografía, estúpido"

Según proyecciones de Naciones Unidas, se prevé que las poblaciones de China, Japón, Corea del Sur y Taiwán disminuirán un 8%, 18%, 12% y 8% respectivamente, entre los años 2020 y 2050. Para cada uno de estos países, la pérdida de población marcará también un límite a sus posibilidades y enfrentarán serias dificultades para generar crecimiento económico, atraer inversiones; generar riqueza; financiar sus sistemas de seguridad social; o sostener sus fuerzas armadas.

Por supuesto que el poder de un Estado es mucho más que el simple recuento de personas. Pero una transición demográfica inversa colocará a estos estados en situaciones demasiado delicadas. Así, todos ellos se verán enfrentados a una enorme presión interna por hacer frente a estos desafíos domésticos y a "mirar hacia dentro"; mucho más de lo que van a poder "mirar hacia afuera". China, que no escapará a esta crisis -tanto como tampoco escapará Rusia-, podría enfrentar una brecha creciente -y hasta, quizás, insalvable- entre sus ambiciones expansionistas y sus posibilidades reales de llevarlas a cabo.

La demografía no es un destino, pero el poder de la demografía es mucho más fuerte de lo que parece a simple vista.

Punto de inflexión

En las décadas posteriores a la Segunda Guerra Mundial, la población de Asia Oriental experimentó un auge colosal y, entre 1950 y 1980, aumentó casi un 80%. Para 2020, la región tenía casi 2.5 veces más habitantes que en 1950, pasando de menos de 700 millones a casi 1.700 millones. Este salto fue fundamental para el extraordinario despegue económico de Asia Oriental. El combustible detrás de los famosos "tigres asiáticos" residió, en gran parte, en la enorme fuerza laboral a bajo costo con la que contaron; además de, por supuesto, disponer de planes y políticas sociales y económicas adecuadas. Pero, incluso mientras la población aumentaba, las tendencias subyacentes presagiaban la debacle.

En Japón, a principios de los años 70, la fertilidad cayó por debajo del nivel de reemplazo, que se establece en 2.1 nacimientos por mujer. En la década del 80 ocurrió lo mismo en Corea del Sur y en Taiwán. China, el gigante que representa cinco sextos de la población total de Asia Oriental, se sumó a esta tendencia desde principios de los años 90. A partir de 2023, Japón ha pasado a ser el país más fértil de Asia Oriental, aunque sus niveles de fecundidad están más de un 40% por debajo de la tasa de reemplazo. Los niveles de fecundidad de China están casi un 50% por debajo de esta tasa. De continuar así, cada nueva generación china será apenas la mitad de la anterior. Lo mismo que en Taiwán. El nivel de natalidad de Corea del Sur en 2023 fue un 65% por debajo de la tasa de reemplazo, el más bajo jamás registrado para una población nacional en tiempos de paz. Si esto no cambia, en dos generaciones, Corea del Sur tendrá solo 12 mujeres en edad fértil de cada 100.

En otras palabras, Asia Oriental está en un camino dramático de declive poblacional. La estima que la región se reducirá en un 2% entre 2020 y 2035; un 6% entre 2035 y 2060, y luego un 7% por década (si las tasas actuales se mantienen). Esta despoblación se extiende más allá de estos cuatro países de Asia Oriental y llegan hasta su vecino del norte, Rusia, donde se proyecta que la población disminuirá casi un 11% de acá al 2046.

Además, envejeciendo

Para 2050, la población en cada uno de los países de la región no sólo será mucho menor; sino que, además, será más añosa. Por ejemplo, para 2050, Taiwán tendrá más personas mayores de 75 años que menores de 25. En Corea del Sur, habrá más personas mayores de 80 que menores de 20.

Este cambio demográfico costará más que solo su juventud. También amenaza con despojarlos de su vitalidad económica. Como regla general, las sociedades con menos personas jóvenes tienden a tener economías menos vitales; al igual que aquellas sociedades donde los ancianos constituyen una parte desproporcionada de la población. Si las proyecciones se mantienen, la población en edad de trabajar de China será más de un 20% menor en 2050 que en 2020. La de Japón y Taiwán será un 30% menor y la de Corea del Sur más de un 35% menor.

La única manera de compensar estas pérdidas en capital humano es mediante el uso intensivo de tecnología de manera tal de aumentar la productividad y de mantener el nivel de producto interno bruto per cápita en cada país. Enorme desafío.

La eutanasia como solución

Además, todos los sistemas de bienestar social del mundo en general y de estos países, en particular, quedarán en una situación de quebranto. Se espera que los "índices de soporte " de la región -es decir, el número de personas que tienen entre 18 y 64 años en relación con los que tienen 65 años o más-, se desplomen.

En 2020, ese índice era de 5.1 a 1 para China, 4.4 a 1 para Taiwán, 4.2 a 1 para Corea del Sur y 1.8 a 1 para Japón. En 2050, será de 1.8 a 1 para China, 1.4 a 1 para Taiwán y un inimaginable 1.2 a 1 en Japón y Corea del Sur. Esto significa que, en Japón y Corea del Sur, habrá casi tantas personas mayores de 65 años como de entre 20 y 64. Esto hará que haya que dedicar más tiempo y dinero al cuidado de los ancianos mientras que los gobiernos deberán descubrir cómo aumentar el gasto en bienestar social -en particular, en pensiones y atención médica-, a medida que el crecimiento económico se estanca o decrece.

Peor, muchos de estos super ancianos tendrán pocos o ningún pariente que los cuide. Asia Oriental tiene los niveles más altos de falta de hijos de cualquier región del planeta. Los demógrafos japoneses estiman que una mujer japonesa nacida en 1990 tiene casi un 40% de probabilidad de nunca tener hijos, y un 50% de probabilidades de no tener nietos. Cómo funcionará el sistema de apoyo a la vejez en sociedades tan desprovistas de descendientes es una pregunta que ha sido relegada desde siempre a ensayos de ciencia ficción distópica. Ahora, estas historias parecen menos fantasiosas.

En la película de ficción japonesa, "Plan 75", Tokio comienza a fomentar la eutanasia entre los ancianos, apelando al sentido de auto sacrificio ancestral y de bien común tan arraigado en la sociedad japonesa como medio para reducir la carga económica de los ancianos sobre el resto de la sociedad. La directora Chie Hayakawa, al preparar la película, entrevistó a 15 mujeres ancianas, todas las cuales dijeron que escogerían esa alternativa en la vida real. "Es demasiado real para ser ciencia ficción", dijo Hayakawa sobre la película. "Hice la película para evitar que un programa como este pueda ser realidad".

Sin duda, China seguirá siendo un país enorme con una economía y una fuerza militar enorme, pero es difícil imaginar que no vaya a quedar estancada en algún momento. El gobierno chino también podría compensar algo de la desfavorable demografía militar con tecnología, como la inteligencia artificial y las armas autónomas. Así, desplegar y financiar una fuerza militar competitiva podría ser mucho más difícil para China que para Estados Unidos; donde se estima que la población crecerá un 12% en ese mismo período. El poder de la demografía le está otorgando a Estados Unidos un regalo estratégico en la zona de Asia-Pacífico.

Dijo Sun Tzu: "El supremo Arte de la Guerra consiste en someter al enemigo sin luchar". No es de sabios entrar en ninguna guerra. Nunca. Menos si se sabe a ciencia cierta que el enemigo podría estar incapacitado para siquiera pensar en ella en tan poco tiempo como una o dos décadas más.

Es cierto que también es posible que China, alertada sobre esta desventaja, acelere sus planes expansionistas, por ejemplo, sobre Taiwán; o que busque inaugurar una nueva era colonial que compense sus carencias domésticas, por ejemplo, en África donde la ventana demográfica todavía es positiva.

Una vez más, como en tantos otros temas, estamos frente a un dilema de muy difícil solución. ¿Tomaremos el camino sabio y reflexivo o, el terror ante el futuro nos hará destrozar el presente; una vez más?

 

PUBLICIDAD
PUBLICIDAD