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La inseguridad en Salta

Viernes, 30 de agosto de 2024 01:03
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Desde hace años se observa en nuestra provincia un notable incremento de la inseguridad ciudadana, más conocida como inseguridad pública. El crimen organizado ha avanzado fuertemente en nuestra Provincia, en especial en las fronteras con Bolivia y Paraguay donde se ha incrementado el involucramiento de agentes de la Policía en delitos de narcotráfico, generando una marcada desconfianza social.

Entonces, ya no podemos hablar aquí de hechos con responsabilidad individual; la situación imperante evidencia una marcada ausencia de mecanismos internos para anticiparse a estas situaciones que solo sirven para empeorar la inseguridad. Esta realidad deja ver que existe una responsabilidad política e Institucional de quienes conducen la cartera de seguridad y la Policía de la Provincia que de manera urgente debe ser reconocida y corregida.

El último procedimiento llevado adelante por Gendarmería Nacional en el norte salteño desnudó una grave falencia en la conducción Institucional. Sostengo esta mirada porque ninguna organización de narcotráfico entrega tamaña cantidad de droga (media tonelada) a una persona que no sea de extrema confianza, que se alcanza con acciones similares y repetidas en el tiempo. Vale decir, alguno de estos efectivos llevaba mucho tiempo haciendo lo mismo. Aquí queda demostrada la ausencia de mecanismos para prevenir y/o sancionar esos tipos de conductas y el hecho que esos efectivos se hayan animado a usar vehículo oficial para su fechoría deja en evidencia que no hay sistema de control.

Por otro lado, es una constante el suicidio de empleados policiales, lo que demuestra que no existe una política de recursos humanos adecuado. Si bien no se saben las causas de esas drásticas decisiones, no quedan dudas que no existen herramientas o espacios de contención de los efectivos.

Para definir y diseñar una política de seguridad ciudadana se necesita incorporar múltiples conocimientos científicos. Es un servicio que hoy requiere conocer y comprender sistemas complejos, la dinámica de esa complejidad y de la interacción humana en sus diferentes matices, ya que su base es social, política y técnica. Percibir, conocer y comprender las relaciones interpersonales hacia dentro de la fuerza y su consecuencia positiva y en especial lo negativo hacia adentro y con el entorno. Desde esa mirada, determinar cuál es el sistema organizacional que más se adapta al momento, de forma que se optimicen los recursos para obtener eficacia en los servicios a prestar a la sociedad.

Como se puede apreciar no es una tarea simple.

Por ejemplo, conforme lo indican la teoría de la organización y la teoría del desarrollo organizacional, y resulta de los estudios de modelos policiales desde hace más de 40 años, la estructura, el estilo de liderazgo y el despliegue territorial de nuestra fuerza policial en Salta es inadecuado: grandes estructuras superiores (macro cefálicas). Territorios con demasiadas divisiones y sobreposición de estructuras con las mismas funciones; duplicidad de funciones de Jefes en un mismo territorio y deficiente sistema de traslado, son estos algunos de los aspectos preocupantes.

Dicho esto, sin entrar en los detalles de cómo el sistema organizativo modela el comportamiento humano.

La institución policial debe diseñar su estructura de forma que haga posible la interacción permanente con el entorno en general, a través de los mandos superiores y jefes. El Comando Superior necesita conocer de forma permanente la situación real del delito en la provincia. Esto requiere optimizar la coordinación y la cooperación entre distintas áreas. Es necesario un sector de atención de problemáticas personales y familiares del empleado. Asimismo, debe permitir que la mayor cantidad de recursos, humanos, de infraestructura y logístico se destinen a las áreas que atienden de forma directa los requerimientos de los vecinos.

Por otro lado, debe contar con un área de prevención, detección y sanción de conductas transgresoras, dependiente del poder político.

Por último, es sumamente importante modificar la formación y capacitación de los policías, en especial de los mandos superiores y jefes. Se debe ir hacia un nuevo modelo actitudinal, que genere y desarrolle en la fuerza una mentalidad flexible para saber gestionar la complejidad, que permita pasar de una disciplina sostenida en el miedo a una autodisciplina e incorporar aprendizajes como autoconciencia cognitiva y emocional, regulación y modulación emocional, y gestión de las relaciones, entre otros aspectos del comportamiento humano.

Si desde el poder político no se adoptan medidas para cambiar de rumbo en la conducción institucional, la situación intrainstitucional irá empeorando y se profundizará negativamente el servicio de seguridad provincial. En consecuencia, la ciudadanía mayoritariamente empezará a percibir que la policía es parte del problema de inseguridad y no de la solución.

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