inicia sesión o regístrate.
El extraordinario crecimiento económico de China en las últimas cuatro décadas ha sido objeto de admiración y análisis a nivel global. Si bien diversos factores han contribuido a este fenómeno, la inversión estratégica y sostenida en educación se erige como un pilar fundamental, un motor silencioso pero potente que ha impulsado el desarrollo del gigante asiático.
Fuerza laboral del Siglo XXI
A mediados del siglo XX, China era una nación predominantemente agrícola, con una fuerza laboral mayoritariamente poco cualificada. La dirigencia china comprendió que para competir en la economía globalizada se requería una transformación radical. La educación se convirtió en el arma para esa transformación.
* De la agricultura a la industria y los servicios: La expansión masiva de la educación básica universalizó la alfabetización y proporcionó las herramientas para la transición hacia una economía industrializada. La creación de escuelas vocacionales y técnicas dotó a millones de trabajadores de las habilidades necesarias para la industria manufacturera y la construcción.
* Escalando la cadena de valor: China no se conformó con ser la fábrica del mundo. La apuesta por la educación superior y la formación de profesionales altamente cualificados en áreas como ingeniería, ciencias y tecnología permitió al país escalar la cadena de valor, pasando de la producción de bienes de bajo costo a la manufactura de productos de mayor valor añadido.
* Un imán para la inversión extranjera: La disponibilidad de una fuerza laboral joven, numerosa y cada vez más cualificada se convirtió en un poderoso imán para la inversión extranjera directa. Las empresas multinacionales encontraron en China el capital humano necesario para sus operaciones, impulsando aún más el crecimiento económico.
Innovación: la clave del futuro
Conscientes de que el modelo basado en la mano de obra barata no sería sostenible a largo plazo, China ha realizado una apuesta decidida por la innovación y el desarrollo tecnológico.
* Financiamiento a la investigación y el desarrollo: Se han destinado recursos masivos a la creación de universidades de clase mundial, centros de investigación y desarrollo, y laboratorios de vanguardia. El objetivo: convertir a China en un referente global en innovación.
* Cultivando talento científico: Se han implementado programas especiales para atraer a científicos e investigadores de élite, tanto chinos que residen en el extranjero como talento internacional. Se ha fomentado la colaboración entre universidades, empresas y centros de investigación para acelerar la transferencia de tecnología y la creación de nuevas empresas.
* De la imitación a la creación: China ha pasado de ser conocido por la imitación a ser un competidor real en sectores de alta tecnología como las telecomunicaciones, la inteligencia artificial, la biotecnología, la energía renovable y la exploración espacial.
Un pueblo educado
Los beneficios de la inversión en educación no se limitan al ámbito económico.
* Sacando a millones de la pobreza: La educación ha sido una herramienta fundamental para la reducción de la pobreza en China. El acceso a la educación ha permitido a millones de personas mejorar sus condiciones de vida, acceder a mejores empleos y romper el ciclo intergeneracional de la pobreza.
* Promoviendo la igualdad de oportunidades: Si bien persisten desigualdades, la expansión de la educación, especialmente en zonas rurales, ha contribuido a crear una sociedad más justa y equitativa.
* Ciudadanos más participativos: Una población más educada está mejor preparada para participar activamente en la sociedad, la toma de decisiones y el desarrollo del país.
Desafíos y oportunidades
A pesar de los logros, el sistema educativo chino aún enfrenta desafíos:
* Calidad vs cantidad: Si bien se ha masificado el acceso a la educación, persisten brechas de calidad entre las diferentes regiones y niveles educativos.
* Pertinencia laboral: Es necesario ajustar los programas educativos a las necesidades cambiantes del mercado laboral, fomentando la creatividad, el pensamiento crítico y las habilidades digitales.
* Equidad en el acceso: Se deben redoblar esfuerzos para garantizar la igualdad de oportunidades para todos, independientemente de su origen socioeconómico o ubicación geográfica.
El futuro de China depende en gran medida de su capacidad para seguir impulsando la educación, la innovación y el desarrollo del capital humano. Si logra superar los desafíos, el gigante asiático estará bien posicionado para mantener su trayectoria ascendente y consolidarse como líder global en el siglo XXI.
No existen posibilidades de crecimiento sin educación, capacitación, inversión en técnicas modernas y jóvenes capacitados. China sirve de ejemplo, porque pasó de ser un país grande con una población muy pobre, a un país grande con una población capacitada, competitiva, con desarrollo propio. Pasó de una producción que copiaba con menor calidad y por consiguiente, más barato, a una producción con calidad, con innovación, con personal capacitado, con mejor calidad de vida. Fomentar las capacitaciones debe ser un objetivo de Estado, para que podamos avanzar desde un país con estructuras culturales, jurídicas, sociales, y de educación del siglo XVIII a un país del Siglo XXI.
Esto es, capacitar a los jóvenes para que aprovechen su inteligencia y, también, la Inteligencia Artificial. Hay que modernizarse, sin perder valores, ni principios, La IA es una gran herramienta. Hagamos uso de ella y ayudemos a los jóvenes a pensar, a razonar y luego a utilizar las nuevas tecnologías e incorporar los avances en las ciencias.